En dos días el dólar recuperó la caída de la semana pasada y quedó claro que, más allá de algunos anuncios que generan rápidos movimientos, en general el mercado ha comenzado a producir un movimiento que denominan “de cobertura”, es decir, salen de pesos para pasarse a dólares para cubrirse de alguna sorpresa en el próximo resultado electoral.
Por más que el Banco Central siga aumentando la tasa y el stock de Leliq, sigue apareciendo plata. Es poca la explicación para justificar este proceso porque, en teoría, el Banco Central se encarga de mantener la base monetaria congelada desde octubre del 2018 en términos nominales, es decir, sin ningún ajuste por inflación. Es probable que el proceso se genere por la caída de los depósitos a plazos fijo.
El martes, por ejemplo, el Tesoro pagó servicios de Letes en pesos y esos fondos, en su mayoría, fueron a dólares. Los inversores no están conformes con lo que los bancos están pagando y presionan para que el Central pague más por las Leliq, para que los rendimientos compensen la expectativa de inflación.
Mientras el BCRA ya paga 65% de tasa anual a 7 días a los bancos, estos pagan a sus mejores ahorristas 40% anual, y esto no los conforma. Como todos, quienes se cubren hacen sus propias proyecciones. Después de del dato de la inflación de febrero (3,8%), algunos comenzaron a generar expectativas proyectando esa tasa y hay economistas opositores que hablan de una tasa anual superior al 40%.
El problema es que el gobierno no alcanza a dar medidas que tranquilicen a los empresarios ni a los consumidores. Prueba de ello es que una empresa líder alimenticia, con primeras marcas, que ha perdido mucho mercado por la caída del consumo, esta semana aumentó un 15% las listas de sus productos. Es decir, prefieren producir menos y cubrirse, sin recuperar mercados.
En este panorama el Gobierno sigue empecinado en seguir indexando los precios de los servicios y permitir la indexación de la mayoría de las variables. Este mecanismo solo consigue retroalimentar la inflación, repitiendo los ciclos, aunque, en apariencia, la oferta monetaria siga disminuyendo. En esta lógica, lo que ocurrirá es que se achicará la economía y aunque todos quieran cubrirse, la mayoría saldrán perdiendo.