Todavía hay chicos sin banco en las salas de cuatro

A tres semanas de haber empezado el ciclo lectivo, esta situación se repite en algunos departamentos con mayor crecimiento y movilidad.

Todavía hay chicos sin banco en las salas de cuatro
Todavía hay chicos sin banco en las salas de cuatro

Turnos intermedios, reasignación de docentes, nuevos espacios áulicos habilitados, traslados para niños que deben viajar a escuelas alejadas, aulas superpobladas... y pese a toda esta "reingeniería fina" del sistema, a tres semanas de iniciado el ciclo lectivo, todavía hay niños que no pueden comenzar su salita de 4 años. 

Pese a que las inscripciones se realizan año a año con mayor antelación, la cobertura del primer curso del Nivel Inicial sigue siendo un dolor de cabeza para Mendoza. El año pasado, a fines de abril aún había chicos sin banco.

Las situaciones más críticas se dan en los departamentos con mayor crecimiento y movilidad poblacional, como Las Heras, Guaymallén, Tupungato y Lavalle.

Cabe aclarar que, si bien a nivel nacional la obligatoriedad de la Sala de 4 años rige desde hace tres años, en Mendoza está vigente desde el año 2012. La Provincia fue pionera en asegurar 'de hecho' (por ley, rige desde 2002)  este derecho educativo en la primera infancia.

Espera y reorganización

"Había muchas mamás preocupadas o que tienen que llevar a sus niños a distritos alejados. Se quedan a esperarlos, porque no hay buen servicio de micros. Yo viajaba unos 9 kilómetros para llevar a mi hijo. Días atrás consiguió su banco en el centro y, aunque tuvo que adaptarse a dos grupos en pocas semanas y yo comprar útiles y guardapolvo de nuevo, estamos felices", dijo Vanesa G. de Tupungato, quien perdió el banco asignado en 2017 porque se mudó de casa. 

“Hay que reconocer el esfuerzo que hacen en Supervisión de la zona para ubicar a todos los niños”, expuso esta mamá. Lo cierto es que la preocupación por lo que pasará los años venideros “si no se abren nuevas escuelas” alcanza a un gran número de padres y docentes.

La directora de Nivel Inicial de la Provincia, Adriana Rubio, alabó el "trabajo artesanal que están haciendo los supervisores para atender cada caso en particular". Reconoció que aún quedan niños sin banco en algunos departamentos y argumentó que el colapso se debe a la gran movilidad de las familias, sobre todo desde "zonas rurales hacia los núcleos urbanos".

Actualmente, son 22.705 niños inscriptos para la Sala de 4 en el sector estatal, esto equivale -según datos de la DGE- al 95 por ciento de la cobertura. A ellos hay que sumar 6.350 alumnos en gestión privada. Desde el gobierno escolar sostienen que -pese a que es obligatoria- aún hay papás en zonas rurales o alejadas que no toman conciencia de que deben mandarlos al jardín.

Desde el gremio y la oposición, señalan que falta inversión en infraestructura que dé respuesta a la expansión de la cobertura del nivel. Hoy en Mendoza hay 1.137 salitas estatales. Según registros periodísticos, en 2014 eran unas 908 salitas. Rubio señaló que parte de la reorganización también es edilicia, pues "la anterior gestión abrió salas en baños, depósitos... y queremos arreglar todo esto".

"En la salita de mi hijo hay inscriptos 35 niños. La maestra tiene la mejor onda, pero no es seguro ni pedagógico", apuntó Alejandra de San José de Guaymallén. En la Padre Arce, del barrio La Gloria, crearon una multisala con 26 niños de 4 y 5 años, con aprendizajes distintos. En otras escuelas abrieron turnos intermedios: de 8.30 a 11.30 - de 12 a 15 y de 15 a 18, para ocupar mejor el espacio.

Rubio aclaró que estas medidas son momentáneas, mientras organizan el nivel. Anunció que se están construyendo 10 jardines y que proyectan hacer 25 aulas más. “La idea es que estén listas en tres meses con la técnica de construcción en seco, más segura y cómoda que las aulas portantes”, dijo. También indicó que abrieron cinco cargos y que sumarán parejas pedagógicas en las aulas superpobladas.

Por su parte, Fernanda Lavenia, miembro de la Junta de Nivel Inicial por el SUTE, manifestó la preocupación por la unión de salas (en multisalas) y el cierre de algunos cargos por la necesidad de abrirlos en otros. También habló de "aulas superpobladas", que no respetan el número máximo de alumnos establecido por ley (25 para 4 años y 30 para 5 años).

“Para el 80% de los alumnos en zonas urbano-marginales, la Sala de 4 es su primer contacto con un servicio educativo. Este gobierno cortó el periodo de adaptación y no colabora con el número ni la calidad de la enseñanza”, apuntó, y se refirió también a la necesidad de atender a los niños con algún tipo de discapacidad, que en esa franja etaria -generalmente- “no están diagnosticados”.

El panorama actual

Las situaciones más críticas se dan en Guaymallén, Las Heras y Tupungato. En Lavalle, donde no se registraba un exceso de matrícula, "hoy sí lo tenemos; ha venido gente de San Luis", dijo Rubio. Además, hay diez niños para reubicar en Luján.

También señaló la situación del distrito Cordón del Plata, de Tupungato, el que manifiesta un crecimiento exponencial de su población. Allí, la DGE decidió trasladar a decenas de niños a la escuela de El Zampalito (a unos 10 kilómetros), para lo cual el municipio destinó una tráfic.

Con la obligatoriedad de la sala de 4, que comenzó a regir en Mendoza en 2012, año tras año crece en gran porcentaje la matrícula. Hoy el cien por cien de los niños de 4 años debe estar en la escuela.
 
Paciencia y espera

Después de no encontrar lugar en ninguno de los colegios privados de la zona ni en los más cercanos a su domicilio, Roberto M. inscribió a su pequeño en setiembre del año pasado en una escuela rural, que queda más o menos cerca de su trabajo.

A principios de este año, desde la dirección le avisan que pasaban a la tarde el turno mañana y él perdía el banco. Desde entonces, peregrinó por cuanta escuela pudo, sin éxito. Sólo tenía la opción de un banco en un colegio rural, prácticamente inaccesible.

Como se negó, le firmaron un acta por la cual permitían que el niño no hiciese la Sala de 4 años y empezara directamente la de 5 años en 2019.

Pasada la angustia, la familia volvió a su jardín maternal y cuando llevaba dos semanas, le avisan que habían encontrado banco en el centro. “Estamos felices, pero la hemos pasado de terror”, comentó Roberto.

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