Un lugar que me gusta mucho es San Luis. De hecho soy puntana y viví allí hasta los cinco años, por lo que conozco muy bien El Trapiche, uno de los lugares preferidos para volver.
En 2005 con mi familia decidimos disfrutar de unas vacaciones distintas y nos hospedamos en uno de los cuatro hoteles en un pueblo ubicado en el extremo noreste de la provincia llamado Tilisarao (departamento Chacabuco), cerca de la frontera con Córdoba, llamado así por las sierras del mismo nombre que dominan el paisaje, de una zona más amplia conocida como Valle del Conlara.
Camino a Merlo, el pueblo, ahora con no más de seis mil habitantes, fue fundado en 1889 y su nombre significa "Tierra del maíz salvaje".
Tilisarao, paso a paso, luce como un pueblo congelado en el tiempo, con caseríos enormes del tipo colonial, con almacenes de ramos generales típicos de las esquinas, un casino llamado "Tropicana" pintado de naranja, su también pintoresco Club Sarmiento Juventud Unida, sus históricas iglesias, con habitantes paseando en bicicleta y con el movimiento cotidiano de gente amable, cálida y solidaria, donde realmente te podés relajar.
El hotel tenía un enorme patio central y una cantina abierta a todo público, que durante los horarios de las comidas se convertía en el epicentro de las reuniones, de las mateadas y las tertulias de media tarde para los visitantes transitorios.
A veces el menú incluía una oferta especial de la casa: un mix de pastas en un mismo plato preparado por una cocinera que se llamaba Inés. Canelones, ravioles, sorrentinos... un platón espectacular.
Parecía de cien años el hotel, con griferías antiguas y chorros de agua caliente que a veces funcionaban y otras no. Pero el servicio era bueno, estaba siempre muy limpio y ordenado y a esto le sumabas la calidez de los dueños y sus empleados.
Más allá del casco central de Tilisarao hay que dar un paseo por la enorme estancia colonial La Estanzuela, fundada en 1753 en manos de los jesuitas puntanos. Allí también se puede cenar o almorzar comidas típicas y hacer largos paseos por los paisajes de este gigantesco territorio.
En ese momento teníamos a mi hijita Julieta y aprovechamos conocer los alrededores
Si te quedás en Tilisarao podés diseñar un interesante circuito de recorridos por el valle que hacés por el día.
No te podés perder La Toma, pueblito conocido como la "Capital Nacional del Mármol Ónix"; la soleada Renca, con un pequeño balneario a la rivera del río Conlara que se enlaza con el camino al embalse San Felipe. Renca tiene también un legado jesuita -su capilla es una de las más longevas de la provincia-.
También podemos sumar a la muy antigua Concarán con sus historias de minería y Santa Rosa del Conlara, con su enorme parque.
Además, en los alrededores de las sierras, se ofrece otro paseo más exótico: visitar los yacimientos de arte rupestre, el más importante de la provincia o los petroglifos de la "Quebrada de la Totora", al que sólo podés llegar en compañía de un guía.
