Puede parecer repetitivo y exagerado, pero en realidad no lo es ni un ápice, el regresar renovado y recargado de una energía positiva única que entrega en cada edición el Rally de enduro Transvelasco, una fiesta muy particular que disfruta todo un pueblo y contagia de manera directa a sus ilustres visitantes. Esta edición 2018 volvió a mostra esa mística, con nuevo récord de inscriptos (420), dos radios trasmitiendo en simultáneo y en vivo la carrera como las mejores épocas del rally mundial en Córdoba y todo un pueblo riojano detrás apuntalando el esfuerzo de un grupo fenomenal como es el Achime Chilecito.
En lo deportivo, gran victoria de Diego Llanos (Beta Argentina Mezher-Factory Race-Radikal Racing), la tercera para él y su equipo construída desde principio a fin casi sin fisuras, pero cuidado, que tuvo que batallar duro contra el tucumano Matías Giampietri (Solomoto Team-Factory Race-GMR Suspensiones), que desde el vamos dejó en claro que no venía a dar la vuelta en un terreno que no le es el mas favorable, al igual que el dakariano Martín Duplessis (Sherco TVS Argentina), que recién arribado de Marruecos debutando con la marca francesa en el Merzouga Rally, se trepó a una 300 4T y la llevó de manera magistral hasta el tercer escalón del podio de este clásico que no muchos han logrado derrotar.
Todo fue fuerte vibración en Chilecito, una mezcla de emoción y ansiedad al pasar por cada rincón y escuchar las radios al ritmo de los top, referenciales y el seguimiento de los 420 pilotos sin distinción a través de los 175 kms, exigentes, veloces por momentos y que guardaban como siempre ese sabor tan especial de la misión cumplida para quiénes completaron el desafío, con el público arengando desde Pituil y hasta el final, familias enteras al costado del camino con reposeras, mate y expectativa de ver a sus pilotos y a las figuras presentes, que ojalá se potencien en el futuro dado que tener un Transvelasco en sus vitrinas, es algo que todo piloto debería buscar tener.
Hay enduros en barro, en altura, por bosques, en polvo, en piedra, trabados, veloces, técnicos y de todo tipo, pero lo que podemos dar fe, es que el Transvelasco además de sus características clásicas, posee una atmósfera única, que este año desde abajo de la moto y recorriendo cada rincón, pudimos respirar como nunca trayendo con nosotros energías y sueños de enduro renovados… viva La Rioja y que ¡Viva el enduro! como siempre dice el maestro Micky Ticac.