Estamos en un tiempo especial para Mendoza: Vendimia. Acabamos de vivir sus fiestas y alegrías, sus tradiciones, pero siguen sus problemas: falta de cosechadores, tiempo y maduración temprana de la uva, trastornos climáticos, económicos, niños trabajando.
Los niños van con sus familias a cosechar; es la necesidad o la costumbre. Pero nos olvidamos de su exposición a tantos accidentes que atentan con su salud: exposición prolongada al sol, pesos excesivos para sus fuerzas, picaduras de insectos, heridas mal curadas, sus manos callosas que dificultaran su escritura si es que llegan a tiempo a la escuela, contagios, contaminación con químicos , etc.
Es tema de cultura popular el hecho de que los niños deben trabajar: ayudar a sus familias, aprender oficios, aprender a “no ser los vagos del futuro”, etc. etc. Pues bien, la leyes y las campañas de erradicación del trabajo infantil que se refieren a las peores formas de TI, es decir, aquellas que atentan contra su salud física y psicológica, y las que impiden su escolaridad, especialmente al Convenio Nº 183 de la OIT (2002) homologado por nuestro país, nos dice en su Art. 3º cuáles son estas formas:
Formas de esclavitud, venta y trata de niños, reclutamiento en conflictos armados.
Prostitución y pornografía.
Actividades ilícitas como producción y tráfico de drogas.
El trabajo que por su naturaleza dañe la salud, seguridad o moralidad de los niños.
En Mendoza no hay datos sistematizados que permitan conocer cuantitativamente la gravedad del problema. Pero sí se puede constatar el trabajo infantil en hornos de ladrillo, en la distintas tareas de cosecha (uva, ajos, etc), en construcción, en la vía pública (mendicidad, cuida coches, limpia vidrios, cartoneros,etc.)
El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad , a través de Conaeti (Comisión Nacional para la erradicación del trabajo infantil) y Copreti (Comisión Provincial para la erradicación del trabajo infantil, institución que ha sido reinaugurada el año pasado) ha iniciado, en Mendoza, una campaña de concientización y sensibilización de la ciudadanía sobre este incalificable flagelo.
Plenarios llevados a cabo desde agosto de 2016, y el último en febrero del presente año, en los que participan representantes del Gobierno provincial y municipal, legisladores, sindicatos, empresas, diversas ONG, educadores y personas afines a la problemática se han inscripto con proyectos y propuestas de acción.
Una de la líneas de acción anunciadas por el Ministerio es comenzar con el relevamiento de los centros del Programa Buena Cosecha que reciben subsidios para que mejoren su contraprestación. El programa tiene como objetivo luchar contra el trabajo infantil en la zona rural; crea y sostiene centros socioeducativos rurales (CSER) donde los niños son cuidados y atendidos mientras que sus padres trabajan. El programa incluye el equipamiento de los centros y el transporte de niños/as hacia y desde los centros.
Es de esperar, entonces, que los organismos estatales y civiles, que la ciudadanía en general, ejecuten las estrategias necesarias para combatir el TI en la provincia. Esto es parte de la construcción de la convivencia democrática y en paz a que aspiramos. Queda, entonces, una ardua tarea por realizar si todavía hay un niño en la calle.