Torpes y oportunistas

Torpes y oportunistas

Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar

Los legisladores mendocinos volvieron a demostrar su preocupante escaso vuelo. Lo suyo no es la iniciativa, apenas acatar lo que les ordena el jefe político de turno, sea el Gobernador, un intendente o un puntero con poder interno y se nota particularmente en algunas situaciones que tienen que ver con la sensibilidad social, como ayer.

Es cierta su defensa: el aumento que recibieron no es un dietazo, como denunció el FIT. No se encerraron un día entre cuatro paredes y decidieron aumentarse el sueldo. Simplemente aceptaron lo que se resolvió en la paritaria de la Administración Central, que es la que determina los ingresos de funcionarios y legisladores.

Pero atendiendo a la situación general del país, la provincia y los mendocinos, con los temas que les quitan el sueño a todos (inflación, tarifas, la calle cada día más dura), bien podrían haber postergado la suba que les tocaba. Apenas un gesto, pero útil.

Bastaba una moción para retrasarlo algunos meses, tal vez hasta el idílico segundo semestre que promete el Gobierno nacional o cuando baje un poco la tensión. Ellos, está claro, margen tienen. Si deben ajustarse los cinturones un poco, mal no les va a venir.

De esa mediocridad legislativa no escapa el FIT. Primero, usando un término incorrecto para hablar del aumento. Un senador o un diputado provincial debe saber perfectamente la diferencia entre un dietazo y lo que ellos cobraron.

Este caso no es lo mismo que el de los concejales de Guaymallén que dio fama a su concejal, Federico Telera, en 2014. Esa vez, sí fueron los ediles, entre cuatro paredes, los que “se dieron” un aumento.

De hecho, la senadora Noelia Barbeito pareció estar esperando a tener la dieta depositada en su cuenta bancaria para salir a denunciarlo a primera hora por las redes sociales. No fue sorpresa. Fue una operación de márketing político fríamente planeada.

Su discurso, para diferenciarse, es que de todo ese dinero ella sólo usa 12 mil pesos, el sueldo de una maestra. Lo que no dice claramente es que el resto no queda en el Estado para pagar insumos para hospitales o libros para escuelas.

Los restantes 56 mil pesos que cobró este mes se los dejará su partido, el PTS, que aunque dice destinarlo a “causas sociales” la verdad es que más de la mitad los usará para sostener su estructura y sus medios de comunicación nacionales.

De hecho, sus legisladores y concejales de Mendoza han aportado en dos años al PTS 2 millones de pesos y bastante más de 1 millón sirvieron para financiar sus medios y actividades partidarias.

Por lo tanto, el efecto para la sociedad es el mismo que si Barbeito se lo gastara íntegramente. Lo que ella hace con su dinero es su problema; no importa si lo ahorra, cambia el auto o paga viajes y sueldos partidarios. Por eso no tiene mucha autoridad para cuestionar a quienes, igual que ella, se quedan con los 11 mil pesos de aumento que recibieron.

Tal vez, en lugar de esperar a cobrar para denunciar mediáticamente el “dietazo”, Barbeito bien podría haber planteado, en la misma sesión que se aprobaron los decretos de aumentos salariales, no ayer, que los legisladores postergaran su cobro.

Ése sí habría sido un ahorro para el Estado que los mendocinos hubieran agradecido, aunque sin tanta repercusión, seguramente.

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