Violentas tormentas de arena y un raro episodio de descargas eléctricas causaron al menos 125 muertos en India, y las autoridades advirtieron ayer que las condiciones podrían empeorar en las próximas 48 horas.
Los vientos de hasta 130 km/h causaron al menos 111 muertos según el último saldo en los estados de Uttar Pradesh, Rajastán y Punjab, los más afectados, informaron las autoridades de gestión de las catástrofes de ambas regiones.
Las tormentas echaron abajo las frágiles viviendas de barro, matando a la gente mientras dormía.
De gran violencia, el viento arrancó los árboles de raíz, derrumbó los muros de las casas y derribó los postes de electricidad. Cada año tiene lugar en India tormentas de este tipo, pero generalmente no causan una destrucción de esta magnitud. Las autoridades advirtieron de que el balance podría agravarse dado que los socorristas seguían buscando sobrevivientes bajo los escombros.
Por otro lado, la caída de rayos durante una espectacular tempestad eléctrica se cobró 14 vidas en el estado de Andra Pradesh.
El propietario de un hotel en Alwar, en el norte de turístico Rajastán, Shivam Lohia tuvo que abandonar su automóvil en la carretera y echar a correr para salvar su vida después de ser casi arrastrado por el viento.
“No he visto una tormenta tan devastadora desde hace al menos 25 años. Todo el mundo tenía miedo y buscaba donde refugiarse cuando los árboles y las casas salieron volando. Fue una pesadilla”, explicó.
El distrito de Agra, donde se encuentra el famoso Taj Mahal, es la región más afectada, con 43 muertes registradas hasta el momento. El célebre mausoleo mogol quedó intacto.
Los servicios meteorológicos advirtieron de que pueden registrarse nuevas tormentas durante las próximas 48 horas, hasta el sábado.
Por consiguiente, las autoridades llamaron a los habitantes a permanecer alertas. En particular, les aconsejaron que no durmiesen en el exterior, una práctica corriente entre los más pobres en esta estación de calor sofocante.
Según los expertos, esta situación atmosférica se debe a la colisión de los sistemas meteorológicos occidental y oriental sobre las llanuras del norte de este país de 1.250 millones de habitantes.