Tilcara

Sobre la ruta nacional 9, rodeada de coloridos cerros y a orillas del río Grande, descansa Tilcara, la niña bonita de la Quebrada de Humahuaca, con una oferta turística donde su historia, su entorno natural, su arquitectura de fusión indoamericana y sus calles empedradas como las medievales europeas se ponen al servicio del viajero. Un lugar que hace de cualquier época del año la excusa perfecta para conocerlo.

Día

Desayuno: Cualquiera de los cafés que rodean la plaza es un excelente sitio para comenzar el día. Siéntese tranquilo y observe el despertar tilcareño. El mercado de artesanías que se dispone todos los días en la plaza marca el ritmo del inicio de una nueva jornada. Colores y texturas propiamente norteñas conforman una amplia gama de souvenirs, que va desde colorados pimentones de exquisito sabor y sonriente títeres hasta las prolijas mantas hechas en telar, pasando por collares y bolsos.

Desayuno: Cualquiera de los cafés que rodean la plaza es un excelente sitio para comenzar el día. Siéntese tranquilo y observe el despertar tilcareño. El mercado de artesanías que se dispone todos los días en la plaza marca el ritmo del inicio de una nueva jornada. Colores y texturas propiamente norteñas conforman una amplia gama de souvenirs, que va desde colorados pimentones de exquisito sabor y sonriente títeres hasta las prolijas mantas hechas en telar, pasando por collares y bolsos.

Almuerzo: Excelente atención y sabor autóctono hacen de El Nuevo Progreso 1917 (Lavalle 351) un lugar ideal para almorzar y recuperar fuerzas antes de continuar la jornada. Relájese y disfrute de la pausa mientras degusta algún plato andino. Opciones que incluyen cordero, llama, trucha, además de propuestas vegetarianas y carta de vinos. Desde $ 120 por persona, aproximadamente

Tarde: El Pucará (Fortaleza) es uno de los atractivos propios del lugar. El paisaje de cerros en las más variadas tonalidades -desde los violetas hasta los rojos, pasando por rosas y amarillos- converge con la historia de los habitantes originarios de la zona, que nos remite al período prehispánico. 
En este sitio se pueden apreciar viviendas, corrales y una zona dedicada a ritos religiosos. También ofrece una vista privilegiada y panorámica de los alrededores, con la confluencia del Río Grande y el Guasamayo incluida.

Noche

Atardecer: Sobre la calle Belgrano al 763 -cerca de a la plaza principal- se ubica el acogedor salón de té Casa de Champa que, con una amplia variedad de tortas caseras, es el refugio perfecto para los amantes de lo dulce. Tartas, wafles, brownies, galletas y mermeladas completan su tentadora oferta. Para beber: amplia gama de tés -blends incluidos- o chocolate caliente -servido en jarra- y café con posibilidad de repetirse. La Casa de Champa es un secreto a voces, por lo cual, acudir temprano o, en su defecto, con paciencia.  Abierto de martes a domingo de 8 a 12 y de 16 a 20. Desde $ 50, por persona aproximadamente.

Noche: Frente a la plaza, La Peña de Carlitos es un exponente indiscutido de este lugar. Lomo de llama, guiso de quinoa, humitas y cazuelas son sólo algunos de los platos regionales de su carta. La noche se completa con shows en vivo de música andina y folclórica. Un ambiente distendido y alegre hace de este lugar un clásico tilcareño. Desde $ 80 por persona, aproximadamente.

Dormir: Al pie del cerro, Patio Alto (Torrico 675, esquina Alverno) ofrece habitaciones singles, dobles y triples, así como departamentos, ideales para familia y amigos. Un tranquilo refugio donde rendirse al sueño. Desde $ 950 la noche con desayuno incluido, sujeto a temporada y disponibilidad. Consultas y reservas: www.patioalto.com.ar.

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