Por el hecho de haber cruzado la cordillera de los Andes por alturas muy poco frecuentadas para lograr la emancipación de los países del sur de América, a la travesía se la asocia con el cóndor. Es el ave por excelencia de esas alturas y dueño y señor del aire que acaricia los picos más elevados.
El cóndor andino cuyo nombre científico es Vultur gryphus, extiende su dominio por la cordillera de los Andes y las costas cercanas a los océanos Pacífico y Atlántico. Es el ave, no marina, de mayor envergadura del planeta. Su nombre es de origen quechua. El pueblo quechua los llamaba "Kuntur".
Su apariencia es imponente, grande, negro, con plumas blancas alrededor del cuello y en parte de las alas, con una cabeza carente de plumas y habitualmente de color rojo. Verlo volar en las cercanías de su vuelo es un espectáculo maravilloso. Vuelan en paz, planean con elegancia suprema como si fueran veleros de las nubes.
Es un ave carroñera. Alcanza la madurez sexual a los 5 ó 6 años de edad y anida entre los 1.000 y 5.000 msnm, generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Posee una tasa de reproducción muy baja. Se espera que al menos ponga un huevo cada dos años. Es una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 75 años en cautiverio.
Es símbolo nacional de varios países. Uno puede advertirlo en los escudos de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Ha tenido y sigue teniendo mucha injerencia en la cultura de los países de Sudamérica y una canción que hizo trascendente el compositor folclórico boliviano: Uña Ramos lo ha inmortalizado en una melodía que todos hemos escuchado alguna vez: "El cóndor pasa".
Ha sido declarado monumento natural de Chile y Patrimonio Cultural y Natural de Sudamérica.
La matanza descubierta en la zona de los Molles, Malargüe, es de una tragedia de nuestra naturaleza, porque la población de los cóndores en América es escasa, cada vez más escasa y su período de reproducción muy lento. No son alarmistas aquellos que dicen que el descubrimiento de la matanza por envenenamiento ha puesto a la especie en el límite de extinción. Una desgracia para todo el ecosistema americano.
Yo he tenido oportunidad de verlos ahicito nomás. Fue en la Quebrada del Cóndor en el maravilloso camino de la Carrera. Tuvimos que subir mucho al paso lento de los caballos para alcanzar la altura de su hábitat. Ellos se acercaron a nosotros y nos quedamos con la panza apuntando al universo, viendo esa danza suave que ellos realizaban sobre nuestras cabezas, a pocos metros por encima de nosotros.
Está ligado eternamente a la gesta sanmartiniana. Es un símbolo de aquella empresa que asombró al mundo entero. Esa empresa sobre la cual Belisario Roldán dijo: "San Martín", no morirá tu nombre ni dejará de resonar un día tu grito de batalla, mientras haya en los los Andes, una roca y un cóndor en tu cúspide bravía".
Pues nos estamos quedando sin cóndores para tamaño recuerdo. Mendoza los tuvo siempre muy en cuenta: ahí está en la Avenida de Acceso como monumento; encima de los portones del parque y sosteniendo una carga de caballería en el Monumento al Ejército de los Andes del Cerro de la Gloria.
Ojalá encontremos una forma de parar esta matanza indiscriminada y hacer que el cóndor crezca como lo ha hecho hasta ahora, como un símbolo de la libertad.