Tomate para industria: buen volumen y calidad pero falta financiamiento

La industria reclama mejores condiciones para poder levantar la cosecha. Se estima que habrá disponibles 450 millones de kilos este año.

Tomate para industria: buen volumen y calidad pero falta financiamiento
Tomate para industria: buen volumen y calidad pero falta financiamiento

Con productores de Mendoza y San Juan como los más representativos, el sector del tomate para industria está enfocado en buscar un mayor rendimiento de producción para ganar competitividad ante amenazantes mercados extranjeros. Para esto, el objetivo a corto plazo es conseguir mayores facilidades de financiamiento para los productores y así ir en busca de la meta principal: lograr el autoabastecimiento.

La producción nacional aún está muy por debajo de la demanda interna y la diferencia se cubre con importaciones. En Argentina se consumen al año unos 650 millones de kilos de tomate para industria y, en una temporada normal, la cosecha local alcanza los 450 millones de kilos, una brecha del más del 40%. "Hace dos o tres años estuvimos cerca de alcanzar el autoabastecimiento, pero empezó a entrar pasta de Chile y cayó la producción. Ahora estamos tratando de remontar", aseguró Rodolfo Bianchetti, de Solvencia S.A. y vicepresidente de la Asociación Tomate 2000, entidad que agrupa a industriales, viveros y productores del sector.

El inicio de la cosecha de tomate para industria no empezó de la mejor manera. El granizo destruyó unas 300 hectáreas en San Juan y otras 100 en Mendoza, específicamente cultivos de Costa de Araujo, aclaró Cosme Argerich, coordinador nacional de Cadenas Hortícolas del INTA. Pese a esto se espera una temporada normal en cantidad y calidad. "Siempre contemplamos un porcentaje que ronda el 6% del total cultivado que va a ser afectado por el granizo", detalló Bianchetti.

Mendoza y San Juan, con 2.000 hectáreas cada una, representan el 52% de la superficie total destinada a este fin en el país, que alcanza en esta temporada las 6.100 hectáreas. "Es un número similar a años anteriores", ponderó el investigador del INTA. "Pese a que hemos tenido algunas bajas de hectáreas por el granizo, de todas maneras, vamos a tener una campaña normal, con tomates de buena calidad", adelantó Fabián Malatini, productor de Fray Luis Beltrán, Maipú. 

Mayor financiamiento con costos en alza

Un productor de tomate tiene que contar con un capital de trabajo de unos 110.000 pesos por hectárea y, para llegar a ser rentable, esa porción de tierra tiene que rendir por encima de los 100 mil kilos. Estos altos rendimientos se garantizan con este nivel de inversión, que trae aparejada la incorporación de tecnología.

En estos momentos, la industria está financiando al productor en entre el 30% y 40% de estos costos, la diferencia, es decir los restantes 70.000 pesos, los tiene que conseguir el dueño de la finca. Acá recae el mayor problema del sector ¿Cómo hace un pequeño productor para alcanzar estos números sin la posibilidad de acceder a créditos?

“La industria nos da los plantines y dinero para abono y demás insumos y al momento de la cosecha un adelanto”, relató el productor maipucino y agregó que “sin la ayuda estatal o de entidades financieras, es muy difícil para el productor adquirir financiamiento. Muchos ni siquiera están bancarizados”.

Esta falencia también la destacó el vice de la Fundación Tomate 2000. “Desde la entidad garantizamos la transferencia de tecnología y el asesoramiento de los ingenieros a los productores asociados, pero muchos no consiguen los recursos para trasladar esto a las plantaciones y esto se termina reflejando en la disminución del rendimiento por hectárea”, explicó Bianchetti.

Respecto de la mayor amenaza para el productor, las contingencias climáticas, la fundación, que agrupa a unos 150 productores y que está en campaña para incluir a más, desarrolló un fondo de compensación propio con aportes de los socios destinados a cubrir los gastos del productor afectado. Este inusual granizo en San Juan en plena temporada devastó unas 300 hectáreas, y otras 100 en Lavalle. Estas tierras estaban protegidas por este seguro que indemniza el 100% de lo que el dueño de la plantación se gastó hasta el momento de la tormenta. 

“Este sector es muy pujante en la provincia y tiene un gran potencial. Con este fondo de compensación hemos logrado no depender del Estado en este aspecto, pero no alcanza. Venimos conversando con el Gobierno provincial y nacional, tenemos un buen diálogo, pero los resultados no se ven.

Mientras tanto necesitamos financiamiento para el productor. La industria tiene sus propios problemas y no puede financiar todo", graficó Orestes Nomikos, productor asociado a Tomate 2000. 

Este año esperan cosechar alrededor de unos 450 millones de kilos según datos de Asociación Tomate 2000.

Objetivo: mantener el rendimiento

Ante la mayor competencia que existe en el exterior, la producción local necesita bajar costos para seguir dentro del juego. "La asociación (Tomate 2000) está tratando de fortalecer el sector para que no nos coman los de afuera. Éste es el desafío, pero se necesita financiamiento para los productores", enfatizó Bianchetti.

La pasta de tomate "es un commodity mundial", aclaró el vice de Tomate 2000. Es la que fija el precio del tomate en todo el mundo. Ante este escenario propio del mercado, los productores argentinos estás en desventaja. La importación de pasta chilena está suplantando la producción local y amenazando el desarrollo de las plantaciones.

“La importación de pasta chilena complica al productor y a la industria. Siempre se importó, pero años atrás se hacía para cubrir el faltante, pero hoy cambió el escenario y este producto está suplantando al local”, explicó Nomikos. "Es más barato traer pasta de Chile que plantar y procesarla acá", agregó Bianchetti.

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