En las comisarías 10 de Maipú y 47 de Luján de Cuyo se recibieron dos denuncias de robos agravados y pese a la distancia entre uno y otro, ambos coincidieron en la forma violenta utilizada por los delincuentes, que no sólo ataron a sus víctimas, sino que también los golpearon e inclusive intentaron secuestrar a una joven; mientras que en el otro hecho a un hombre le ataron cables con electricidad en las manos.
Como es habitual en este tipo de delitos, los ladrones cargaron electrodomésticos, algo de dinero (en uno de los hechos) y huyeron en sendos vehículos, uno de los cuales fue encontrado y restituido a su propietario. Pero de los ladrones, hasta ahora nada se sabe.
En pocas horas
En los primeros minutos de ayer cuatro o cinco sujetos sorprendieron a Eduardo Miranda, de 48 años, cuando junto con su hermana Nancy, se encontraban en el interior de la vivienda de callejón Morelato al 200 de Maipú.
"Los ladridos del perro y una cortina que se movía fue lo que me advirtió que algo raro pasaba afuera de la casa", fue el inicio del relato de Eduardo. Y agregó: "Estaba cenando y cuando me paré para ver qué pasaba de una patada abrieron la puerta".
Y en el resto del monólogo el hombre explicó que "vi el caño de una escopeta y después todo fue rápido. Por otra puerta entraron otros tipos, me tiraron al piso de varios culatazos y sangrando me ataron las manos a la espalda con precintos y me taparon con una frazada. Otro tanto hicieron con mi hermana...".
Eduardo explicó que "buscaban la plata… ¿donde está la plata?", fue la pregunta que reiteraron. "Me sacaron lo que tenía en la billetera y otro dinero que había debajo del colchón. Fueron como 8.000 pesos".
La violencia quedó reflejada cuando le ataron un cable con corriente a las manos, mientras que después amenazaron con degollarlo con un cuchillo.
Tras el calvario, cargaron dos televisores, un DVD, una play station, un monitor, dos garrafas, dos celulares, una cocina y una bicicleta ("la más cara de tres que estaban colgadas", recordó). "También se llevaron mi VW Pointer y junto al vehículo en que había llegado cargaron todo y se fueron. Mi hermana y yo quedamos atados y golpeados. Después avisé y vino la Policía".
"Recién (por ayer a las 17) me llamaron porque habían encontrado el auto. Fue lo único que recuperé, porque del susto y la rabia todavía no me repongo", concluyó.
Intento de secuestro
Según lo informado desde el ministerio, a las 3.11, Carlos Montero (62) denunció un robo agravado en su domicilio del barrio El Cortijo, sobre calle Darragueira al 7000, en Chacras de Coria.
Los Andes visitó el lugar y dialogó con el hombre y Elizabeth Nievas, quienes pese al tiempo transcurrido y haber recibido asistencia psicológica no podían ocultar el miedo por lo que les había tocado vivir y sufrir.
"Dormíamos cuando nos despertaron a los gritos. La casa estaba toda iluminada y tres sujetos a los pies de la cama nos encañonaron". Ambos fueron atados y tapados con el cubrecama, mientras reclamaban "dónde están los 100 mil dólares... dónde tenés la plata...".
La mujer explicó la impotencia ante la violencia ejercida por los ladrones, que tuvo su punto máximo cuando tomaron a su hija Daniela (22) y amenazaron con secuestrarla. "Así van a decir dónde está la plata", amenazaron. Poco pudieron aportar acerca de cuántos sujetos habían ingresado a la casa porque "escuchábamos voces por todos lados, pero no los podíamos ver", indicaron.
"Revisaron y revolvieron todo y no encontraron nada, simplemente porque no tenía plata", explicó el hombre.
Sin embargo, hubo un llamado externo que hizo que "los tipos cargaran todo en el VW Bora de la chica y escaparan, porque si hubieran tenido más tiempo esto podría haber sido una verdadera tragedia. Estaban dispuestos a todo", confiaron cada uno a su turno.
Los ladrones se alzaron con dos televisores (uno de 46"), un home theatre, un iphone y un revólver calibre 32 largo, además del Bora, vehículo que "habría sido encontrado" , según manifestó la víctima, mientras que dos perros (uno raza terranova) seguían durmiendo en el patio "como si los hubieran dopado".
Del predio y en algunas casas en construcción, también se robaron herramientas.
Tanto los Miranda como Montero y Nievas -las víctimas- reclamaron por la falta de seguridad que cada día golpea a más gente, pero también reconocieron que "después que pasó todo" el accionar policial fue rápido y eficiente, aunque para cada uno de los protagonistas de estas historia esta ayuda llegó "demasiado tarde".