Dado que el término tolerancia es fuente de erróneas interpretaciones, conviene iniciar comentando su sentido estricto.
La palabra tolerancia tiene su origen en la expresión latina tolerancia, tolerare, que significa soportar. Por supuesto, no es esa la acepción que nos interesa promover.
La Real Academia Española dice que es la "acción y efecto de tolerar, es decir, sufrir, llevar con paciencia"; sin duda, basándose en su derivación etimológica. Y añade: "Respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras". Esta sí es, sin temor a equívocos, la base del sentido de la tolerancia como concepto filosófico.
Sin embargo, el "respeto o consideración" resulta limitado y limitante. Para el nuevo líder, el concepto del respeto y la consideración es tan solo el comienzo. Ya no se trata tan solo de respetar (sufriendo con paciencia) el punto de vista ajeno. No se trata de escuchar el punto de vista de cada persona para luego imponer el suyo propio.
Se trata de convocar y promover los puntos de vista diferentes al suyo, entendiendo que la diferencia y el fuego de la confrontación le complementan y hacen parte del proceso creativo en la búsqueda de la solución de problemas y en el desarrollo del compromiso por parte de las personas que integran un auditorio o un equipo de trabajo.
Para Estanislao Zuleta, "respeto significa tomar en serio el pensamiento del otro: discutir, debatir con él sin agredirlo, sin ofenderlo, sin intimidarlo, sin desacreditar su punto de vista, sin aprovechar los errores que cometa o los malos ejemplos que presente, tratando de saber qué grado de verdad tiene; pero al mismo tiempo significa defender el pensamiento propio sin caer en el pequeño pacto de respeto de nuestras diferencias.
Muy a menudo creemos que discutir no es respeto; muy por el contrario, el verdadero respeto exige que nuestro punto de vista, sea equivocado total o parcialmente, sea puesto en relación con el punto de vista del otro a través de la discusión".
La tolerancia, a su vez, es el punto de apoyo para que el líder desarrolle una actitud proactiva ante el conflicto y su modo de resolución.
"Creo que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de qué boca, o de qué rostro, o de qué nombre, es lo de menos." (J.L. Borges).
Los espacios para la tolerancia
La tolerancia es un reto al que nos vemos abocados continuamente en los campos más disímiles e insospechados. Veamos algunos espacios que exigen poner en práctica el valor de la tolerancia.
En el plano personal, la intolerancia se manifiesta principalmente en actitudes y posturas conceptuales que por rígidas consideramos incuestionables, y obligan al individuo a sacrificar la oportunidad de avanzar mediante la evolución, la cualificación o la refutación de las propias ideas.
Otro comportamiento de intolerancia en el plano personal lo encontramos en quienes se reprochan a sí mismos errores o situaciones bochornosas ocurridas hace mucho tiempo, lo cual les impide hacer un acercamiento feliz al pasado, perturbando su presente y su autoimagen, perturbando a la vez su autoestima.
Un ejemplo de esto es la actitud de una persona que aún hoy, a sus 54 años de edad, se indispone cuando recuerda aquella fiesta de su infancia en la que intentó mostrar sus dotes de bailarín y cayó de espaldas, provocando la risa de los asistentes.
La tolerancia en el plano personal nos permite mirar el pasado sin rencores y fortalecer la autoimagen como sostén del bienestar presente y el crecimiento futuro.
La asertividad
La asertividad la podemos definir como la facultad que tiene un individuo para defender sus derechos personales sin transgredir los derechos de los demás. Defenderlos en forma serena, pero firme.
Basado en la asertividad, un individuo se sabe autónomo para expresar lo que piensa, lo que siente o lo que desea. Puede comunicarse abiertamente en cualquier ambiente, ya sea ante desconocidos o amigos. No busca zaherir o descalificar a sus interlocutores, sencillamente garantiza para sí el derecho a comunicarse como una persona sin ataduras emocionales.
En su artículo "La asertividad, el arte de decir no", W. Riso afirma que "nuestra cultura pondera más el ‘sí’ que el ‘no’. El ‘sí’ está asociado a amabilidad, comprensión y tolerancia, mientras el ‘no’ lo referimos a antipatía, egoísmo e intransigencia. Enseñamos la actitud de servicio, la ayuda y la generosidad, como valores determinantes de todo humanismo, y desestimamos los que se oponen, rehúsan o simplemente protestan. Sentar precedentes y manifestar el ‘disconfort’ no es bien visto, al menos para los que quieren congratularse con el orden establecido".
Cada persona tiene derechos sicológicos personales. Tenemos derecho "a decir no, a expresar desacuerdos, a oponerse, a expresar sentimientos negativos y a ser consecuente con mis creencias. Obviamente no tengo que violar los derechos ajenos para ejercer los míos".
Algunos derechos básicos que generan asertividad, son:
* Derecho a equivocarnos.
* A presentar opiniones extrañas a la toda lógica.
* A presentar opiniones diferentes de las opiniones de los demás.
* A cambiar de concepto.
* A reconocer tranquilamente que desconocemos algo.
* A rechazar peticiones sin sentirnos culpables por ello.
Cuando una persona reconoce y vive estos derechos, elimina la angustia del temor a la equivocación, de la posibilidad antes aterradora de "hacer el oso".
La asertividad es el valor que nos permite poner en práctica la tolerancia activa, manifestando nuestra discrepancia pero indagando más sobre el criterio ajeno:
"La verdad, yo no comparto su punto de vista, pero me gustaría conocerlo mejor".
"Su opinión es muy diferente a la mía. ¿Cómo llegó a esa conclusión?".
"Me parece muy bien que tengamos puntos de vista diferentes, eso nos permitirá analizar el asunto desde diferentes perspectivas"..
El equilibrio entre tolerancia y asertividad asegura relaciones humanas más honestas, sinceras y cálidas.
La tolerancia concluye cuando la asertividad empieza. Es menester saber cuándo somos tolerantes y comprensivos y cuándo se nos intenta manipular. La tolerancia es una virtud y la asertividad es una forma sociable de la defensa personal.