Todos los años la misma historia

Repetitivas hasta el hartazgo, las paritarias estatales consumen el primer cuatrimestre. Recién después “arranca” el año. Pero no hay que ilusionarse con lo que viene en 2014.

Todos los años la misma historia

Año tras año, lo mismo. No hay sorpresas en las circulares negociaciones entre el Gobierno y los gremios estatales. Por eso, tal vez, la parálisis estatal y el desgaste que generan sea incomprensible y más aun los días sin clases ni atención en los hospitales que traen aparejados. Basta recorrer las crónicas de los últimos años para detectar hechos casi calcados en las paritarias estatales, sobre todo en la que abre el camino y marca el ritmo del resto, la de los docentes.

El Ejecutivo arranca siempre ofreciendo una cifra irrisoria. La segunda propuesta es apenas superior y tampoco convence. Después de esto vienen los paros y también las conciliaciones obligatorias desobedecidas. Las consabidas declaraciones de los funcionarios anunciando que se descontarán los días de paro no son más que una amenaza que entra en juego al final.

Pasó en 2012. El SUTE hizo paro el primer día de clases. El Gobierno pidió la conciliación. El gremio no se dio por notificado porque el papel nunca llegó a las manos de los dirigentes.

Cualquier semejanza con este año, no es pura coincidencia. ATE y Ampros también desacataron la intimación de la Subsecretaría de Trabajo y obviamente no fue su primera vez. Muchos se escandalizaron hace algunas semanas por el “día de asambleas” tras los paros que se tomaron los docentes para definir cómo seguir el plan de lucha. Lo mismo hicieron el año pasado. Incluso, con más énfasis.

La tercera oferta oficial, generalmente, recién muestra el porcentaje por el que se va a terminar arreglando, pero la diferencia es el plazo. Este año, como el pasado, el Ejecutivo empezó con un aumento a pagar en tres etapas. Las reacciones del gremio también fueron similares: el SUTE suspendió en 2013 una huelga de tres días ya votada por el plenario para analizar una oferta que terminó rechazando. Y luego, sí, vino el paro.

Entre amenazas de aumento por decreto y más declaraciones de guerra de uno y otro lado, se estira a la cuarta y a veces, como en 2013, a la quinta propuesta, que consiste básicamente en el mismo porcentaje que la tercera pero en menos tiempo. Acá cobra valor aquella amenaza del descuento de los días no trabajados: el Gobierno suma a los beneficios que obtendrán los trabajadores el reintegro de la suma descontada. Pero siempre a cambio de algo, por ejemplo no pagar el retroactivo a enero.

Así llegamos al fin de la historia, que es la firma del acuerdo. Algo que, todo indica, los docentes harán mañana mismo cuando el plenario provincial apruebe el 30,5% desde marzo. Es cierto, demoró más que los años anteriores: en 2013, el 23 de marzo los docentes aceptaron. Ahora será dos semanas después, si todo se da según los pronósticos. Pero la lectura oficial hace hincapié en que esta vez el escenario económico es más complejo por la inflación que disparó la devaluación de enero.

De ahora en más, tal como lo marca la tradición, se empezarán a cerrar los otros frentes. El de Salud es el más duro, como siempre, y por ahora no asoma la salida, más allá del acuerdo con el siempre “dialoguista” ATSA, conducido por el senador peronista Juan Carlos Navarro.

“Esta dinámica no es buena. Tanto gobierno como gremios se han adaptado a una lógica que se va agotando”, admite un peronista con poder de decisión en el Gobierno. Otro encumbrado funcionario aporta un dato que mira hacia adentro del propio Ejecutivo: la paritaria no es sólo con los gremios sino también entre los negociadores “políticos” y el Ministerio de Hacienda, siempre reticente a soltar dinero.

Nubarrones en el horizonte

Esa “lógica paritaria” hace que cada año el primer cuatrimestre se vaya en negociaciones, acusaciones y finalmente acuerdos que dejan la triste sensación de que nada más pasa, que toda la energía está puesta allí y que la gestión debe esperar a mayo para empezar a moverse. Este año, hay un condimento extra: no hay presupuesto aprobado. Y este argumento es cada vez más usado por algunos funcionarios para fundamentar la parálisis estatal. Aunque la carencia de una pauta de gastos para 2014 no significa que no hay dinero ni justifica la falta de ideas.

A la caja provincial ha entrado 60% aproximadamente más en el primer bimestre que en el mismo lapso de 2013 por Ingresos Brutos. También este año ya están pagando el impuesto automotor los casi 38 mil vehículos patentados en Mendoza en 2013, cifra que marcó un nuevo récord.

El aumento también se nota en el dinero que llega de la Nación. La recaudación de IVA y Ganancias creció en el primer trimestre alrededor de 40% y esa suba se traslada a la coparticipación federal. Así como llega más dinero por las regalías petroleras producto de la devaluación del peso y el mismo motivo hace crecer el llamado “fondo de la soja” que se usa para obras.

La prórroga de la pauta de 2013 permite el normal funcionamiento del Estado y el Ejecutivo tiene libertad para reasignar partidas a las áreas que desee priorizar. Lo que no dicen abiertamente esos funcionarios que se quejan, como el titular del IPV Omar Parisi, es que lo que se busca es la aprobación de nueva deuda, negada ahora por toda la UCR.

Por eso, en el oficialismo ya dicen que a fines de mayo volverán a insistir con la aprobación del presupuesto y esa improbable autorización de endeudamiento que le permita el ingreso de más dinero para pagar las obligaciones con los acreedores. La pregunta es si es necesario con todo lo que se está recaudando. Y la respuesta, cargada de pesimismo, es que esperan que el panorama cambie pronto y hasta deslizan casi sin querer una temida palabra: recesión.

Entonces, afloran los datos negativos. La cosecha de uva es 25% menor que la de 2013, la fruticultura quedó sepultada por las heladas, el escenario nacional no ayuda y cae el consumo por un tobogán. Los informes de las cámaras de comercio hablan de casi 10% menos y los patentamientos de 0 km ya muestran una merma de 15% en el primer trimestre, aunque en el sector estiman que se profundizará con el correr del año.

Otra vez el año se presenta complicado como para ilusionarse con algún progreso, con hechos que modifiquen para bien la realidad.

En el PJ entero dicen estar concentrados en fortalecer la gestión, por eso patearán para adelante la elección de autoridades partidarias, mientras la Justicia Federal se los permita, para evitar que los roces internos perjudiquen la marcha del gobierno. Aunque cada uno siga con su armado, como lo demostró ayer una nueva reunión del sector que intenta aglutinarse en torno a la figura del gobernador, Francisco Pérez.

Pero hay un hecho que todos esperan, para bien y para mal: el Mundial. Dicen que después se acelerarán los tiempos políticos nacional y locales. Entonces, todos deberán jugar sus cartas y habrá que olvidarse de la gestión, otra vez. Hoy, parece haber una coincidencia en cuanto al candidato presidencial, al menos de los principales referentes del PJ mendocino: Pérez, Ciurca y los azules se muestran cerca de Scioli.

En el entorno del candidato, en Buenos Aires, enfatizan la cercanía del gobernador mendocino y lo alaban como una de las figuras que se ha sumado y “está haciendo bien los deberes”. En tanto, acá, parece haberse desatado una silenciosa lucha entre el mandatario y su vice por ver quién es el más sciolista en Mendoza.

Algunos dicen que el apoyo de Pérez se terminará el día que la presidenta, Cristina Kirchner, defina abiertamente un candidato propio para 2015 (hasta ahora es el entrerriano Sergio Urribarri) y ponga en aprietos al mendocino al obligarlo a decidirse. Ciurca, un sciolista de la primera hora, seguramente aguarda ese momento. Mientras tanto, prepara el lanzamiento en Mendoza de la DOS, la agrupación del bonaerense cuyo nombre no es un número sino una sigla: Daniel Osvaldo Scioli.

Habrá que esperar a que pase el Mundial para ver estas definiciones. Para lo otro, lo trascendental, seguramente la espera será mucho más larga.

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