Títulos para todos

La AFA pondrá 5, y pueden ser 6, copas en juego si prospera la Copa de Campeones. En este 2014, habrá un trofeo para levantar cada cuatro clubes de los 20 de la máxima categoría.

Títulos para todos

Cuando el 31 de enero Vélez y Arsenal se enfrenten en San Luis por la Supercopa, el fútbol argentino de primera iniciará oficialmente un año con cinco títulos en juego. Pueden ser seis si prospera la creación del torneo por la Copa de Campeones. Aunque no se concrete el nuevo proyecto, habrá un trofeo para levantar cada cuatro clubes de los 20 de la máxima categoría.

Hace 23 años, la misma cantidad de participantes sólo jugaba por ser campeón, simplemente.
Se trata de un récord impulsado por la cómplice generosidad de la AFA en medio de una alienante y moderna urgencia: sumar estrellas a las camisetas y ahuyentar presiones incontrolables por ganar algo, aunque sea un clásico. El efecto suele ser el contrario. De la búsqueda por pelear en todos los frentes a elegir y dosificar esfuerzos sólo pasan semanas.

Los resultados se imponen rigurosamente. Como campeón no puede haber más de uno, entonces se inventan copas. Se busca reducir, sin lograrlo, una alta probabilidad de estrellarse contra nuevos fracasos. O contra el crecimiento exponencial de los pasivos, que, paradójicamente, dirigentes que nunca cumplen con lo reglamentado imaginan que tendrá un alivio en renovados, impostores, efímeros y siempre insuficientes premios.

Porque ni siquiera alzando una Copa el fútbol de nuestras canchas abandona su carácter "histérico, tramposo y ventajero", como alguna vez lo definió Martino. Lo que vivió San Lorenzo es un fresco ejemplo: obtuvo el Inicial 2013 y se quedó sin DT. No importa en qué vereda se ubique cada protagonista. Pizzi preparó las valijas y se fue a Valencia, mientras en Boedo no cedía la euforia. ¿Dónde estaría hoy si el campeón hubiese sido cualquiera de los otros tres equipos con posibilidades de quedarse con el trofeo que cerró 2013?

La gloria fugaz estuvo también al alcance de Lanús, Vélez y Newell's hasta el último minuto del Inicial. Fue para San Lorenzo, que igualó al River del Apertura 93, dirigido por Passarella, como el campeón con la menor cosecha de puntos de la historia de los torneos cortos. Curiosamente, los dos se consagraron con 9 partidos ganados (dos puntos por triunfo hace 21 años), 6 empatados y 4 perdidos, con 29 goles a favor y 17 en contra.

¿Ser campeón en la Argentina es cada vez más fácil o más difícil, entonces? Independiente,en el Clausura 94; Newell's, en el Apertura 2004, y San Lorenzo, ahora, dieron la vuelta olímpica sin ganar tres partidos seguidos. A excepción de los Rojos en 1994, campeones con ocho victorias, 10 empates y una derrota (ante el Ciclón, casualmente), nadie festejó un título con menos de la mitad de los partidos en juego ganados, como San Lorenzo en el último Inicial y River en el Apertura 93.

El equipo que condujo Pizzi comparte con Vélez, además, haberse consagrado en torneos cortos sin triunfos en las tres últimas fechas. Una marca para no vanagloriarse, precisamente, que el Fortín alcanzó en el Clausura 93, en el debut de Carlos Bianchi como DT.

Hace 15 torneos que no se registra un bicampeón. El último fue Boca, dueño del Apertura 2005 y el Clausura 2006. Salvo en el comienzo del profesionalismo, nunca hubo tres equipos que se coronaran por primera vez en cinco años: Lanús, en el Apertura 2007; Banfield, en el Apertura 2009, y Arsenal, en el Clausura, 2012.

"Acá se juega un fútbol muy amarrete, sí. Miserable, también. Si hubiéramos ganado un partido más, un solo partido más, como los del 1-1 contra Godoy Cruz o Arsenal, el campeón era Newell's. Vélez y Lanús se sumaron porque les dimos cabida. Fuimos el equipo que mejor fútbol brindó, el más regular. Se nos escapó porque físicamente no pudimos mantener el ritmo. Nos mató no haber hecho una pretemporada completa", explicó Maxi Rodríguez.
 
Desde la caída 2-1 ante Central en la fecha 12, Newell's, campeón del Final, no volvió a gritar un triunfo. Acumuló 5 empates y 3 derrotas. Igualmente le alcanzó para mantener la ilusión hasta el epílogo.

Mientras, los proyectos duran menos de lo que tardan en rubricarse. Sólo seis equipos que jugaron el año pasado en primera empiezan 2014 con los mismos DT de hace 365 días. Entre ellos están Carlos Bianchi y Ramón Díaz, y no por sus resultados recientes. Sólo el exitoso pasado les extendió el crédito para alcanzar un título.

La sentencia "campeón hay uno solo" ya no se aplica en la Argentina, donde hay varios y puede ser cualquiera, o la mayoría. Las razones se atrincheran en una atractiva competitividad sin par en el mundo, defienden algunos. O en la inexorable creciente mediocridad del nivel de juego, acusan otros. Lo cierto es que lo primero es consecuencia directa de lo segundo. Casi nadie se anima a sacar los pies del sistema. No hace falta sobresalir. Una racha puede marcar la diferencia numérica que consagre.

Entonces, la tentación es irresistible. Espera detrás de una puerta que se abre con la llave de la urgencia y por la que ingresa el descalabro, el incumplimiento de contratos, la intolerancia, los ánimos exacerbados? si las vitrinas quedan huérfanas de trofeos.

 Se repara en el número de estrellas y no en el brillo para conseguirlas en canchas donde sigue siendo un riesgo la concurrencia de hinchas visitantes.  Mientras, no hay quien se salve del descenso en el campeonato económico que todos dicen ganar. Es el agujero negro que el universo ficticio del fútbol vernáculo busca ocultar detrás de bengalas y fuegos artificiales..

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