Queremos suponer que la rica avifauna silvestre de nuestra región se mantendrá y las miles de personas que aman las aves seguirán disfrutando de su vuelo y de su canto.
Pero también somos conscientes de los peligros que corre esa diversidad de especies que habita en nuestro campo, tanto en el llano como en el pedemonte.
Sostenemos esto porque, periódicamente, los dedicados guardaparques de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR) sorprenden a grupos que cazan y trafican la fauna silvestre, en forma descontrolada y extrayendo, de donde habitan, animales alados amenazados, en un claro avasallamiento de la biodiversidad del sistema.
Inclusive hay todo un sistema de conexiones para la compra y venta de aves y tramperos, la permuta de fauna por objetos de dudosa procedencia y formas de transporte, totalmente en contra de la ley, que ha sido denunciado por las entidades dedicadas a la protección de los animales, con Fundación Cullunche a la cabeza.
También hay servidores públicos, como un integrante del sistema de lucha contra el fuego, Héctor Olivares, que ha elaborado un pormenorizado estudio sobre el tráfico ilícito de vida silvestre, que interpretamos servirá mucho para ir acotando este tipo de delito contra la naturaleza.
Es decir que desde muchos sectores, no sólo desde el oficial, se intenta frenar el flagelo del comercio ilegal, el contrabando, la caza furtiva, la captura o recolección de especies en peligro de extinción, todas situaciones que desnaturalizan la vida silvestre protegida y contrarrestan el valioso servicio de nuestros guardaparques.
Hay un maravilloso libro que editó hace años el ex Cricyt (hoy CCT-Conicet Mendoza), titulado "Las aves del Gran Cuyo" en el que se describen 367 especies de aves en el Gran Cuyo (Mendoza, San Juan , San Luis y La Rioja), que escribieron el sueco Claes Olrog y la profesora mendocina en Ciencias Naturales, Elba A. Pescetti.
Estamos seguros, aunque no tenemos modo de confirmarlo, que por los desmontes, los avances sobre los hábitats de las aves, pero sobre todo por las capturas ilegales, además de varias razones más, muchas de esas aves han desaparecido o tomado otros rumbos.
El tráfico ilícito de vida silvestre comprende el cuarto mayor comercio ilegal a nivel mundial después de las drogas, el tráfico de personas y los productos falsificados (dato del World Wildlife Fund, Fondo Mundial para la Naturaleza).
Este proceder al margen de la legalidad además genera una gran cadena, en la que participan cazadores, recolectores, acopiadores, transportistas, comerciantes minoristas, distribuidores o mayoristas, empresarios, exportadores, importadores y el público consumidor que, algunas veces, por falta de información, es cómplice del ilícito.
El relevamiento de los grupos de compra-venta de aves de la provincia de Mendoza, muestra cómo se intercambia fauna con total impunidad por objetos varios, además, que ponen en riesgo la conservación de especies consideradas en peligro de extinción tales como el cardenal amarillo y especies comunes, como la diuca, el sietecuchillos, de canto melodioso y pico anaranjado; el comesebo andino, los jilgueros, el cardenal común y las catas, haciendo una síntesis muy apretada de pájaros que son capturados con fines comerciales espurios.
Por la prédica de la fundación Cullunche de que se bloquee en internet la oferta de animales por ese medio, por violación a la Ley de Protección Integral de Fauna, detectaron, sólo en Mendoza, a 17 grupos de venta ilegal con entre 400 a 3.000 miembros.
Por otra parte y como salida para quienes deseen este tipo de mascotas emplumadas en sus hogares, los especialistas en Biología recomiendan que no se adquiera fauna silvestre local de ninguna manera, salvo concurrir a los criaderos autorizados por la DRNR, que los hay en Mendoza, y donde el adquirente sabe que adquiere un ave con documentación de Fauna y el anillado correspondiente.
Es un trabajo muy lento, pero si toda la sociedad toma conciencia de esta situación, contribuiremos a frenar el saqueo de la naturaleza.