Toma de conciencia sobre la polilla de la vid

El Gobierno nacional destinó 400 millones de pesos para la lucha contra la polilla de la vid. Se ha producido una importante inscripción de productores para sumarse a combatir el flagelo, lo que determina una actitud interesante con vistas al futuro.

Toma de conciencia sobre la polilla de la vid

Pasaron siete años desde la aparición del flagelo y todo lleva a indicar que recién ahora los productores han tomado conciencia de los graves problemas ocasionados por la polilla de la vid. En marzo, una nota de Los Andes daba cuenta de que se había duplicado en la provincia la cantidad de productores que concretó tratamientos tendientes a enfrentar la plaga, mientras pocos días atrás se conoció un informe que señala que el 84 por ciento de los productores se ha inscripto para sumarse a la lucha.

La lobesia botrana -nombre científico de la polilla de la vid- es una plaga que afectó durante muchos años a cientos de miles de hectáreas en Europa, especialmente en Francia, España e Italia. Se trata de una especie de mosca que se alimenta del jugo de la uva y si bien no afecta la calidad de los vinos, las pérdidas son importantes en lo referido a la producción de los viñedos. La plaga era desconocida en el continente americano e ingresó a Chile a través de las máquinas cosechadoras que llegaron al vecino país desde Francia. Debemos tener en cuenta que, por encontrarnos en contra estación, las mismas máquinas que se usan para la cosecha en los países del viejo continente, son usadas para la recolección en las zonas sudamericanas.

Cuando la plaga ingresó a Chile, el vecino país advirtió de la situación a la Argentina y encendió las alertas especiales cuando fue detectada en los viñedos de Los Andes, a escasos kilómetros de la frontera. Sin embargo y pese  las advertencias, por un error inadmisible como fue la carencia de control sanitario, la polilla ingresó a la Argentina de la misma manera que a Chile: en las máquinas cosechadoras.

De todos modos, detectada la situación, las autoridades locales decidieron formar un "cordón sanitario" en derredor del lugar donde apareció y se prohibió paralelamente el traslado de uvas desde una zona a otra. Además, se solicitó a los productores que realizaran fumigaciones en los camiones, tractores o cosechadoras que recorrían la zona afectada, pero muy pocos respetaron los controles y en poco tiempo la polilla se diseminó por toda la provincia.

Se dio entonces una situación particular, ya que mientras en Europa la plaga prácticamente desapareció por la tarea y los controles realizados, en nuestra provincia creció exponencialmente y generó pérdidas sustanciales en miles de hectáreas de viñedos. Debe consignarse también que la lucha contra el flagelo es especial, en razón de que no pueden utilizarse agroquímicos para no afectar a otras especies. Los costos suelen ser importantes, pero el valor de la uva ha determinado que muchos productores hayan decidido invertir en la lucha. De acuerdo con lo señalado, en la última cosecha se intensificaron los tratamientos de protección, especialmente a través de la utilización de feromonas.

Con vistas al futuro las expectativas son favorables en razón de que el Gobierno nacional tomó conciencia de la situación y destinó 400 millones de pesos para combatir el flagelo, mientras los productores advirtieron la gravedad del problema y se inscribieron en los organismos correspondientes para iniciar los tratamientos. En ese esquema, de los 16 mil productores que los organismos específicos esperaban que se inscribieran para la lucha el 84 por ciento se ha registrado, estimando los técnicos que el 16 por ciento restante corresponde a hectáreas de viñedos que ya no se encuentran en producción o están abandonados. Un detalle más que interesante en razón de que demuestra que los viñateros han tomado suficiente conciencia sobre la gravedad de la situación y están dispuestos a llevar una solución definitiva, tal cual ha sucedido en Europa y está a punto de concretarse en Chile.

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