Estar aislados, temiendo el afuera, con cuidados higiénicos nunca antes imaginados, ante un inminente colapso económico mundial y, además, usando obligatoriamente barbijos. Un conjunto de hechos que, sin dudas, impactarán en nuestra vida y dejarán su huella en nuestras emociones y nuestra psicología.
Pero cuando el realizador argentino Ariel Martínez escribó el guion de "Tóxico", inspirándose en "El ángel exterminador" de Luis Buñuel, todo esto era casi un ejercicio fantasioso, más filosófico que posible. Él buscaba más, de hecho, explorar la dinámica de una pareja en el encierro que retratar una crisis sanitaria mundial.
"No puedo saber cómo se actualizarán las intenciones de la película al volverse tan actual", dijo recientemente a Télam sobre su película, que se verá el jueves y el sábado, a las 22, por Cine.Ar TV, y desde el viernes por Cine.Ar Play durante una semana en todos los casos gratis.
"Estudiando el tema, uno saca la cuenta rápidamente de que las pandemias ocurren en la historia de la humanidad y que es un tema que de un modo u otro debería estar considerado. Pero nunca se me ocurrió que de verdad estaríamos atravesando una pandemia justo para el estreno", dice.
¿El plot? La película transita un momento de crisis de la pareja entre Laura (Jazmín Stuart) y Augusto (Agustín Rittano), un farmacéutico al que le saquearon el negocio en medio de una pandemia de insomnio. Ambos, con sus dudas y certezas a cuestas, abandonan la ciudad en su motorhome, rodeados de discusiones sobre lo correcto, o no, de la decisión impulsada por Augusto y las reticencias de Laura, quien guarda un pequeño secreto.
"La epidemia era un contrapunto, desplazaba lo real y ponía a los personajes frente a lo incierto y el eje siempre fue ese, una pareja que atraviesa una transformación interna fuerte, mientras a la vez atraviesa un afuera que como un espejo también se vuelve cada vez más surrealista", señaló el director.
Puesta a contraluz con el presente, "Tóxico" puede tener hoy otras lecturas y, lo que hasta no hace mucho tiempo podía ser humor negro, hoy se cubre de tragedia y tristeza, como esa línea en la que Stuart reflexiona: "La naturaleza se cansó de avisarnos...".
Martínez se explaya: "En la película todos los personajes tienen una mirada distinta de lo está pasando, para mí era importante que se notara un poco esa falta de consenso. Me parece un poco simpático y un poco extraño pensar que el planeta nos está hablando a nosotros, es un planeta, y nosotros un animal que vive en su superficie, me parece que una mirada realista sobre los acuerdos que efectivamente sostenemos, tácitamente o no, como un cuerpo social de dimensión global, y confirmados por los efectos que tienen en nuestro medio de vida, sería lo productivo. Porque el mundo sigue, lo que se termina eventualmente somos nosotros"
Pero lo que se ve, en definitiva, es el drama de una pareja intentando sobrevivir, cotejando fuerzas y armonizando opiniones divergentes. Sobre ello dijo: "Me interesaba que se pudiera ver cómo podía funcionar, e incluso salir airosa, de situaciones sin ser necesariamente héroes o estar siempre de acuerdo, me parece que a veces en las películas los vínculos de pareja, sobre todo, se simplifican y se romantizan en exceso. Trabajé con la idea de que ambos podían pensar distinto y a pesar de todo estar los dos en lo correcto. Creo que esas reflexiones también se actualizaron, porque una situación como la que estamos viviendo ciertamente desafía las formas en que nos relacionamos".
Lo que también se ve en el filme es una situación de crisis, en la que prima el "sálvese quien pueda". Al respecto, el director se confesó optimista.
"Yo me obligo a ser optimista, ese momento representa una idea que esta muy extendida, pero para mí ese camino de alienación es un facilismo. Debemos pensar en lo que podemos hacer para que eso no pase. Yo voy a tratar de poner mis argumentos de ese lado al menos", cerró.