Esta técnica decorativa es muy llamativa y capta todo el protagonismo. En zonas de la casa como las habitaciones infantiles o juveniles, las buhardillas e, incluso, los salones, puede quedar realmente espectacular.
Puede parecer un trabajo difícil y digno de respeto. Sin embargo, existe una técnica que, si la aplicás con paciencia, puede dar resultados muy satisfactorios.
Recuerda que la superficie debe ser lo más lisa posible, y pintada de blanco para que no te cueste cubrir con los distintos colores.
Se trata de pintar el mural con ayuda de un proyector, el cual proyectará (valga de redundancia) el dibujo sobre la pared, permitiéndote copiar el contorno. Si podés conseguir un proyector digital, lo conectás directamente a la computadora donde tenés guardada la imagen, o también un proyector de transparencias, para el que previamente tendrás que imprimir las imágenes en papel de calcar.
Además, también podés optar por fabricar vos misma el proyector. Para ello sólo necesitás una caja. En un extremo tenés que pegar el dibujo, que previamente impreso en papel de seda o calcar, y, en otro extremo, ponés una luz de potencia alta. Eso sí, al ser casero, debés jugar mucho más con la distancia y la posición en la que ponés el proyector, para que la imagen no se deforme.
Además, si tu dibujo es muy sencillo, podés probar a imprimirlo en papel de seda a un tamaño inferior y pegarlo en una linterna. El dibujo se proyectará sobre la pared, aunque debés asegurarte que la linterna permanezca inmóvil mientras estés copiando la imagen.
Para copiar la imagen en la pared utilizá una carbonilla que te permitirá hacer trazos más seguros. Luego de que tengas copiado el contorno de la imagen, podrás empezar a pintar y rellenar con pinturas acrílicas.