Viernes 19 de abril de 2019, Viernes Santo, el teléfono suena una, dos, tres veces: "¿Hola?...", se escucha la voz inconfundible del Trinche Carlovich.
-En primer lugar, feliz cumpleaños, Maestro.
-Muchas gracias, muy amable. Te lo agradezco mucho.
-¿Cómo la está pasando?
-Bien. La pasé acá con unos amigos que son eternos. Como estoy solo y en la casa de mis viejos, donde nací, vinieron porque además tenían que hacer unos arreglos. Nos sentamos, comimos algo y me acompañaron en este día tan especial.
-¿Está viviendo en su casa paterna?
- Sí, yo nací en la calle Guatemala 713 del Barrio Belgrano, de Rosario, y ahora estoy viviendo aquí, que es donde nací. Viví un tiempo en el Barrio 7 de Setiembre, pero me vine acá cuando fallecieron mis hermanos y mi señora. Me quedan los hijos y los nietos, que por suerte están todos bien, por eso me vine para acá.
-¿Cuántos años está cumpliendo? Si se puede saber…
-¡Cómo no se va a poder saber! Este es mi último cumpleaños. Después de este no cumplo más, je. Estoy cumpliendo 71 años (sic).
-¿Tuvo oportunidad de leer el libro?
-Te soy sincero, no lo leí como tampoco leí el anterior. No soy de leerlos. Aunque, si Dios quiere y la suerte me ayuda, tengo pensado ir a Mendoza con unos cuantos libros y presentarlo allá.
-¿Cuándo sería eso?
-Tengo pensado que sea a corto plazo porque en junio a lo mejor me voy a España.
-¿A vivir?
-No, no sé. Porque como estoy solo, viste, perdí todos mis hermanos y a mi señora (NdR: falleció hace unos años). Tengo ganas de cambiar de aire. No sé, tal vez si me ofrecieran una casa o algo… Te soy sincero: me gustaría vivir en Mendoza.
-Hace unos años, en una nota que le hicimos, comentó que le gustaría radicarse en Mendoza. Lo sigue pensando.
-Sí, seguro. Si consiguiera algo para vivir ahí en Mendoza me iría porque me encanta.
-¿Por qué le gusta tanto?
-Por la gente, por el cariño que me brindan cada vez que voy y por muchas cosas más que en otros lugares no lo he recibido. Ahí en Mendoza me sentí protegido, respetado y es algo que llevo en el alma. Es muy difícil de explicar, viste.
-¿Esta posibilidad de viajar a España, en qué consiste?
-Me invitaron, en realidad me invitan siempre, pero soy muy arisco a los viajes, son muchas horas en avión y es algo no me agrada para nada. Me invitaron del programa Informe Robinson (NdR: en 2015 publicaron un documental sobre vida y obra del Trinche Carlovich) y tengo amigos que han venido a visitarme, me trajeron camisetas de Barcelona y quieren que los vaya a visitar. En junio tenía pensado ir, pero a mí me apasiona Mendoza, no la cambio por nada. Pese a que son ídolos de veredas opuestas y acérrimos rivales como Gimnasia y Esgrima e Independiente Rivadavia, Legrotaglie y Carlovich son muy amigos. Una amistad que nació cuando el rosarino vivió en Mendoza y jugó para Independiente Rivadavia en la década del '70. "Cada vez que venís para acá se olvidan de mí", me dijo Víctor la última vez que anduve por Mendoza -cuenta el Trinche desde su casa, en Rosario-. Cuando fui allá, con unos amigos comimos en su casa. Llegamos y el Víctor me dijo: "Ustedes tienen que venir más seguido". "¿Por qué?", le pregunté. "Porque nunca, nunca, nunca, tuve la heladera tan llena como ahora para recibirlos". De hecho, el Víctor no olvida el gesto de Carlovich quien -recién operado de la cadera y caminando con muletas-, viajó desde Rosario en 2006 para acompañarlo en el homenaje de sus 50 años con el fútbol. Recuerda que lo abrazó y le dijo: "El Rey es usted, maestro". Para el Víctor siempre fue una persona humilde y sencilla, que tenía 12 velocidades y nunca se sabía qué podía inventar den
tro de una cancha.
-¿Cómo está el Víctor?, pregunta el Trinche. Y este periodista, después de ponerlo en autos, recibe un mensaje genuino, de alguien que se preocupa por la salud de un amigo con el que el 9 de abril de 1975 coincidieron en el mismo equipo. Fue en un amistoso que el Lobo le ganó a Boca 2 a 1 como parte de pago del pase de Darío Luis Felman. “Quiero que le digas al Víctor que lo quiero mucho y que le mando fuerzas para que siga adelante porque a los dos nos pasó lo mismo. Hemos perdido a mucha gente querida y hay que seguir para adelante, es lo único que nos queda”.
-¿Es verdad que en un partido que jugaron juntos para Gimnasia frente a Boca el DT xeneize le pidió al árbitro que sacara a algunos de los dos?
-Así dicen, yo no me acuerdo ni lo que hice ayer (risas). La verdad que tuve la suerte de conocerlo al Víctor. Acá no importan los colores de la camiseta, importa la amistad. Nosotros tenemos que aprender mucho todavía del fútbol de otros países. Porque lamentablemente acá los hinchas de Independiente y Gimnasia se odian, pero no debería ser así. El fútbol es un deporte, un espectáculo y hay que tomarlo como tal. Deben convivir pacíficamente, aunque no creo que eso lo veamos en este país. Ojalá ahora se junten en el Reducido para ascender así voy a verlos.
-¿ Y usted cómo se siente?
-Me siento solo, en este momento estoy sentado en la vereda de mi casa, mirando pasar a la gente y a los autos. -¿Los nietos lo visitan? -Sí, tengo tres nietos que son los que me mantienen vivo. De parte de mi hija, el más grande (Alan) tiene 14 años y estudia piano. Su hermana, Gina María, tiene 9 años y juega a la pelota. Hace poco se mudaron a un pueblito a 70 kilómetros de Rosario y la extraño con locura. Me cuesta mucho ir porque estoy muy apegado a la otra nieta, de parte de mi hijo, que se llama Sol Azul. Los padres le pusieron así porque son fanáticos de Rosario Central. Tiene 13 años y juega al handball. Está en el combinado de la selección rosarina y es una flaca que se defiende muy bien. Son lo que me queda y me mantiene vivo hasta ahora.
-¿De qué vive?
-De una jubilación de ‘miércoles’. Estoy como estamos la mayoría de los argentinos, sobreviviendo. Viene muy dura la mano, está todo muy complicado. No me cabe que estemos pasando un momento tan difícil. Vinieron dos o tres políticos de diferentes partidos a ofrecerme ser primer concejal, pero lo mío no es la política. Yo sé que acá en Rosario ganaría con los ojos cerrados, por toda la gente que me quiere y nada más. Pero no quiero ensuciarme ni tampoco creo estar capacitado para entrar en política. Además, hay que mentir como mienten muchos que prometen y después no hacen nada. Acá en Rosario en una cosa de locos como mienten.
-¿Cómo surgió lo del libro?
-Esto nació hace como siete u ocho meses a través de una editorial (Planeta) muy importante que abarca muchos países. Me lo ofrecieron porque anteriormente hicieron libros de este tipo con Bochini, Palermo, Alonso. Firmé contrato y todavía no vi ni un peso porque yo soy un salame bárbaro. Vamos a ver qué pasa. A este muchacho Caravario le pregunté si había viajado a Mendoza y me dijo que habló mucho por teléfono con la gente de ahí, como el Cura Vergara y otros exjugadores. Un libro es un libro, nada más que eso. Esto es algo que siempre digo y lo sostengo. El día que yo haga un libro, voy a contar la verdad. Después, por boca de otro no saben lo que hizo uno. Se dicen muchas cosas y la verdad la sabe uno. Y no sé lo que es pescar ni nada de eso, la verdad la sabe uno. Esto es como decía mi papá, Mario. ‘No te hagas problemas, dejalos que hablen. Bien o mal, significa que te tienen en cuenta’. Y es la pura verdad.
-¿Ya lo leyó?
-No, para nada. No me gusta leer ni ver los videos. Justamente esta semana que pasó, el martes estuve en un bar muy importante de acá de Rosario (NdR: El Cairo, donde Roberto Fontanarrosa se juntaba con sus amigos) y me hicieron algo muy lindo y emotivo. Hicieron una presentación del libro y también el jueves hicieron otra en el Atlas. Hubo mucha gente.
-¿Sabía que su historia llegó al teatro?
-Sí, en la Avenida Corrientes con cinco funciones y también en España. Estoy al tanto porque en el homenaje que me hicieron el otro día hablaron Valdano, Griguol, Pekerman, Kempes y Zanabria, entre otros.
-Se cuenta que cuando Maradona llegó a Rosario para jugar en Newell's dijo que el mejor de todos ya había jugado en Rosario y era Carlovich.
-Sí, el Diego sí. Pero yo no soy cholulo. Me gustaría conocerlo. Al Diego lo tengo arriba de todos. No me gusta hacer comparaciones, pero fue el que más disfruté. Messi es un monstruo también, pero son distintos tiempos. Estoy muy agradecido a los dos por el trato de pelota y la forma de jugar, que es la que nos gustaba al Víctor (Legrotaglie) y a mí.
-¿Le molesta que se 'inventen' cosas?
-Me molesta porque la verdad la sabe uno. Yo puedo hacer un libro de mi vida. Yo sé lo
que soy, lo que fui, lo que hice de mi vida y lo que voy a hacer. Después, los otros todos tocan de oído y de afuera, ¿entendés? Pueden hablar de mí algunos excompañeros, pero no pueden inventar cosas, ¿viste? Porque yo solamente sé la verdad, los otros no la saben.
-Acá en Mendoza lo apodaron el Rey. ¿Se acuerda quién se lo puso?
-Un muchacho que le decían el Turco, no me acuerdo el nombre pero era un hincha que iba seguido al club. Creo que tenía una lavandería, era un chico espectacular. Ayer tuve un evento acá en Rosario y tuve una sorpresa: hace siete años que está viviendo un muchacho que es fanático de la Lepra. Vino, me abrazó y me dijo: ‘vos para mí sos el Gitano’. Tenía puesta la camiseta de Independiente Rivadavia. Me compró un libro y se lo autografíe. Son cosas muy lindas que me hicieron recordar todas las cosas hermosas que yo pasé ahí. Porque en Mendoza pasé las mejores etapas de mi vida. Mirá que estuve en muchos lugares, pero lo que yo pasé ahí fue una cosa espectacular que no me había ocurrido nunca. Yo quiero mucho a Mendoza, a la gente y a los hinchas de todos los clubes porque he estado muy cómodo contra todos los equipos que enfrentamos. La pasé bien y me gusta con locura Mendoza. A mis hijos los mandaba de vacaciones ahí y voy a ir porque tengo una obligación y un cariño que no lo he recibido en ningún otro lado. La última vez que fui, en el 2017, me invitaron a ver un partido contra Ferro y me hicieron un homenaje. Cada vez que voy, parece que hubiera sido ayer. No sé si será que estoy por partir para otro lado u otro planeta. Ayer fue una locura, hoy también, me llamaron de todos lados, me felicitó Quique Wolf. Estoy peleadísimo con Internet, pero si buscás ahí salen nota muy lindas. A propósito de ello, el único registro fílmico de las gambetas del gran Trinche forma parte de una película llamada “Se Acabo el Curro”. En el film trabajan, entre otros, Víctor Laplace, Julio de Grazia y Moria Casán. Durante una escena filmada en Vicente López se puede ver a un jugador con la camiseta número 10 sacándose de encima a un rival con un lúcido enganche de izquierda. Está de espalda, no se le ve la cara. Más tarde se lo ve al Gringo Scotta marcar un gol. “¡No importa, mejor que no haya material! ¡Si con lo horrible que he jugado!, tira a modo de chanza.
-¿No le gustaría que hubiera videos de sus jugadas, gambetas, caños y goles?
-No veo nunca nada porque me hace mal. No conservo ni diarios, libros, fotos, camisetas, nada de nada.
-¿Y por qué le hace mal?
-Me hace mal en el sentido de que pasé momentos tan felices y lindos que me cuesta ver. No leí ni el libro anterior ni éste, no veo los videos y sólo me llegan los comentarios de mis amigos. No me gusta porque me siento mal, me hace daño. Soy así, soy raro.
-¿Es cierto que Menotti lo convocó a la Selección y no fue?
-Tengo mis dudas. Siempre digo lo mismo: ‘qué jugador se va a negar a jugar en la selección de su país’. El Flaco (Menotti) es mi amigo, vivía en Fisherton, a unas 15 cuadras de mi casa. Lo mejor que hizo Tapia fue convocarlo como mánager porque es un bocho, una persona muy capaz e inteligente.
-¿Va la cancha?
-Siempre voy a ver a Central Córdoba, y mañana (por ayer) tengo que ir sí o sí porque me van a entregar una plaqueta. No me gusta, pero tengo que ir. Suelo ir a todas las canchas que puedo, a la de Central, a la de Newell’s y siempre soy muy bien recibido, la gente me quiere mucho gracias a Dios. Como en Mendoza, donde soy el tipo más feliz del mundo porque me hacen sentir no sólo como en mi casa, sino como en mi barrio, que lo adoro. Y no quiero seguir hablando porque me siento mal. La nostalgia y la emoción invaden al Trinche Carlovich. Entre saludos y agradecimientos, su voz entrecortada se va alejando como ese aura romántica y mitológica que lo rodean.
La saga que es todo un arte
El tiempo pasa y la leyenda del Trinche se agiganta y se transmite de generación en generación. Crack sin tiempo y héroe del fútbol lírico, son muchos los que afirman que fue uno de los mejores jugadores del fútbol argentino. Mentor del doble caño (túnel de ida y vuelta a un mismo jugador), aquí en Mendoza lo disfrutaron Independiente y Maipú.
Fue libro dos veces ("El Séptimo era Duende", de Daniel Console y "Trinche, un viaje por la leyenda del genio secreto del fútbol, de la mano de Tomás Carlovich", de Alejandro Caravario), fue documental y ahora también el mito inspira una obra teatral en plena Avenida Corrientes, corazón artístico porteño.
El viernes 5 de abril se estrenó "El Trinche, el mejor futbolista del mundo" en el Centro Cultural de la Cooperación.
Jorge Eines, director de la obra (y también autor, junto a José Ramón Fernández), cuenta que Carlovich fue "la percha perfecta para colgar muchas cosas del mundo del fútbol y de la sociedad".
Y agrega: "Lo suyo puede ser entendido como un fracaso o como una resistencia lírica". Para convencerlo, Eines tuvo que llevarlo engañado a un bar. Cuando hubo ensayo, faltó. Y cuando el Trinche finalmente vio la obra, aseguró: "Creo que he descubierto cosas de mí mismo que ni yo sabía". Pero no todo termina ahí.
La saga del Trinche se desarrolla en otros ámbitos: hay remeras, murales, peñas, equipos, canciones y hasta una tesis universitaria. "La historia ejerce una fascinación, y pasan estas cosas. El otro día un periodista rosarino me mostró una foto de su lancha, que le puso de nombre Trinche. Es lo que me deslumbró del personaje. Genera fanáticos en todo el mundo, trinchistas", explica el escritor Alejandro Caravario.
Algo personal
Tomás Felipe Carlovich
Lugar y fecha de nacimiento: Rosario, 19 de abril de 1946.
Trayectoria: Rosario Central (1969-70); Flandria (1971); Central Córdoba (1972-74; 1978; 1980-83 y 1986), Independiente Rivadavia (1975-76); Deportivo Maipú (1979) y Colón de Santa Fe (1977).
Títulos: Primera C 1973 y Torneo Octogonal de Primera C 1982 (Central Córdoba); Liga Mendocina 1976 (Independiente Rivadavia).
Apodos: Trinche, Gitano, Rey, Mago