Todo mal, algo mejor - Por Néstor Sampirisi

Con respecto al tema de la pobreza en la Argentina sigue todo mal.

Todo mal, algo mejor - Por Néstor Sampirisi
Todo mal, algo mejor - Por Néstor Sampirisi

Se puede encontrar un dato positivo en la encuesta de pobreza de la Universidad Católica Argentina (UCA). Hay que buscarlo con lupa y no tapa la profundidad del drama de casi 13 millones de argentinos sumidos en las carencias. Pero existe.

La cantidad de viviendas sin servicios básicos bajó de 32,8% (en 2017) a 30,2% (en 2018) y acumula un descenso porcentual de 5 puntos desde la medición de 2015 cuando casi 35% de las viviendas no tenía conexión a la red de agua potable, de cloacas o de ambos servicios. La mejora se explica fundamentalmente por una mayor extensión de la red cloacal: mientras hace dos años 31,8% de los hogares carecía del servicio, el año pasado bajó a 29,1%.

El documento titulado “Pobreza multidimensional fundada en derechos económicos y sociales Argentina urbana: 2010-2018” realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina incluye este aspecto dentro del rubro “Servicios básicos”, donde también contempla a los hogares que no están conectados a la red de energía.

“Se observa para 2018 una mejoría en el acceso a servicios básicos de la vivienda, donde se registra una tendencia sensible a la disminución desde 2010. El déficit desciende 8 puntos porcentuales a nivel de hogares (9 puntos porcentuales en población). La mejora observada se debe a la expansión en las conexiones a red de agua corriente y a red cloacal, estas mejoras se explican principalmente por procesos de inversión pública y tienen lugar en dos períodos, en primer lugar, entre los años 2010 al 2014 y posteriormente entre 2016 y 2018” señala en el apartado que explica la evolución de los indicadores de la muestra.

En lo que respecta a Mendoza, de acuerdo con datos brindados por Aysam, que presta servicio en dieciséis de los dieciocho departamentos de la provincia (Maipú, Tupungato y parte de Luján son asistidos por las propias municipalidades), incrementó las conexiones en 12.528 hogares en tres años. Mientras que en 2016 había 392.868 conectados, el año pasado cerró con 405.396 viviendas conectadas. Es decir, hay 3,19% más que cuentan con servicio.

Guaymallén y San Rafael encabezan el ranking de los departamentos donde más se ampliaron las redes: 2.455 y 1.893 conexiones, respectivamente. En el resto de los casos están entre las 500 y 1.000. Serían algo más de 50 mil mendocinos (más que la población que tiene la mayoría de los departamentos fuera del Gran Mendoza) que ahora abren la canilla y sale agua o tienen un baño en vez de una letrina.

Y el Gobierno nacional piensa utilizar este dato como parte de la campaña electoral, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. La idea del presidente, Mauricio Macri, y de la gobernadora, María Eugenia Vidal, es contrarrestar la andanada de malas noticias que arroja cada día la inflación, el dólar y las tarifas con la inauguración de 97 obras de saneamiento (44 de agua y 53 de cloacas) antes de las elecciones para lo cual desembolsará 5.556  millones de pesos. Ya lo llaman “el voto cloaca”.

Más allá de lo electoral, según el Ministerio del Interior, desde 2016 se han terminado 400 obras que benefician a 3 millones de personas. Así, en ese lapso, 817 mil personas se sumaron a la red de agua potable y 1,5 millones a la red de cloacas en todo el país. De acuerdo con la misma fuente, de continuar este ritmo de obras, durante los próximos cuatro años se lograría que 100% de los argentinos tenga agua potable y 75% de la población tenga acceso a una cloaca y a plantas de tratamiento de efluentes.

Pese a la mejora que muestran la encuesta de la UCA y los datos del Gobierno, de acuerdo con la Subsecretaría de Recursos Hídricos, en la Argentina aún hay 7 millones de personas que no tienen servicio de agua potable y alrededor de 20 millones que carecen de conexión al sistema cloacal, mientras que 80% de esos residuos van a parar a cursos de agua sin un tratamiento previo.

La mayoría de quienes no acceden viven en zonas rurales o en los asentamientos que rodean a los grandes centros urbanos: según el Registro Nacional de Barrios Populares, 92% de las 4 millones de personas que viven en alguno de los 4.416 barrios (247 corresponden a Mendoza) que figuran en el registro no acceden a la red formal de agua y saneamiento.  Un estudio publicado en julio del año pasado por profesionales de cuatro universidades, la ONG Sed Cero, el INTI e  INTA revela que las provincias con las situaciones más críticas de acceso a agua de red son Santiago del Estero, Formosa, Tierra del Fuego, Salta y Chaco. Mientras que las más complicadas en materia de cloacas son Chaco, Formosa, Salta, Tierra del Fuego y Misiones.

No es un tema menor, aunque nunca esté en la superficie de la discusión política o sanitaria. La carencia de estos servicios es un problema de salud pública. Las enfermedades derivadas son una de las principales causas de enfermedad en todo el mundo y la mortandad que provoca en la población infantil es especialmente elevada.

Según estadísticas de Unicef, unos 4.500 niños mueren a diario por carecer de agua potable y de instalaciones básicas de saneamiento. Es más, en los países en desarrollo casi 90% de las muertes por diarrea de niños de menos de 5 años se producen por este motivo. El dato está perdido en un mar de números que preocupan. Pasa inadvertido entre otros que sobresaltan, con razón, al cabo de una semana en la que el dólar rondó los 45 pesos, las tasas bancarias volaron hasta 67% y se supo que, ahora, una familia necesita casi 10 mil pesos más que hace doce meses para no ser pobre. Por eso vale rescatarlo.

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