Taylor Townsend no sólo llama la atención por su prometedor juego. La estadounidense, de 18 años, quien la última semana disputó el quinto torneo WTA del año, también resalta por ser la dueña de una figura muy atípica en una cancha de tenis: mide 1,65 metros y pesa más de 80 kilos.
La jugadora nacida en Chicago es la número 127° del ránking femenino y este año se dio a conocer al mundo cuando, en su primera participación en un Grand Slam, alcanzó la tercera ronda de Roland Garros. Sin embargo, la zurda ya había sido noticia dos años antes en Estados Unidos. En ese momento era la número uno del ranking junior, con 16 años, y había ganado el Abierto de Australia en singles y también en dobles.
No obstante, en una decisión llamativa y con tintes muy polémicos, la USTA (Asociación de Tenis de los Estados Unidos, según la sigla en inglés) le indicó que no disputara el Abierto de Flushing Meadows. Y su contextura física quedó en el centro de la escena.
Patrick McEnroe, manager de la USTA, aseguró: “Nuestra preocupación es su salud a largo plazo, el número uno, y su desarrollo a largo plazo como jugadora”. El propio McEnroe (hermano de John) la había elogiado a principios de ese año: “No veía una jugadora con tanta variedad de golpes en mucho tiempo”. Eso sí: Taylor Townsend decidió inscribirse en contra de lo que decía la Asociación y esta le retiró el apoyo económico.
A partir de entonces comenzó a entrenarse con Zina Garrison, ex finalista de Wimbledon. Y lejos de acomplejarse, lo vivido le ayudó a aceptarse como es. "Mi equipo me ayudó a entender que mi cuerpo es completamente un regalo", había dicho en una entrevista reproducida por el Huffington Post durante el último Wimbledon. También consideró: “Me di cuenta de que soy muy fuerte y que puedo hacer muchas cosas atléticas que muchos otros no pueden”.
Igualmente, la propia Townsend había señalado en marzo de 2013, en una entrevista concedida a la WTA, que intentaba cambiar su alimentación. “Estoy dejando de comer muchas cosas y empezando a comer cosas que no me gustan como los repollos de Bruselas”.
El apoyo a Taylor
Varias estrellas se manifestaron en su defensa. No sólo el escocés Andy Murray destacó su talento como jugadora. "Qué buena es Taylor", twitteó Murray, uno de sus admiradores públicos. "Tiene mucho talento, es capaz de volear, crear ángulos, hacer dejadas", añadió.
Por su parte, Serena Williams criticó con dureza la actitud tomada por la USTA: "En los Estados Unidos, siendo mujer y afroamericana, tener que lidiar con esto es innecesario. Las mujeres atletas vienen en todos los tamaños, formas y color. Creo que se puede ver más que en ningún lado en el circuito de tenis".
"Todo el mundo tiene derecho a jugar", proclamó Serena Williams, la reina de este deporte sin seguir físicamente el estándar predilecto de una disciplina que encumbra a modelos del tipo Anna Kournikova o Maria Sharapova.
Su padre, Richard Williams, dijo en su día que “las hermanas Symone y Taylor Townsend eran de niñas incluso mejores que las mías. Tenían más variedad de juego. Darán que hablar”.
Nunca se rinde
Dos semanas atrás, Townsend volvió a resaltar en una cancha por una situación atípica. En la final femenina de la Conferencia Este del Mundial por Equipos WTT, Townsend lesionó por accidente a su compañera Liezel Huber cuando la impactó con su raqueta. Sin embargo, el reglamento del torneo impedía dar por concluido el encuentro y la norteamericana continuó jugando ante la dupla integrada por Martina Hingis y Anastasia Rodionova. Incluso ganó tres puntos a pesar de jugar en una condición de marcada inferioridad