Lucía Miranda nunca existió, fue producto de la imaginación de Ruy Díaz de Guzmán, conquistador y cronista criollo, quien a comienzos del siglo XVII escribió “La Argentina manuscrita”, y entre sus cuentos registra la historia de esta mujer que llegó en un barco español.
Pero como sucede con el pasado, y sobre todo el de nuestro país, existen dos versiones de los hechos, y a través de relatos orales quedan vestigios de estos mitos populares.
Así fue que una noche el dramaturgo y director Daniel Fermani se encontró al folklorista mendocino Don Antonio Entre Ríos, y él con su savia memoria le contó la vida de Lucía Miranda.
Después de dos años de investigación y recopilación, el director decidió impregnar la fábula de teatro experimental, y junto a la compañía Los Toritos estrenan esta noche en Le Parc “A Lucía Miranda la perdió su belleza”, texto que remarca una parte controvertida de la época colonial.
“Es una obra compleja y larga, de las más largas que hemos hecho. Y fue necesario mucho rodaje. Lo que pasa que esta crónica es la base con la que se va a construir la historia Argentina. La crónica original de 1612 se perdió, y se encontró una copia manuscrita a mediados del siglo XIX.
Eso fue tomado como historia verdadera, hasta el siglo XIX, cuando el revisionismo histórico se dio cuenta que ninguna mujer venía de las primeras expediciones españolas”, cuenta el director.
En época de conquista, el fuerte Santi Espíritu, entre las desembocaduras del río Carcarañá y Coronda (Santa Fé), el pueblo indígena Los Timbúes fue víctima de hostigamientos y humillación por parte de los españoles. Cansados deciden echarlos del lugar. Y en el medio de este enfrentamiento, nace la tragedia de Lucía.
“La historia era al revés. Ruiz Díaz de Guzmán lo escribió de este modo así se congraciaba con la corona, porque Lucía era imposible que viniera en un barco, sino que como todos sabemos, los españoles les robaban las mujeres a los indígenas. Es así, que el relato dice que el cacique de los Timbúes se había enamorado de ella y decide destruir el fuerte para quedarse con ella.
Como muere el cacique, el hermano decide quemarla en una hoguera, y a su marido Sebastián Hurtado lo hace matar a flechazos. La hoguera es algo típico de la inquisición española, los indios jamás quemaron a nadie”.
Esta concepción de los indígenas como salvajes y sin alma termina años más tarde con la Campaña del desierto. Ahora Fermani pone a expensas de la historia el teatro como punto de revisión y revalorización de la leyenda.
-De esa crónica ¿qué es lo que tomás para llevarla a escena?
-Fue muy difícil, porque a su vez tenía que revelar que es mentira. Entonces participa el personaje de Ruy Díaz de Guzmán escribiendo la crónica en escena. Y los indígenas van viviendo esa historia en una especie de multi dimensión.
Por otra parte está el Chamán de los indígenas que es el único que puede atravesar el tiempo y enfrentar al escritor. Están esas distintas dimensiones, aparece Lucía Miranda casi como un fantasma, y se desarrolla toda la historia hasta llegar a la conclusión que esto trajo el exterminio de los indígenas.
El vestuario de Victoria Fornonio y un telón de fondo diseñado por el grupo Asfáltico, son parte del montaje para contextualizar el relato. Tras un extenso proceso creativo, los actores lograron un nivel de organicidad en los personajes, que junto con la ironía de la poética, ameniza el tono de la tragedia, y propicia el acercamiento del público.
La ficha
"A Lucía Miranda la perdió su belleza"
Texto y dirección: Daniel Fermani.
Actúan: Olaf Toneatti, Gastón Gómez, Lucas Cornejo, Nicolás Perrone, Tania Lippi y Emanuel Retamales.
Día y hora: hoy a las 21.30.
Lugar: sala Violeta del Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén).