Fiesta completa en el barrio Bodeguero. De punta a punta. Festejo doble.
El Tomba tuvo una tarde inolvidable, que seguramente se guardará por mucho tiempo en los que volvieron a pisar el Feliciano Gambarte.
Poco importó que fuera un encuentro amistoso y que estuviera Gimnasia del otro lado. Ambos en plena formación y pretemporada y que la Copa se bautizara Vendimia.
Todo pareció quedar a un lado para esa marea azul y blanca que inundó el estadio y no paró de celebrar.
La excusa era ver al elenco de Oldrá, pero el verdadero motivo significaba estar otra vez en casa, llenar las tribunas y emocionarse hasta el límite con cada expresión del corazón.
El primer duelo en el Malvinas quedó a favor del Expreso, por eso al Lobo no le quedaba otra que ganar para darse un mimo en la exigente tarea que viene desarrollando.
Con el color y la pasión tombina afuera, en las tribunas, seguramente lo que se brindó adentro del campo de juego servirá a ambos técnicos para ir sacando conclusiones y saber que deben mejorar y acomodar piezas.
Los simpatizantes locales deliraron desde el principio, y ni hablar con el gol de Luis Jerez Silva en la etapa inicial. Ni siquiera se apagó el fervor cuando Raúl Albornoz puso la cabeza a un centro de Oga y estableció el empate definitivo.
Desde lo futbolístico terminó insinuando un mejor juego colectivo el Lobo, aun sin encontrar la efectividad y profundidad de otros tiempos.
Para el Gato, por su parte, es una buena noticia saber que puede contar y confiar en los pibes, especialmente Ángel González, un gran proyecto que va sumando minutos y rodaje.
Ya sobre el final, el partido se jugaba en las tribunas a puro fervor. Con gente que se fue cantando por los colores y su regreso a la cancha de siempre
No hay dudas de que a muchos se les dibujó un sonrisa.
Un Tomba copado.