Qué va a pasar hoy con la AFA es un interrogante que muy pocos pueden responder a ciencia cierta y esa incertidumbre es tutora de lo que puede ocurrir en el fútbol argentino.
Si hubo realmente una notificación de los dirigentes que desafiaron a la Comisión Normalizadora, ahora sostenida en los hombros del abogado Javier Medín, llamando a una Asamblea para elegir presidente, evidentemente habrá un traslado a FIFA, armadora oficial del cuarteto que delegó para gobernar la transición de AFA y cae de maduro que desde Zurich habrá algún pronunciamiento.
El presidente de FIFA, el carismático Gianni Infantino tiene días ajetreados y se estima que tras la entrega del premio The Best, al mejor jugador del año pasado, y del debate con posible anuncio de aumentar el número de participantes en el Mundial 2016, tome una decisión sobre Argentina.
Curioso, Infantino esquivó los reclamos de Diego Maradona cuando meses atrás lo ninguneó para participar del reordenamiento de la AFA cuando Primo Corvaro vino a otear el panorama constituyéndose en la casa de Viamonte 1366.
Maradona, por pedido de Infantino, entregará el premio al mejor futbolista. Maradona viene auspiciando el avance de Claudio “Chiqui” Tapia, el comandante de la movida del jueves de la semana pasada, llamando a una Asamblea para elegir presidente, o elegirlo presidente, tras la buena base que hizo durante meses en viajes al interior y hasta arrebatándole uno de los miembros a la Comisión Normalizadora: el santiagueño Pablo Toviggino.
¿Será otra maniobra diplomacia de Infantino?
Más allá de los pedidos del gobierno de Mauricio Macri, FIFA le dio sustento legal a la virtual intervención que encomendó a Armando Pérez, y por ende el llamado a elecciones aparece como una afrenta elíptica a la FIFA.
Nadie duda que si en lugar de Argentina, con Lionel Messi, hubiesen sido otra federación la involucrada en este aquelarre, la desafiliación hubiera caído enseguida.
Es justamente Messi la carta brava que tiene Argentina. Messi tiene que jugar en marzo por las Eliminatorias. No obstante, hasta marzo faltan más de dos meses y es lo que intranquiliza a los dirigentes que tienen que jugar la Libertadores.
Los clubes grandes y la mayoría de Primera avisaron que nada tienen que ver. Daniel Angelici golpeó duro, Victor Blanco avisó que están “jugando con fuego”.
Solo hizo silencio Hugo Moyano, el presidente de Independiente, aunque nadie duda del apoyo a Tapia, su yerno, al punto que tuvo como fuerza de respaldo el jueves en AFA, a su hijo menor, el diputado Facundo Moyano, vice de Alvarado, envuelto en la violencia de sus barras.
Pero no sólo es el tema político, todo es indefinición en el fútbol: los 350 millones de pesos que reclaman los clubes aún no habían aparecido, el comienzo del torneo de Primera división es incierto. Qué va a pasar con la TV es un interrogante. En AFA aseguran que el boceto de FIFA no llegó. Tapia dijo hace poco que está “cajoneado”.
