El paseo la Alameda es uno de los pocos patrimonios ciudadanos que provienen de una Mendoza de principios del siglo XIX, y aunque hace casi 100 años que carece de álamos, y ha sido varias veces modificada, es un lugar pintoresco de la capital mendocina.
Muy comercial y con espacio para expresiones artísticas, el recorrido de varias cuadras, desde calle Córdoba hacia el norte, posee actualmente unas 150 tipas como árbol característico.
Lo llamativo del caso es que la mayoría de los árboles de la ciudad ya han florecido, pero la arboleda del tradicional paseo todavía no da sombra. Es que las tipas están afectadas por falta de riego adecuado, según algunos especialistas, o por exceso de este, como afirman los agrónomos del municipio capitalino, quienes también afirman que están afectadas por una plaga.
Cualquier visitante que recorra la zona podría pensar que esos árboles -cuyo nombre científico es Tipuana tipu- están secos y a punto de expirar, pero los especialistas anotician que florecerán en el bimestre noviembre/diciembre, pese al limitado tratamiento que tienen y a la falta de humedad.
Esta es una posición, pero la Municipalidad, a través de la Dirección de Paseos, afirma lo contrario y asegura que el único problema que tienen es una plaga (ver aparte).
Pero, ingenieros agrónomos, como Salvador Micali, vicepresidente de la Comisión Asesora de Defensa del Arbolado Público y miembro del Centro de Ingenieros Agrónomos de Mendoza (CIAM), advierten que esos ejemplares estarían mucho mejor si dispusieran de un riego eficiente, beneficio que ahora reciben con cuentagotas, según su apreciación.
De todos modos, aseguran que ese conjunto de árboles, originarios de la yunga boliviana, florecerá próximamente, exhibiendo su follaje un hermoso color amarillo oscuro."No están secos -explica Micali, por años profesor titular de la cátedra de Dasonomía de la Facultad de Ciencias Agrarias-, pero estos bellos ejemplares corren el riesgo de deteriorarse paulatinamente por la carencia de un riego adecuado".
Sostiene el investigador que el auxilio les podría llegar, si las tazas donde están implantados se regaran una vez por semana con un camión tanque, situación que evidentemente no se da.
Hay en el paseo una doble línea de tipas blancas. Unas están en medio de canteros con césped, a las que se supone les llega un poco más de líquido; y las restantes, en tazas, donde, por lo menos ayer, se apreciaba la sequedad de la tierra, señal de carencia absoluta de líquido.
Una "lluvia" particular
Los vecinos asentados en el área con vivienda o comercio, comentaron que en pleno verano se produce la "lluvia de las tipas", causada por un insecto y que produce una sustancia azucarada, que naturalmente ensucia el piso y los techos de los autos, además de cualquier objeto que se deje en las veredas, para el caso elementos de exposición de los negocios del sector. "Se trata -afirma Micali- de un problema menor comparado con la belleza del forestal en floración".
La consulta a los frentistas dio como resultado que, en general, todos soportan las "molestias" transitorias y se reconfortan con la sombra que estos aliados vegetales proporcionan.
Sandra Echegaray, del rubro mueblería, afirmó que los ejemplares "no se riegan muy seguido", y que "en los canteros falló el regadío por aspersión".
Paola Flores (31) dijo que ella se ocupa de dar agua al árbol que está junto a su puesto de venta. Y un vendedor de libros, cercano a calle Córdoba, se preguntó qué sería "este lugar sin la sombra protectora" de los grandes árboles.
Mala práctica
Otro militante de los forestales, el ingeniero Dardo Roberto Mur, opinó que "los árboles (y en este caso no solo las tipas de la Alameda), tienen menos suelo disponible, no sólo no tienen el agua que necesitan, sino que tienen carencia de oxígeno, y de esa forma el crecimiento y estado vegetativo no son de lo más saludables".
La dificultad para regar el arbolado es una materia que nunca termina de cerrarse en el ejido capitalino y en el resto del territorio. Pese a todo, se destacó que se ha podido ver nuevamente agua corriendo por algunas acequias de la ciudad, en forma regular.
Por otra parte, el ingeniero Dardo Mur señala una muy mala práctica de los mendocinos que debería erradicarse: el sellado en la vereda del espacio correspondiente a un árbol. Reportó, por ejemplo, dos casos en avenida Arístides Villanueva al 285, pero ocurre en otros lugares.
"De seguir con este ritmo -advierte- en pocos años perderemos la actual belleza de esta importante arteria de Mendoza; además, ya está perdiendo su estética y perspectiva porque están replantando con moreras en lugar de plátanos". El profesional se pregunta si no corremos el peligro de perder la armonía del paisaje urbano.