El gobierno de Cristina Kirchner no quería imprimir un billete mayor de $ 100 para no convalidar una mayor inflación. Y ayer, como entonces, el presidente Alberto Fernández descartó por el momento la creación de un billete de $ 5000: "Fue una idea que en algún momento dio vueltas, pero no lo vamos a hacer", dijo por C5N.
Sin embargo, todo parece estar en la decisión política. Por lo demás, en los pasillos de la Casa de la Moneda y en las oficinas del BCRA el debate en los últimos días era por quién sería la cara del nuevo billete de esa nominación.
La salida de fábrica, incluso, tenía como fecha tentativa el 15 de junio, pero fue reprogramdada. La Casa de la Moneda ya compró las planchas nuevas destinadas a este billete. Una alternativa es poner en el billete a Rosario Vera Peñaloza, considerada la primera maestra argentina.
Otra candidata, que surgió en los últimos días, fue la de la médica Cecilia Grierson. Fuera de los homenajes a mujeres que hicieron historia en la Argentina, también se evaluó la imagen de Ramón Carrillo, el padre del sanitarismo en la Argentina, a quien Perón designó al frente del primer ministerio de Salud del país.
Durante su gestión hizo una gran tarea en combinación con la Fundación Eva Perón. De hecho, una tercera opción -que fue descartada- era la de ilustrar con una imagen de Evita Enfermera.Todos homenajes a la lucha contra la pandemia.
Mientras tanto, en la actualidad el billete de mayor denominación equivale a u$s 8, contra los u$s 100 que valía durante toda la convertibilidad el billete de $ 100: "Hoy necesitarías un billete de $ 12.000 para igualar los u$s 100, aunque el de $ 5000 equivaldrá a 41 dólares", señala el economista Manuel Adorni.
Para la economista Romina Diez la ventaja de hacer este billete es que los bancos se ahorran en camiones de caudales, los cajeros automáticos se pueden cargar más rápido y no faltará efectivo durante los fines de semana largos; y el Estado se ahorrará gastos de impresión, ya que es menos costoso hacer un billete de $ 5000 que cinco de $ 1000.
La Casa de la Moneda venía teniendo problemas para la importación de este papel, ya que todos los países están imprimiendo sin parar a causa de las políticas expansivas para superar el parate económico derivado de las cuarentenas.
El tema es que el BCRA no para de imprimir billetes: entre noviembre y marzo la oferta monetaria aumentó $ 193.000 millones por mes. Sólo en abril la oferta monetaria se expandió en otros $ 464.000 millones.
De acuerdo con la proyección monetaria de PPI, mayo presentaría un exceso entre la emisión bruta ($ 260.000 millones) y la demanda de base monetaria ($ 134.000 millones), lo cual deja un desequilibrio de $ 126.000 millones a ser absorbido con nuevos pases.