Todo un clásico en los mundiales

Todo un clásico en los mundiales
Todo un clásico en los mundiales

Convertido ya en un clásico de los mundiales, Argentina y Alemania dejaron marcada la historia de seis encuentros con los sellos de Maradona y Matthäus, y hoy en su tercera final, Messi y Müller, sus actuales figuras, dejarán también legado

Pero, sin duda que desde aquel México 1986, con una Argentina victoriosa, y la revancha de Italia 1990, fueron dando forma a este clásico de los mundiales.

En el ‘86, Argentina tuvo a Diego Maradona en el altar del fútbol, y en 1990, el astro llegó golpeado, con un pie maltrecho que soportó todo el campeonato, con el que se las arregló para dar el pase magistral con que Claudio Caniggia hizo el gol a Brasil en octavos y marcó el punto de inflexión, el oxígeno para llegar a la final en el Olímpico de Roma, pese a que un penal convertido por Andreas Brehme, a cinco minutos del final, desmoronó las ilusiones.

A aquel 29 de junio del '86 llegaban Argentina y Alemania, uno dejando en el camino a los belgas, con una apilada y una pincelada de Maradona. El otro echando por tierra la ilusión del gran Michel Platini de consagrarse campeón con su Francia, con un 2-0 en la semi.

Cuatro años después, con algunos de los mismos jugadores, empezando por Maradona, siguiendo por Burruchaga y Ruggeri, volvía a enfrentar a Alemania, con Klinsmann, Voeller y Hassler, pero también con un gran Lothar Matthäus, la gran figura del Mundial. Ese que había hecho dos goles de casi treinta metros, uno de zurda y otro de derecha a Yugoslavia en la previa.

Por primera vez llegaban dos mismos equipos a una final del mundo. Alemania fue más, pero no fue el equipo que se esperaba. Argentina había sufrido más con Brasil en los octavos, aunque el equipo de Bilardo apenas si llegó y una dudosa jugada que el mexicano Edgardo Codesal no la consideró pudo haber terminado en un penal a Calderón. Y cuando expiraba el partido, Codesal -desde entonces mala palabra en la Argentina- le cobró penal a Roberto Sensini por una supuesta infracción a Klinsmann. Andreas Brehme pateó abajo a la derecha pegado al palo. Sergio Goycochea se lanzó hacia allí, pero fue imposible. Años después, casi en paralelo con el Mundial de Alemania 2006, Brehme admitiría en un reportaje al diario El País, de España, que no hubo infracción en aquella jugada.

El clásico siguió sin finales, y fue para Alemania, el verdugo argentino en 2006 y 2010, ambos en cuartos.

En Munich, el gol de cabeza de Ayala disparó a los alemanes a buscar el empate, pero parecía que Argentina lo llevaba bien. Abbondanzieri, el arquero argentino argumentó lesión y entró Franco. No tuvo culpa el arquero, porque la defensa albiceleste se durmió y dejó que el temible Klose igualara de cabeza. Alargue, penales y Lehmans que con machete en mano le atajó los tiros a Ayala y Cambiasso

En 2010, con Diego Maradona en el banco argentino, Thomas Müller arrancó rápido la ilusión al marcar de cabeza a los 3 minutos. Dos de Klose y el restante de Friedrich, tras una jugada magistral de Schweinsteiger, redondearon un 4-0 lapidario aquella tarde en Ciudad del Cabo.

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