El paso de los años, de jugadores y el propio cambio de paradigmas en el fútbol lo olvidó, pero él sigue más vigente que nunca. Fue una de las glorias de Independiente Rivadavia en la década del '50, jugó en Racing, tuvo un paso fugaz por Francia, compartió charlas con Di Stéfano y todo está grabado en su memoria, con lujo de detalles, sin pasar un solo dato por alto. Joaquín "Tito" Romieux, es una leyenda viviente del fútbol mendocino, goleador de pura cepa. "Yo metía goles con la rodilla", dice quien fue capitán de la Lepra durante 10 años. Hoy, con 90 años recién cumplidos, en un conocido café de calle Amigorena al que frecuenta ir, rememoró sus épocas como jugador, carrera que empezó cuando tenía apenas 13 años.
Era apenas un niño cuando jugaba con sus amigos de la cuadra en la Quinta Sección, con pelotas construidas con medias, en los clásicos barriales donde se enfrentaba una calle contra la otra. Un día de sus trece y cortos años, apareció un vendedor con un canasto de masas y tortitas, que se quedó observando el momento lúdico del grupo de amigos. "Vení vos, ¿querés jugar al fútbol en un club?", cuenta que le lanzó aquel hombre y siguió: "¿Querés jugar en Independiente Rivadavia?". La respuesta de Tito fue inmediata: "¿Qué tengo que hacer?" preguntó, y le indicó que debía ir a entrenar por la tarde al club.
Allí empezó la travesía del goleador Tito Romieux, que tuvo su debut a los 17 años en la Lepra. Durante sus años vistiendo la camiseta Azul, fue parte de un equipo que "jugaba fantástico" sostiene, al cual lo apodaron "Los Húngaros" en referencia a la gran Selección de Hungría, que llegó a ser subcampeona del mundo en 1954. En ese equipo había dos estrellas: Romieux y el "Mariposa" Ortíz, a quien lo recuerda como un crack. Su mayor hito llegó en el 1950, cuando ganó el Campeonato Argentino con la Selección de Mendoza. Esto le valió, junto con otros jugadores, que lo vinieran a buscar de los clubes de Buenos Aires. En 1951, Tito, llegó a Racing Club de Avellaneda.
Hasta 1953, Romieux fue parte de la Academia, donde además estuvo bajo las órdenes del primer goleador de un Mundial de Fútbol, Guillermo Stábile, a quien lo recuerda con mucho cariño. Luego, volvió a su querida Lepra, tuvo un paso por Gutiérrez, donde llegó gracias a su estrecha relación con Bautista Gargantini, que había sido presidente de Independiente durante su primera etapa en el club del parque.
Y por último, llegó la oportunidad de embarcarse hacia Europa. Jugó en el Levante de España y así pudo conocer y jugar al truco con otra leyenda: Alfredo Di Stéfano. Luego el paso por el fútbol francés fue muy breve, ya que cuando volvió al país para tramitar su pasaporte, el arraigo familiar y el llanto de su hija, lo retuvieron en su tierra natal.
Pero, su corazón siempre perteneció a la Lepra, el club que lo vio nacer. Por eso, cuando volvió y se retiró del fútbol, arrancó por primera vez con la escuelita de Independiente, ayudó a vender 1500 bonos para poder construir la Ciudad Deportiva, consiguió un préstamo para dicha edificación e incluso fue DT por 5 partidos de la Lepra... y ganó los 5 juegos.
Distintos sucesos lo llevaron a alejarse de la institución y jamás volvió, ni para ver un partido. Pero la historia es innegable, el 10 que "jugaba por diversión", fue goleador, capitán y emblema en una etapa de Independiente, en la que si bien no llegó a ganar ningún título, dejó una huella imborrable.
Defensores del Oeste busca volver a ser
Por iniciativa de José Marchetta, ex entrenador de Independiente Rivadavia y allegado a Tito Romieux, comenzó a gestarse el renacimiento del club Defensores del Oeste, fundando en 1930. Entre los miembros creadores, estaba Lucio Romieux, padre de Tito. Dicha institución era identificada por su carácter social, por eso, Marchetta, quiso que el club volviera a funcionar para resurgir ese espíritu y trabajar con categorías formativas. Se buscará trabajar con chicos y chicas con discapacidad y bajo el lema "paremos la pelota", porque creen que el fútbol formativo se ha desvirtuado en la competitividad y la influencia de los padres.
Marchetta ya inició el proceso para obtener la personería jurídica y finalmente poder volver a ser parte de la Liga Mendocina de Fútbol