El último éxito del reguetonero puertorriqueño Daddy Yankee alcanzó los mil millones de reproducciones en YouTube seis meses después de su lanzamiento.
"Dura" se ha convertido en el video más visto de Youtube en casi dos decenas de países, entre los que está México, España, Argentina, Chile, Perú, Puerto Rico y Paraguay, entre otros.
El "#DuraChallenge", el reto que invitaba a bailar la canción y colgarla en redes sociales, se convirtió en viral desde la publicación de la canción el 18 de enero de este año.
Se ha podido ver a celebridades como el tenista Novak Djokovic o el pasado fin de semana a la presentadora Oprah Winfrey bailando al ritmo de "Dura".
"Gracias por el apoyo masivo que ustedes le han dado a #Dura hoy en seis meses ha sobrepasado el billón de visitas! A todos los que han bailado el #DuraChallenge, #DuraDanceChallenge alrededor del mundo", escribió el rapero en su perfil de Instagram.
"Dura" ha sido certificada en 20 ocasiones como Platino en el mercado latino de Estados Unidos y ha logrado obtener esta calificación en España, Chile y cuatro veces en México.
También ha obtenido Disco de Oro en Portugal, Ecuador, Canadá o Suiza, entre otros reconocimientos en todo el mundo y logró copar en marzo por novena vez el número uno de la lista Latin Airplay.
Estas cifras y datos solo nos dicen una cosa: que el gusto musical masivo ya casi no reconoce ni una sutileza del lenguaje musical. Un acorde simple, un tum tum del tambor: con eso es posible inventar a un artista.
Para la industria discográfica el asunto no podía ser más ideal: a menos costo (no hacen falta grandes trabajos de conceptualización musical, ni buenos intérpretes, ni artistas siquiera), mayor ganancia. Para YouTube, ni qué hablar.
El asunto es: cuándo los consumidores culturales estarán en condiciones de hacer que la industria nivele para arriba, que sea preciso apostar a la calidad artística y creativa para cautivar audiencias, que los que elijen estén en "condiciones" de elegir.
Al parecer, y en vista de estos números, todas esas posibilidades son un sueño que jamás será cumplido. La recepción, el que escucha, es también el responsable de la ramplona calidad de los artistas que se consagran.