Entradas agotadas ni bien salen a la venta, gente de todas las edades acampando en la puerta del hotel, unos que eligen pagar diez mil pesos para asistir a las tres fechas en lugar de irse de vacaciones y otros que también pagan fortunas para almorzar y cenar en el mismo lugar que sus ídolos: a días de que se cumplan ventiún años de su primera visita a nuestro país, los Rolling Stones continúan desatando pasiones irracionales que atraviesan generaciones hasta llegar a un joven público que año a año se renueva.
Esta noche desde las 21 se repetirá el ritual de más de dos horas de duración cuando se presenten en el Estadio Único Ciudad de La Plata, en medio de una gira sudamericana que los llevó el pasado miércoles a Chile y luego los tendrá visitando por primera vez Uruguay, Perú y Colombia, para luego pasar por Brasil y cerrar en México.
Las visitas anteriores
El próximo martes 9 de febrero se cumplirán 21 años de la primera visita de los Rolling Stones a nuestro país. Fue en medio del Voodoo Lounge Tour, la gira más grande en la historia de la banda. La escenografía entonces era imponente y contaba con un escenario de setenta metros de alto por treinta de ancho con una serpiente gigante de metal que iluminaba al estadio lanzando a su vez agua y fuego por la boca.
En aquella ocasión, en medio de una stonemanía que incluyó fotos junto a nuestro farandulero presidente de entonces, la banda agotó cinco conciertos en el estadio de River Plate. Aún hoy pueden encontrarse a la venta en Internet, como objetos de colección, las entradas de esas jornadas.
Tres años más tarde llegaría el “Bridges to Babylon Tour”, con cinco fechas repartidas entre fines de marzo y comienzos de abril de 1998. Diseñada como una revisión de los siete pecados capitales, su avanzada puesta en escena revolucionó el desarrollo de iluminación y efectos especiales en shows de este tipo, con una pantalla circular que disparaba fuegos artificiales en dirección al público o un puente mecánico que trasladaba a la banda de un lugar a otro.
Sin embargo, el punto más alto de aquellas jornadas en nuestro país sucedió durante la cuarta fecha, cuando la banda se presentó junto a Bob Dylan en una pequeña y sencilla plataforma ubicada a la manera de una isla en medio del campo: allí, para delicias del público, interpretaron el clásico “Like a Rolling Stone”.
En 2006 realizaron dos shows, el 21 y 23 de febrero, en medio de la gira “A Bigger Bang” y con un escenario más austero que maximizó sus ganancias, convirtiendo aquel tour en el que más réditos les dio en su historia.
En nuestro país el costo de las entradas rondaba entre los $75 y los $250, algo que en su momento dolía pero que suena irrisorio comparado con los $1250 a $3000 que los seguidores de la banda pagaron para asistir este año (la reventa oscila entre los $8000 y los $12000). Pero no es así sólo en Argentina: las entradas a los shows de los Rolling Stones son desde hace tiempo las más caras para un show de rock en todo el mundo, seguidos en este particular ranking por U2.
Aquellas jornadas de 2006 entregaron una de las presentaciones más épicas de la banda en nuestro país, cuando una torrencial lluvia no sólo no los detuvo sino que los motivó a brindar en su despedida un show inolvidable.
La puesta en escena del show de este año mantiene la escenografía sin grandes puestas de la visita anterior, donde se destaca una pasarela que se introduce entre el público hasta mitad del campo, un escenario de 58 metros de largo por 25 de profundidad, dos pantallas laterales de 14 por 13 metros y una central de 17 por 10, además de toda la pirotecnia que acostumbran estallar desde el mismo momento en que a través de los parlantes se anuncia “Ladies and gentlemen... The Rolling Stones!”.
El catering
Es un clásico de las estrellas: todas las cosas que piden para el camarín y que nosotros difícilmente veamos juntas fuera de un supermercado.
Esta vez, entre muchas otras, pidieron doce botellas de 500 cm3 de agua Evian, seis botellas de agua Perrier, leche parcialmente descremada (2%), seis latas de agua tónica, cuatro botellas de jugo de arándano, una pava eléctrica, tazas de cerámica, té earl grey, una botella de miel, azucar negra y blanca en terrones (pidieron que no hubiera tanta blanca como negra), un paquete de galletitas Hobnob (que uno no conoce pero supone muy ricas), diferentes tipos de copas y vasos, treinta servilletas, latas de Coca Cola común y diet, Fanta naranja, leche de coco, nueces y avellanas brasileñas, una canasta con frutas, fresas, frambuesas, arándanos, diferentes tipos de papas fritas y caramelos, tazones de M&M, tomates orgánicos, paltas, hummus y unos ositos de gelatina muy simpáticos marca Haribo.
Pero no se decepcionen tan pronto, acólitos de la vida licenciosa de sus idolatrados rockeros: también pidieron vino blanco (Sauvignon Blanc o Chablís), una botella de champagne Moet Chandon Brut, una botella de vodka Grey Goose y veinticuatro botellas de cerveza (Heineken o Stella Artois).
Para descansar de las posibles resacas, en su anterior estadía solicitaron al hotel sábanas de algodón egipcio. Uno supone que si resultaron cómodas lo habrán hecho otra vez.
Hijos, nietos y bisnietos
¿Y qué hay de la vida personal de estos rockeros míticos? Se sabe que la relación entre ellos es prácticamente inexistente, de hecho cada uno se alojará junto a esposas, hijos, nietos y bisnietos en un hotel diferente. Hagamos entonces un poco de prensa del corazón para saber con quién encuentra contención cada uno de ellos en estos días.
Mick Jagger, con 72 años, ya es bisabuelo y tiene siete hijos con cuatro mujeres diferentes. Cuatro hijas mujeres: Karis (46, licenciada en historia), Jade (45, diseñadora de joyas), Lizzy (31, modelo), Georgia (23, modelo) y tres varones: James (30, actor y uno de los protagonistas de la reciente serie “Vinyl”, producida por Mick y Martin Scorsese), Gabriel (19) y Lucas (17, hijo de una modelo brasileña con la que el cantante tuvo un affaire).
Además de sus primeras dos esposas Bianca Jagger y Jerry Hall, el cantante estuvo en pareja desde 2001 con la diseñadora de moda L’Wren Scott, quien perdió la vida en su departamento de Nueva York en marzo de 2014, en una causa catalogada como suicidio.
Keith Richards también tiene 72 años, aunque es unos meses más joven. Junto a su esposa desde 1983, la actriz y modelo de ascendencia noruega Patti Hansen (59), tiene dos bellísimas hijas: Theodora (30) y Alexandra (29), ambas modelos profesionales. También, de parejas anteriores, es padre de Marlon (47, editor de una revista de modas) y Dandelion (44, se mantiene al margen de los flashes llevando una vida tranquila en un pueblo alejado de la ciudad).
Con 68 años, Ron Wood es el benjamín de la banda. Está casado con la bella actriz Sally Humphreys, de 37 años, actualmente embarazada de mellizos. Wood, que tuvo también matrimonios con Jo Wood y Krissy Findlay, tiene cuatro hijos: Jamie (41, director de teatro y manager de su padre), Jesse (40, guitarrista, pareja hace unos años de la supermodelo Kate Moss), Leah (37, modelo) y Tyrone (32, curador de arte).
¿Y qué de Charlie Watts? Con 74 años, es el más grande de la banda. ¿Cuántas esposas tuvo? ¿Tiene también hijos por todos lados? No. Está felizmente casado desde hace cincuenta y dos años con Shirley Ann Shepherd, a quien conoció antes de que la banda se hiciera famosa. Ambos tienen una sola hija, Seraphine, de 47 años de edad.
Lista de temas
Por último lo importante: las canciones. Si repiten la secuencia de los shows de los últimos dos años, abrirán con "Start me up" o "Jumpin' Jack Flash", para enseguida arremeter con "It's only rock n' roll".
En Chile, a través de la votación de fans que siguieron una consigna que lanzó Mick Jagger desde Twitter (alentándolos a elegir qué canciones querían escuchar), hicieron una versión de “She’s a Rainbow”, canción del psicodélico álbum “Their Satanic Majestic Request” que no tocaban desde su segunda visita a la Argentina en 1998, durante el tour Bridges to Babylon.
También entonces, a través del sitio oficial de la banda, la gente eligió en una incipiente Internet qué temas quería escuchar. Las canciones más votadas en aquella ocasión por el público argentino, además de la mencionada “She’s a Rainbow”, fueron “Under my thumb”, “Sister Morphine” y “Anybody seen my baby”.
Otros clásicos que tocaron en Chile y no faltarán en nuestro país son “Let’s spend the night together”, “Sympathy fot the devil”, “Paint it black”, “Miss you” y “Brown Sugar”. Por supuesto tampoco faltarán esas canciones que, según los registros oficiales, han sido las más tocadas por los Stones en toda su historia: “Jumpin’ Jack Flash” (1112 veces), “Brown Sugar” (1083), “Honky Tonk Women” (1052) y “Tumbling Dice” (1030).
El cierre en Chile fue con la banda acompañada por el Estudio Coral de Santiago en “You can’t always get what you want”, para culminar con una versión de ocho minutos de “Satisfaction” coronada por fuegos artificiales y la reverencia hacia su público por parte de esta banda de sobrevivientes a todo que, a pesar de llevar más de cinco décadas en escena, aún mantiene vivo el fuego de su música.