Tuvo ayer el alta médica, mañana se evaluará el ritmo que le impondrá, pero Cristina Kirchner vuelve a sus funciones. El viernes 4 de octubre había protagonizado su última aparición, en un acto de campaña en el Hospital "Alberto Balestrini" de La Matanza.
El kirchnerismo todavía se ilusionaba con poder remontar su derrota en las primarias, sobre todo en la estratégica provincia de Buenos Aires. Cristina vuelve, pero consumada la derrota del 27 de octubre en los principales distritos y en buena parte del país, lo hace con la cuenta regresiva ya activada hacia la entrega del poder en 2015.
Vuelve, en un contexto en que se habla de la "transición" y con un peronismo que ya discute la sucesión y empieza a buscar un nuevo liderazgo.
El Gobierno estuvo como suspendido en el aire en este largo mes de intervención quirúrgica y reposo obligado de la Presidenta, que la sacó de la campaña justo en el tramo final.
Hay expectativa, tanto en el oficialismo como en la oposición, por el discurso que pueda traer Cristina Kirchner, por cómo elaboró la derrota del 27 de octubre y cómo se parará frente a la sucesión y la disputa que se abre en el PJ.
Funcionarios del área económica cercanos al secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se ilusionan conque Cristina trae en su regreso "un paquete de medidas económicas revolucionarias" que podrán relanzar el Gobierno en la senda de las "transformaciones".
Estos fines últimos harían que aceptara el "giro ortodoxo" cuyo impulso atribuyen al vicepresidente Amado Boudou, iniciado con el pago en el Ciadi de U$S 677 millones a cinco empresas que litigaron contra el país. Objetivo, volver a los mercados de crédito internacionales.
"Todos los saltos adelante del Gobierno pudieron hacerse en base a un 'fondeo'", analizaron en Balcarce 50. Ejemplos: el país que crecía a tasas chinas, la apropiación de los fondos de las AFJP, luego de las reservas del Banco Central, a lo que se suma el intento con la frustrada resolución 125. "Si se quiere que la película kirchnerista continúe, no hay demasiadas alternativas", admiten aun mirando la jugada con desconfianza.
La perspectiva que abrió el arreglo en el Ciadi (que benefició, por otra parte, a fondos de inversión ligados a Boudou) también fue bien ponderada por dirigentes kirchneristas que no son del círculo áulico, que reconocen con timidez la gravedad de temas como la inflación y la inseguridad y esperan que el gobierno "haga cambios", que la Presidenta disminuya "la confrontación" y se transite de la mejor manera los dos años que quedan.
En ausencia de Cristina, Daniel Scioli cargó con el peso de la campaña y fue el principal sostén de Martín Insaurralde. Y cobró un protagonismo inusitado. Los sciolistas creen que su jefe se ganó el derecho de ser candidato presidencial, aunque no se ilusionan con tener la exclusividad del "espacio", en que el kirchnerismo duro plantaría al entrerriano Sergio Urribarri, mencionado además como posible jefe de Gabinete en un plan para darle proyección nacional.