No hay habitación pequeña que no pueda convertirse en un espacio agradable y funcional. Aunque parezca imposible, aquí lo han logrado. Un pequeño ambiente de apenas dos metros de ancho se ha convertido en una agradable habitación que puede funcionar también como rincón de lectura, y todo gracias a un poco de bricolaje y unas cuantas buenas ideas.
Lo primero que se ha hecho es forrar la pared de la ventana con tablones de madera, algo que da mucha calidez a la habitación y que, además, la conecta en cierta manera con el jardín exterior. Luego, simplemente se ha optimizado el espacio. Una cama elevada va de pared a pared, y sirve también como sofá. Bajo ella se ha aprovechado el espacio habilitando unas estanterías para guardar algo de ropa, como las toallas, ya que está pensada como dormitorio de invitados.
El resto son pequeños detalles. Como el espacio disponible es escaso se ha optado por piezas pequeñas y ligeras: una mesa de hierro y rejilla en forma de semicírculo, que ocupa poco espacio pero cumple la función de mesita de luz, y una lámpara de aplique. Del lado izquierdo, una escalera de madera muy rústica puede servir para colgar alguna ropa por la noche o dejar las toallas durante el día. O como revistero, claro.
Lo demás son pequeños cuadros, que dan gracia a la habitación, y alguna pieza vintage como las cajas de hojalata o la pequeña banqueta azul turquesa. El resultado es encantador y la habitación parece incluso mayor de lo que en realidad es.
Fuente: thischarminghome.com