Fue la gota que rebalsó el vaso. El miércoles, en medio de las negociaciones con la oposición para modificar en Diputados la ley que votó el Senado para prohibir por 6 meses los despidos, la Anses decidió cursar más de 200 telegramas para desvincular a trabajadores en todo el país. La respuesta del peronismo fue unirse ante el espanto.
Ayer, luego de una frustrada reunión de las comisiones de Legislación Laboral y de Presupuesto y Hacienda de Diputados, a la que no asistieron ninguna de las cinco centrales obreras (ver aparte), los principales popes de los tres bloques de extracción peronista tuvieron una cumbre. Fue en el despacho del flamante presidente del PJ, José Luis Gioja. Se hicieron presente Sergio Massa, Graciela Camaño y Marcos Lavagna, del Frente Renovador, y el tándem Diego Bossio y Oscar Romero, del bloque Justicialista. Por el kirchnerismo estuvo Luis Basterra, vice del bloque del FpV.
El peronismo decidió plantarse frente del oficialismo, que sigue buscando un acuerdo acotado con el massismo y la oposición dialoguista, principalmente el massismo. Pero la relación de Massa con la Casa Rosada pasa por un momento de turbulencias. El pedido de Mauricio Macri para que no vote la “ley kirchnerista” tuvo un efecto no deseado ya que el tigrense se dio ayer el segundo baño de peronismo institucional en cuatro días asistiendo al despacho de Gioja (el lunes visitó a Miguel Pichetto en el Senado).
Por ahora, los tres sectores del peronismo sólo consensuaron apurar el proceso de “coincidencias” y exigir al oficialismo que la semana que viene se vote la ley “anti-despidos” en el recinto. Esto va contra los planes de Cambiemos, que tiene pensado firmar dictámenes el jueves y someter a votación la norma el miércoles 18.
El dato a tener en cuenta es que desde el despacho de Gioja hubo llamados de todos los presentes a Pichetto y otros senadores del PJ y también con los popes de la CGT. La premisa es no cambiar el espíritu de la ley que salió de la Cámara alta, lo que significa que apoyarán la prohibición de despidos de 180 días y el regreso de la doble indemnización, sin diferenciar entre empresas pymes o grandes.
Pero en el massismo y en el PJ no kirchnerista está la idea de hacer agregados a la media sanción. Un capítulo nuevo, en plena redacción, será para incentivar a las pymes con exenciones fiscales, mejoras en el acceso a los “Repro” (fondos especiales) y el cobro de una deuda del Estado por unos 15 mil millones de pesos por gravámenes retenidos.
La posición de Gioja es parecida pero por ahora hay un problema: el cristinismo, que domina el bloque del FpV, quiere aprobar la ley tal cual salió del Senado atendiendo a la urgencia que denuncian los gremios. “Es fundamental acelerar los tiempos y evaluar los aportes pero sin retrasar la ley”, sostuvo Gioja.
Para atenuar el efecto dilatorio que rechazan los gremios y el kirchnerismo, lo que propone el massismo es apurar la votación a fin de que la norma regrese la semana que viene al Senado. “La ley como está no sirve. Tiene que proteger al trabajador y también a las pymes”, explicó Camaño.
El massismo y el peronismo disidente también quieren que la ley sea retroactiva a marzo o abril, algo que la sanción del Senado no establece.
En el plenario de comisiones de ayer el peronismo enrostró al oficialismo la ola de despidos en el sector público. El salteño Pablo Kosiner (responde al gobernador Juan Manuel Urtubey) señaló: “Doy el nombre de Maximiliano Aragón, ex director de la Anses en Salta con siete años de antigüedad y experiencia probada. Ustedes están llamando a un pacto por el empleo. Suena muy bien, pero el Estado ¿va a ser parte o seguirá echando inhumanamente trabajadores a la calle?”, bramó. El massista Héctor Daer se sumó: “No pueden tener menos tacto político”.
El jefe del bloque macrista, Nicolás Massot, se disculpó en nombre de la Casa Rosada: “No nos gusta tomar esas medidas. Es un momento difícil y hay que traspasarlo”. La lectura del oficialismo ante el abroquelamiento de los peronistas viró y ahora analiza sumarse a la movida opositora apoyando la ley en general, básicamente los cambios en favor de las pymes, pero votando en contra la prohibición de despidos y la doble indemnización. Tienen una orden presidencial: no perder otra votación por paliza, como pasó en el Senado.