La pareja: convivencia y trabajo, un gran desafío

Compartir el área personal y laboral puede ser un desafío por partida doble si no se tienen en cuenta determinadas pautas y arreglos previos. Aquí, una serie de pautas que te ayudarán a pensar cómo abordar la situación.

El mundo de los vínculos de pareja es amplio y no sólo se basa en lo afectivo, sino también en poder “trabajar” amorosamente en esa relación.

Sin embargo, si a la relación de pareja y familia se le llega a sumar el compartir un trabajo (ya sea desde la casa misma, o en el mismo ámbito organizacional fuera del hogar) esto implica mayores desafíos a la hora de no mezclar “los tantos”.

Según apunta la psicóloga vincular Paula Corso: “Antes que nada hay que discernir el proyecto de pareja, para determinar si va más allá del objetivo de formar una familia y del mundo afectivo, en pos de sumar un proyecto que involucre un trabajo compartido. Esto hace que un plan de pareja sea algo más complejo. Todo dependerá de cada pareja y de su capacidad de diálogo y comunicación previa. Pueden haber algunas en donde lo productivo o el desarrollo profesional o personal sean más independientes de la otra área. En este caso el desarrollo profesional y laboral van juntos, compartidos”.

Lo importante es que la pareja tenga en claro la situación para poder armar los acuerdos necesarios.

- ¿Qué puntos son clave en este sentido?

- En realidad las duplas relacionales arman proyectos según sus intereses concretos. Quizá el plan de dos personas sea sólo el de criar un hijo, pero también pueden tener dificultades en esto si no hay comunicación y acuerdos respecto de la educación de ese niño.

Si bien puede ser más complejo el proyecto de vida cuando se comparte lo laboral con la otra persona, siempre la calidad o cualidad de cómo se vincula la pareja en sí, es la que va a hacer que el resto de los proyectos sean exitosos o fracasen (sean más simples o complejos).

En concordancia con Corso, la médica psiquiatra y docente universitaria Gabriela Prats sostiene: “Los problemas en el trabajo común de una pareja aparecen cuando, desde el seno del vínculo, comienzan a gestarse inconvenientes de otra índole, que se reflejan en lo laboral y se llevan a ese plano.

Si no hay una buena comunicación entre ambos miembros, y no han podido acordar y trabajar lo relacional - hogareño, eso se termina pasando al trabajo”.

¿Cómo lograr que esto no suceda?

Según argumenta la psicóloga vincular: “Hay que ser conscientes de poder separar las cosas, para que lo afectivo no invada lo laboral y viceversa. Por ejemplo es un error mezclar los temas y preocupaciones de un área a la otra. Si el esposo habla por ejemplo en lo privado de los problemas de trabajo todo el tiempo, o si la mujer hace lo mismo en el trabajo respecto de los avatares o inquietudes domésticas, es una manera de atentar contra un proyecto de vida de estas características”.

Respetar los espacios de trabajo, con las consecuentes responsabilidades que suponen forma parte de la protección del vínculo mismo, para no generar fricciones que tornen tóxica la relación laboral.

“Es una actitud que tiene que ver con el respeto de cada una de las áreas. Si una pareja trabaja de manera conjunta desde la casa, tiene que cambiar ciertas cosas dentro de su cabeza para no interponer las cuestiones de la cotidianidad del hogar con el trabajo. Lo mismo a la inversa: las personas tienen que lograr la salubridad del vínculo dejando las situaciones laborales fuera de la relación de pareja”, explica Prats.

- ¿Es más complicado cuando ambos trabajan en la misma organización fuera de casa?

- Cuando se trabaja afuera, en la misma empresa que el esposo o esposa, en la medida en que cada uno conserve su lugar y mantenga el profesionalismo que le toca tener, con roles bien definidos, se puede mantener una convivencia sana en el hogar y el trabajo con una buena separación de cada área.

De hecho hay muchas parejas que trabajan juntas de manera exitosa.

Hay que tener en claro que si los roles están bien definidos y no se mezclan las áreas ni temas, y hay acuerdos claros con la otra persona para trabajar en un proyecto en común, no deberían generarse problemas.

Si además se logran encontrar espacios individuales dentro y fuera del área laboral como almorzar con un grupo de amigas o compañeros, o fuera del trabajo, poder realizar actividades por separado que den oxígeno a la pareja, estaremos frente a un vínculo sólido y sano de pareja, en donde se logró que ambas áreas (la personal y la laboral) coexistan sin boicotearse.

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