El fabricante japonés de automóviles Toyota Motor pagará 1.200 millones de dólares en Estados Unidos para poner fin a demandas ligadas a problemas de aceleración de sus autos, anunció el miércoles el Departamento de Justicia estadounidense.
El departamento afirmó que la firma admitió haber engañado a autoridades estadounidenses y al público con respecto a los problemas de seguridad en sus autos Toyota y Lexus, que podrían estar relacionados con accidentes mortales en 2010 y que llevaron al fabricante japonés a retirar millones de unidades.
"En vez de revelar sin demora y corregir los asuntos de seguridad de los que estaba al tanto, Toyota hizo declaraciones públicas engañosas a los consumidores y ofreció datos inexactos a miembros del Congreso", dijo el fiscal general, Eric Holder.
"Cuando los dueños de los vehículos se colocaban tras el volante, tenían derecho a esperar que sus vehículos fueran seguros", dijo Holder.
El fiscal general exhortó a otras empresas a "no repetir el error de Toyota".