Aunque aún no se conocen las respuestas exactas que tendrá la economía, todos, incluso los funcionarios, anticipan una desaceleración del nivel de actividad para los próximos tres meses, calculando que el último trimestre la actividad comenzará a retomar su nivel normal y que el primer trimestre del año 2019 será muy bueno, si el clima acompaña a la campaña agrícola.
El tema es que el invierno, además del frío climático, está mostrando frío y mucha sensibilidad en los operadores económicos. El problema mayor se refleja en la situación de las familias de trabajadores y jubilados, cuyos ingresos quedaron desbordados por el efecto combinado de suba del dólar, de tarifas e inflación.
La mayoría de los trabajadores recibió aumentos escalonados. El más reciente, de camioneros, prevé incrementos escalonados que llegan hasta marzo de 2019. Por más que en muchos casos hay cláusulas gatillo o de revisión, estas correcciones llegarán con posterioridad y contrarían la idea original de que fueran acompañando el proceso de precios, pero nadie esperaba que tuvieran l aceleración que han registrado.
Según datos provisorios, el IPC de junio daría un guarismo de 3,5% y sería algo menor en julio. Las proyecciones del gobierno indicarían que los últimos meses del año convergerían en un promedio de 2% para completar el proyectado 27%. Lo cierto es que estas perspectivas impactan en el ánimo de las personas, pero también en la actividad económica.
De esta manera, muchas empresas están viendo un menor nivel de actividad y, con el agravante del alto nivel de las tasas de interés la situación es más compleja. Las empresas no pueden trasladar mayores costos a precios hasta que los consumidores recuperen poder adquisitivo, pero si aumentan mucho, el deterioro sería inmediato y volverán a generase problemas.
Así, con mayores costos de financiamiento, las empresas están estirando sus pagos a sus proveedores, en su mayoría Pymes, hasta plazos de 90 y 120 días, trasladando sus problemas a sus proveedores. Estas pequeñas empresas no tienen acceso al crédito y tampoco pueden recurrir a descontar cheques por los altos niveles de las tasas, con lo cual el círculo se termina cerrando por el sector más débil. El crecimiento del volumen de cheques rechazados es una peligrosa pero indudable señal.
El problema es transitar estos meses hasta que el nivel de actividad pueda retomarse. El gobierno ha declarado que piensa usar parte de los fondos prestados por el FMI para regularizar pagos atrasados a muchas empresas contratistas de obras públicas, que registran atrasos en sus pagos de hasta 150 días y habían comprometido los ritmos de construcción.
El pasaje de estos meses genera muchos nervios y es la oportunidad para operaciones de rumores que hacen algunos operadores buscando ventajas. Esto ocurrió el miércoles cuando, aprovechando que hay flujos de capitales hacia el mercado de EEUU, hicieron correr el rumor de que el gobierno planeaba imponerle el impuesto a la renta financiera del 5% que hoy afecta a los bonos. Esto hizo caer la bolsa ese día un 9%, aunque el gobierno lo había desmentido totalmente.
Esperando los beneficios de la devaluación
Las próximas vacaciones de invierno serán una prueba de fuego para medir el impacto que la devaluación pueda generar en la economía y, en este caso, es importante saber el impacto de la devaluación sobre el sector turismo. Se espera mayor afluencia de viajeros del exterior, menos viajes al exterior y mayor cantidad de viajeros dentro del país recorriendo diversos centros turísticos.
A pesar de que en Brasil han tenido también devaluaciones, al igual que en Chile y Perú, se espera mayor flujo de viajeros de esos distintos. Para Mendoza, la mayor conectividad aérea con Perú, Brasil y Panamá, estaría asegurando un incremento en la cantidad de turistas, al igual que los provenientes de otros puntos del país.
Del mismo modo, se espera una mejor actividad comercial en frutas y hortalizas de la próxima cosecha. A pesar que Brasil no tuvo el nivel de crecimiento esperado, se estima que el flujo comercial mejorará hacia éste y otros destinos. Lo mismo se espera para las exportaciones de vinos, aunque aún no se puedan recuperar niveles masivos de mercado.
De recuperarse la actividad exportadora, se podrían generar nuevos puestos de trabajo para ocupar la capacidad productiva ociosa. Aunque no se espera una inmediata recuperación de las inversiones productivas, el uso de capacidad instalada puede mejorar niveles de producción y de actividad, que compense la caída de otros sectores.
Frente internacional negativo
El mundo sigue convulsionado y los mercados se muestran muy alterados. La suba de las tasas generó el primer impacto, pero le han seguido una serie de decisiones políticas del Presidente Trump, que sigue generando efectos muy locos en todo el mundo.
La guerra comercial declarada con China está generando efectos de todo tipo. Mientras los mercados se asustan, China está comprando en otros países. En nuestro caso, Argentina no pudo aprovechar la demanda de granos por la magra cosecha, pero se esperan buenos beneficios el año próximo, pero sí lo hace en ventas de carnes y otros productos.
Por otra parte, los bloqueos políticos y comerciales contra Irán y Libia están generando subas del precio del petróleo, a pesar que el jueves la Opep decidió aumentar su cuota de producción en 1 millón de barriles diarios. El jueves el crudo WTI había superado el precio de u$s 76 el barril y los analistas creen que llegará a 80.
En este panorama, los capitales huyen de los mercados emergentes, aumenta el costo del crédito y esto perjudica, sobre todo, a los países emergentes. La salida de capitales genera pánico y los inversores buscan refugio en divisas. Hasta el jueves los mercados seguían sufriendo fuertes caídas, que se veían n las caídas en los mercados de valores.
De la misma manera, hay que esperar que en un mercado como el Argentino, pueden sufrir las bolsas y se espera que pueda sufrir una nueva suba del dólar, aunque no sería tan violenta como en abril y mayo porque ya se corrigió el atraso cambiario. En el mercado accionario puede haber nuevos inversores a partir de la llegada de nuevos inversores luego del cambio de calificación de Morgan Stanley para nuestro mercado.
Por el momento, surgen nuevas dudas sobre la economía argentina que profundizan la lentitud de los próximos meses y eso retrasa inversiones. Por ahora, hay que prepararse para pasar un invierno demasiado frío.