Manila. Medio millón de filipinos huyeron de sus viviendas debido a que pronósticos discrepantes respecto al curso de un peligroso tifón motivaron que una extensión amplia del país se prepare para un fin de semana de viento y lluvia.
Se espera que el tifón Hagupit -“colisión” en filipino- golpee la parte central de Filipinas a última hora de hoy, azotando partes de una región que fue devastada el año pasado por el tifón Haiyan, el cual dejó más de 7.300 personas muertas y desaparecidas.
El tifón recuperó fuerza anoche, pero meteorólogos dijeron que comenzará a debilitarse rápidamente al aproximarse a tierra.
“Tengo miedo”, dijo Jojo Moro, un sobreviviente de Haiyan. “Estoy orando a Dios para que no permita que nos golpee otro desastre; aún no nos hemos recuperado del primero”. El empresario, de 42 años, quien perdió a su esposa, hija y madre el año pasado en la ciudad de Tacloban, dijo que almacenó sardinas, fideos instantáneos, huevos y agua.
La agencia meteorológica filipina dijo que el tifón lleva vientos máximos sostenidos de 195 kph y ráfagas de 230 kph. El Centro Conjunto de Alerta de Tifones de EEUU, por su parte, reportó que Hagupit tiene vientos máximos sostenidos de 240 kph, con ráfagas de 296 kph.
Fueron suspendidos decenas de vuelos nacionales y servicios de transbordador entre islas. Aproximadamente medio millón de personas fueron desalojadas en las provincias de Leyte y Samar, incluida Tacloban, en esta ocasión con poca presión por parte del gobierno, dijo la secretaria de Bienestar Social Dinky Soliman.
Al menos 47 de las 81 provincias del país son consideradas potencialmente en alto riesgo ante Hagupit, dijeron funcionarios.