Es uno de los sitios naturales más hermosos de la precordillera mendocina y su postal identifica a Mendoza en el mundo, así como también lo hace el Aconcagua, por ejemplo. Hablamos de la reserva natural Villavicencio, cuyos paisajes, flora y fauna silvestre constituyen un atractivo imposible de pasar por alto en la provincia.
Hace pocos días se editó una flamante guía de aves de la reserva, trabajo que permitirá a mendocinos y turistas tener una nueva fuente de información y de consulta disponible como para adentrarse aún más en el ecosistema del paraje montañés.
El libro fue confeccionado gracias al trabajo de tres guardaparques que trabajan en el lugar y que comparten dos pasiones: la fotografía y el amor por las aves. El resultado de esa combinación ya está disponible en una edición limitada con información detallada e ilustrada sobre nada más y nada menos que 156 especies.
“Hace tiempo veníamos con la idea. Ya tenía una base Carlos (Robledo, el más antiguo de los guardaparques que confeccionó la guía), pero hace tres años presentamos el proyecto a las autoridades y les pareció una muy buena idea.
Lo interesante es que hay especies que son difíciles de observar, por lo que tuvimos que estudiar bien sus comportamientos y hábitos”, indicó Emilio Correa (27), el más joven de los realizadores.
La edición que se ha impreso hasta el momento es limitada y se ha distribuido en distintos organismos. La idea es que la segunda edición, que se editará en breve, ya sea más masiva.
"Entre que terminamos la guía y se imprimió, descubrimos ocho especies más de aves. En la segunda edición vamos a incluirlas", agregó Correa.
La vocera de la reserva, Silvina Giudici, aclaró que en un futuro no muy lejano la idea es tener disponible también una guía sobre la flora y otra sobre la fauna de Villavicencio.
Fotógrafos y cuidadores
Además de ser el más grande de los tres guardaparques, Carlos Robledo (42) es quien más tiempo lleva trabajando en la reserva natural. Licenciado en Gestión Ambiental y técnico en Conservación de la Naturaleza, fue de su cabeza de donde surgió la idea de hacer la guía hace cinco años.
“Carlos ya tenía una base de fotos y la idea de hacer la guía. Hace tres años junto a él y a Martín Pérez (30) presentamos el proyecto ya delineado, y la reserva aprobó la idea. Los tres somos técnicos en conservación y compartimos la afición por las aves y la fotografía”, reconstruyó Correa.
Ya con la aprobación de la reserva, los guardaparques se dividieron tareas y mantuvieron encuentros tanto dentro como fuera de sus horarios de trabajo.
“Los tres encaramos el tema de la fotografía. Martín es el que más claro tiene los detalles técnicos, y Carlos también se encargó de recopilar datos y biografía. Tomar fotos es algo apasionante y, aunque es parte del trabajo, es un momento de distensión.
En mi caso, yo no salía especialmente a sacar fotos o a buscar especies determinadas que me faltaran, sino que aprovechaba los paseos y mis días de franco para salir a caminar con la cámara y estar preparado por si encontraba algo”, explicó el más joven de los autores, quien también resaltó el aporte de la guía.
“Es muy importante para nosotros la aparición y avistamiento de especies emblemáticas, como son el águila coronada (buteogallus coronatus). Esto es fruto de las tareas de conservación y regeneración que se realizan dentro del área”, agregó.
Es que durante los últimos 14 años -en las casi 72.000 hectáreas de la reserva- se ha encarado un trabajo de regeneración y recuperación, que también permitió el crecimiento de 40% de la población de guanacos. Además, como resultado de este trabajo, se identificaron aves que no estaban nombradas en la zona.
“El amor por la naturaleza y las aves en especial nos motivaron a tomar las imágenes que hoy conforman el libro. Esta edición es un sueño hecho realidad, muestra de la pasión con la que encaramos nuestro trabajo diariamente”, agregó por su parte Carlos Robledo.
Entre las 156 especies identificadas y diferenciadas se destacan aves rapaces, paseriformes y carroñeras, entre otras. Además, según destacaron los investigadores, en esta observación se diferencian bien los tres ambientes marcados que hay en Villavicencio: monte, cardonal y puna, cada uno con sus características climáticas, tipo de suelo y vegetación.
De proyecto fotográfico a registro definitivo
La guía “Aves de la reserva natural Villavicencio” fue presentada en coincidencia con el Festival Mundial de las Aves y también con el año en que el área cumple 14 años.
“Uno de los objetivos que tenemos como reserva natural es transmitir conocimiento. Y es algo que con la guía logramos hacer. Todo empezó como un proyecto fotográfico y después se amplió con el registro de las aves que hay en el lugar.
Hace tres años vinieron los tres guardaparques que participaron y presentaron el proyecto. Los acompañamos desde el principio”, contó Silvina Giudici, vocera responsable de la reserva.
Además, el año pasado se realizó el primer gran monitoreo para verificar precisamente las especies, su salud y su estado.
El prólogo de la obra fue escrito por el director de la Fundación Vida Silvestre, Diego Moreno, y toda la guía cuenta con más de 300 páginas que incluyen imágenes de las aves más emblemáticas junto con una descripción de las distintas especies.
“Es la unión de dos pasiones de los guardaparques: la fotografía y las aves. Y todo dentro del marco de transmitir conocimiento”, sintetizó Giudici.