Todo se arregla (¿o desarregla?) con subsidios

El ofrecimiento del Gobierno de otorgar el pasaje gratuito en el servicio público de pasajeros para acordar en la paritaria docente, no hace más que ratificar que los gobiernos buscan solucionar todo a través de subsidios.

Todo se arregla (¿o desarregla?) con subsidios

Una conocida canción del cantautor Ignacio Copani refleja cómo somos realmente los argentinos, en el sentido de que todo lo solucionamos atándolo con alambre, tanto para arreglar la manija de una pava como para enfrentar el problema de la deuda externa. Si esa definición la trasladamos a la época actual, podríamos señalar que en Mendoza, si bien no todo se ata con alambre, al menos se arregla -o se intenta arreglar- con subsidios. Nos hemos contagiado de una enfermedad que se inició y que se mantiene en el Gobierno Nacional y que, en definitiva, en lugar de solucionar los problemas termina postergándolos, afectando al grueso de la población.

En el orden nacional se podría mencionar lo que sucede con la energía, con el petróleo, con los ferrocarriles, con Aerolíneas Argentinas y la lista podría engrosarse en infinidad de actividades más. Con una gran diferencia: en el caso de los ferrocarriles, por señalar uno de los ejemplos, si bien somos todos los argentinos los que aportamos a través de los impuestos (IVA, ganancias, retenciones por las exportaciones, etc.), los beneficiados son pura y exclusivamente los habitantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, llamativamente los lugares donde están los votos, en detrimento del resto del país que sigue esperando la recuperación de las vías para que pueda ponerse en funcionamiento, por lo menos, el transporte de cargas. Con un hecho adicional: en el interior, debemos soportar reiteradas cadenas nacionales que buscan destacar la figura de uno de los candidatos de la Presidenta para sucederla, dentro del Frente para la Victoria, como la del ministro del Interior y Transportes, Florencio Randazzo.

Mendoza no escapa a la utilización de subsidios para la solución de problemas. Es del caso mencionar lo que sucede con la vitivinicultura, que se está repitiendo año tras año sin importar qué partido político se encuentre al frente del Poder Ejecutivo. Durante las últimas dos décadas, salvo honrosas excepciones, cuando se acerca la época de la cosecha comienzan los reclamos de sectores allegados a la producción y hasta con la coincidencia de la zona donde comienzan las movilizaciones. En todos los casos las respuestas oficiales son coincidentes: se acude al dinero del Estado, especialmente desde el Fondo para la Transformación y el Crecimiento para intentar elevar el nivel de los precios tanto de las uvas como del vino, de manera de dejar conformes a los reclamantes y pasar una Fiesta de la Vendimia en paz y tranquilidad. Este año no fue la excepción.

Sin embargo, días pasados los mendocinos nos encontramos con una sorpresa, como es la decisión del Estado que, en la intención de llegar a un acuerdo en la paritaria docente, ofrece el transporte gratuito en el servicio público de pasajeros. Debería advertirse que se trata de un servicio que ya está subsidiado, pero el Gobierno recurre a un ofrecimiento que intenta evitar el costo político que significaría el no inicio del período escolar. Sin intentar ingresar en una discusión en la que participan exclusivamente las partes (representantes de la patronal y de los trabajadores), cabría advertir que, con toda justicia, un pedido similar podrían realizar los trabajadores municipales, que ganan sueldos inferiores a los de los docentes o los empleados de comercio, que deben realizar cuatro viajes por día, por lo que el boleto de colectivo les representa una parte importante de su gasto diario.

Todos, productores y trabajadores, tienen el derecho de ganar más, obtener réditos o salarios que les permitan vivir dignamente. Pero esos objetivos deben alcanzarse dentro de los cauces normales, del juego de la actividad económica o de la discusión salarial sin condicionamientos. No puede ser que todo, en el país o en la provincia, termine solucionándose a través de subsidios porque lo único que logran son acuerdos coyunturales que no constituyen una solución definitiva y que, por ende, se repetián con el correr del tiempo.

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