La humedad, la fuerza del viento y la lluvia se combinaron con toda precisión para generar el enorme tornado que devastó Moore, en Oklahoma, Estados Unidos, dejando un saldo parcial de 24 muertos.
Esa combinación liberó una asombrosa cantidad de energía que opacó el poder de la bomba atómica que arrasó con Hiroshima.
Ayer por la tarde, el Servicio Meteorológico Nacional de EEUU lo clasificó en el tope de la escala, como un tornado EF-5, por la velocidad de los vientos y la severidad de los daños. Se calcula que los vientos alcanzaron velocidades de entre 324 kilómetros por hora y 340 kph.
Los cálculos de los meteorólogos concluyeron que durante la hora que duró el fenómeno, la energía desatada osciló entre 8 veces y más de 600 veces la fuerza de la bomba de Hiroshima, y la mayoría de los expertos se inclinan por darle el máximo.
Durante ciertos momentos, el tornado tuvo un ancho de 2 kilómetros, y su paso se prolongó durante 27,5 kilómetros y un tiempo de 40 minutos, mucho tiempo en el caso de un tornado normal, pero no demasiado inusual para uno tan violento. Menos de 1% de todos los tornados en EEUU tienen tal nivel de fuerza, y ocurren sólo 10 veces al año.
Rescate complicado
Ayer a la tarde, las lluvias torrenciales obstaculizaban las tareas de rescate en Moore, un suburbio de Oklahoma City. Retenes policiales controlaban estrictamente el acceso al área, una zona residencial de 55.000 habitantes, permitiendo pasar solo a los residentes con identificación. Un adjunto al sheriff dijo que el área sigue siendo en gran medida peligrosa, con cables eléctricos caídos en calles empapadas por la lluvia y patios repletos de escombros. Según la policía, al menos 24 personas murieron. Balances anteriores habían dado cuenta de 91 fallecidos.
A la noche, la búsqueda de sobrevivientes y de víctimas casi llegaba a su fin. El jefe de bomberos, Gary Bird, afirmó que estaba "98% seguro" de que no había más sobrevivientes ni cadáveres que recuperar debajo de los escombros en el pueblo de Moore. Agregó que todas las viviendas destruidas habían sido revisadas por lo menos una vez y que tenía la esperanza de que el trabajo se completara anoche pese a las lluvias.
Bird indicó que no se habían hallado ni sobrevivientes, ni víctimas desde el lunes por la noche. Los trabajadores pintaban una X en cada estructura para indicar ya había sido revisada.
Entre las víctimas hay 9 niños. Más de 200 personas fueron atendidas en hospitales locales.
"Reconstruiremos y recuperaremos nuestra fuerza", aseveró la gobernadora Mary Fallin, quien hizo un recorrido aéreo por la zona e indicó que "es doloroso verla".
El devastador tornado redujo las viviendas a ruinas de madera astillada.
En Washington, el presidente Barack Obama prometió que el gobierno brindaría ayuda. "En un instante los vecindarios quedaron destruidos, decenas de personas perdieron la vida, mucho más sufrieron lesiones", dijo Obama. Entre las víctimas hubo niños que intentaban refugiarse en el lugar más seguro que conocían, su escuela", destacó. La localidad de Moore "necesita recibir todo lo que necesite de inmediato", agregó.
Obama hizo sus declaraciones al término de una reunión con su equipo de respuesta ante desastres, que incluye a la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, e importantes funcionarios de la Casa Blanca.
El fenómeno atmosférico dejó cientos de cuadras destruidas y en la oscuridad. Nuevos equipos de búsqueda y rescate entraron en acción ayer al amanecer para reemplazar a los 200 rescatistas que trabajaron toda la noche del lunes a la luz de los helicópteros.
Otras cuadrillas centraban sus esfuerzos en la escuela primaria Plaza Towers, donde la tormenta arrancó el techo, derribó paredes y convirtió el patio de juegos en una masa de metales y plásticos retorcidos mientras maestras y alumnos se acurrucaban en pasillos y baños.
Siete de los 9 niños muertos perdieron la vida en la escuela, mientras que otros fueron rescatados con vida debajo de un muro derribado. Los socorristas fueron extrayendo a los sobrevivientes mediante una cadena humana de padres y voluntarios.
Las autoridades seguían tratando de encontrar a un puñado de niños no hallados en la escuela que pudieron haber sido retirados temprano por sus padres, dijo Bird, el jefe de bomberos. En un principio, muchos padres de niños escolares desaparecidos fueron a la iglesia metodista de San Andrés, que se estableció como un lugar de concentración.
Pero solamente estudiantes de secundaria fueron llevados al templo, lo que provocó confusión y frustración entre los padres de los niños inscritos en Plaza Towers. Los redirigieron a un templo bautista a varios kilómetros de distancia. "Había emociones intensas: algunos se sostenían unos a otros, llorando porque no podían hallar a un niño. Otros estaban enojados y lo expresaban verbalmente", dijo D.A. Bennett, pastor de San Andrés.
Después de oír que el tornado se dirigía hacia otra escuela llamada primaria Briarwood, David Wheeler salió del trabajo y manejó 160 kilómetros por hora bajo una cortina de lluvia y viento en busca de su hijo de 8 años, Gabriel. Cuando llegó a la escuela "era como si hubieran barrido la tierra, como si el pasto acabara de ser arrancado", dijo.
A la larga halló a su hijo sentado junto a la maestra que lo había protegido. Tenía cortes en la cabeza y moretones, pero estaba vivo. Al aproximarse el tornado, los estudiantes de Briarwood fueron dirigidos primero a las aulas, pero una maestra de tercer grado -a quien Wheeler identificó como Julie Simon- supuso que no eran seguras y metió a los niños en un armario, dijo.