Había que ser superior a Peñarol de San Juan y sobreponerse a las adversidades del Consejo Federal. Contra todo tuvo que luchar el equipo de Sebastián Cloquell. Y ni así pudieron contra los gladiadores de San José.
Así se disputó el encuentro, con toda esa carga emotiva a cuestas, esa que había despertado el polémico fallo de del Tribunal de Disciplinas. Desde un inicio, Argentino lo jugó como si en realidad sólo faltarían cinco minutos para el pitazo final. Eran 45, pero no importaba.
La Academia hacía todo acelerado, a empellones. Al minuto y medio nomás, Redondo se lo perdía casi abajo del arco. Un puñado de minutos más tarde, Jofré metió un centro dañino al área pero Giusepponi ni Lucero pudieron empujar cuando el arco sanjuanino estaba vacío.
El experimentado Carabajal cometía una tontería, se iba expulsado y lo que ya le era una empresa complicada a Peñarol, a partir de allí el arco de Fontemachi le quedó en Japón, Sin embargo, en lo que ya tenía matices de proeza, el Bohemio sanjuanino estiraba la agonía y metía el partido en la definición de penales, donde todo puede pasar.
Y Argentino caía en la desesperación, en la histeria de las agujas de ese reloj que no paraba de correr. Adentro Suraci por un Torres que nunca terminó de recuperarse del brutal codazo de Carabajal, y Argentino se partía claramente en dos. Giusepponi, Poblete y Pérez en el fondo y el resto metidos al área. ¡Agárrate Catalina que vamos a galopar!.
Pelotazos y segunda jugada. La elaboración de juego se quedó en el entretiempo. Suraci para aguantar, generar faltas o peinar alguna pelota para Lucero y Jofré que entraban por detrás de él.
Cuando la claridad de las ideas se apagaban junto a los últimos rayos del sol de la tarde, Jofré metió una comba perfecta desde un tiro de equina desde la derecha, Suraci logró desprenderse de su marca y metió un frentazo que dejó sin chances a Criado. Explotó San José y también el Tanque, que se sacó la mufa. Volvió la doble mortal. Justo cuando más la necesitaban,