Tomás Felipe Carlovich tiene una estrecha relación con Mendoza por haber jugado en Independiente Rivadavia (1976) y Deportivo Maipú (1978-1979). Años en los que mostró su talento sin igual y que le valieron el reconocimiento incluso del propio Diego Armando Maradona. "Desde que llegué a Rosario lo único que escucho son maravillas de un tal Carlovich", contó Diego la tarde de setiembre de 1993 en que firmó su vínculo con Newell's Old Boys. Y el encuentro entre ambos se dio finalmente en febrero pasado, cuando el ahora DT de Gimnasia pasó por Rosario para un encuentro entre su equipo y Central. "Al Trinche, que fue mejor que yo", fue la frase con que Diego decidió autografiar una camiseta de Central Córdoba, que Carlovich llevó a la cita. Todo dicho; o casi.
Las leyendas suelen correr de boca en boca, muchas veces agigantando historias y poniendo elementos en un lugar que otras veces no estuvieron allí. Eso suele pasar con muchas anécdotas que llegan desde décadas pasadas. Sin embargo, todo lo que se cuenta sobre Carlovich y la tarde en que bailó al seleccionado argentino, es cierto. Fue el 17 de abril de 1974, con el Mundial de Alemania a la vuelta de la esquina. Aquella tarde, en cancha de la Lepra rosarina, la historia del Trinche acumularía uno de sus capítulos dorados: "le hizo un caño de ida y vuelta a Sá"; "le tiró dos sombreros a Brindisi"; "metió una asistencia magistral para Oberti"… Infinidad de anécdotas que se acumulan en apenas 45 minutos, porque Carlovich no salió a jugar el segundo tiempo. Carlos Timoteo Griguol, DT de Rosario Central por aquel tiempo; y Juan Carlos Montes, de Newell's; quienes estaban a cargo del combinado rosarino, no tuvieron más elección que aceptar el pedido-orden de Vladislao Cap, entrenador del seleccionado albiceleste, para que sacara al Trinche. Y aunque es probable que los casi 30 mil asistentes a aquel encuentro hayan exagerado lo que pasó, no habrá más que creerles. No hay imágenes ni documentos que cuenten mucho sobre aquel amistoso, disputado hace 46 años. Apenas un puñado de textos periodísticos que no dijeron demasiado sobre el partido. "Funcionaron muy bien las zurdas de Carlovich, Obberti, Zanabria y Kempes", pudo leerse en El Gráfico. No mucho más que eso.
El propio Carlovich, unos años después, entraría en contradicciones para agigantar más aquella noche rosarina. "No es verdad que pidieron que saliera. Había muchos jugadores y querían que jugaran todos, por eso me cambiaron", dijo. Sin embargo, un par de años después, confesó: "Por lo general cambian a los que juegan mal y yo no estaba jugando mal; así que en una de esas algo puede haber", dijo, con gesto pícaro.
Aquel combinado rosarino estaba conformado por jugadores de Rosario Central, Newell's y uno de Central Córdoba: el Trinche.
Esa manera de exagerar a los ídolos, hizo que Carlovich tuviera momentos inolvidables en el imaginario popular. ¿Pero sucedieron tantos hechos que se le atribuyen? Casi ninguno de ellos tiene imágenes ni más que un puñado de letras unidas en algún texto deportivo. Si bailó a Baresi; si un árbitro, tras expulsarlo, tuvo que hacerlo regresar al campo de juego por la presión popular o si le escapaba a los entrenamientos, seguirá siendo apenas una cuestión de fe.
LA MEMORIA (NO) TRAICIONA…
“Vuelva, vuelva”. Según cuenta el propio jugador, un día un referí lo expulsó y ante el grito de la gente, el hombre de negro lo fue a buscar: “No se vaya, quédese que no lo eché”.
El baile al Tano. En 1979, el rosarino fue invitado a enfrentar al Milan, de Italia, que estaba de gira por Sudamérica. Lo hizo con la camiseta de Andes Talleres en el estadio Malvinas Argentinas e ingresó en el segundo tiempo, donde metió una magistral asistencia para el segundo gol mendocino. Fue triunfo 3-2 sobre los italianos y dicen que el Trinche volvió loco nada más y nada menos que a Franco Baresi.
Ausente sin aviso. En 1976, cuentan que César Luis Menotti le abrió las puertas de la selección y lo invitó a entrenarse. El Trinche nunca apareció. "Se había ido a pesar o a una isla, no me acuerdo. Me dijo que no había podido llegar porque el río estaba alto", contó el Flaco.
“No me acuerdo que me hayan convocado, pero si lo dice Menotti, puede ser, eh…”, devolvió Carlovich.
SU AMOR POR MENDOZA
"Siempre recuerdo las cosas hermosas que pasé ahí; porque en Mendoza pasé las mejores etapas de mi vida. Mirá que estuve en muchos lugares, pero lo que yo pasé ahí fue una cosa espectacular, que no me había ocurrido nunca. Yo quiero mucho a Mendoza, a su gente y a los hinchas de todos los clubes porque he estado muy cómodo contra los equipos que enfrentamos. La pasé bien y me gusta con locura. A mis hijos los mandaba de vacaciones ahí. Cada vez que voy, parece que hubiera sido ayer. No sé si será que estoy por partir para otro lado u otro planeta", contó Carlovich el año pasado a MAS Deportes, en una entrevista donde habló de su amistad con Víctor Legrotaglie: "el Rey", tal como lo llama cada vez que se funden en un abrazo.