Tienen VIH y reciben contención e información a través de Facebook

La Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos busca generar un espacio entre pares en el que se estimula a continuar los tratamientos

Tienen VIH y reciben contención e información a través de Facebook
Tienen VIH y reciben contención e información a través de Facebook

Adolescentes y jóvenes de entre 15 y 29 años conforman el segmento que muestra un mayor  incremento en el número de diagnósticos de VIH desde 2010.

Así se desprende del Informe epidemiológico 2017 en Mendoza. Lo que observan en el Programa Provincial es que desde 2010 hay una tendencia a que el diagnóstico se efectúe en personas cada vez más jóvenes.

Y aquí viene la aclaración necesaria: esto no quiere decir que en términos generales sea este segmento el más afectado, sino que es donde más se detecta porque se realizan más testeos.

A estos jóvenes les tocó vivir en una sociedad con mucha más información, acceso masivo y gratuito a tratamientos y menos prejuicios.

Sin embargo, estos últimos no se han derribado del todo y la mirada social sigue condicionando conductas.

Por eso, entre quienes son VIH positivo, la adherencia a los tratamientos aparece como uno de los principales desafíos, ya que de algún modo los expone socialmente.

Por otra parte, de acuerdo con los relatos de varios de ellos, sobrellevar el diagnóstico no es fácil: el entorno no siempre comprende o ellos mismos tienen temores y lo ocultan.

Por eso, la contención aparece como un abrazo necesario y la posibilidad de expresar libremente inquietudes y encontrar respuestas se transforma en un sostén invaluable.

La Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos (Rajap) está conformada por jóvenes que viven con VIH y han encontrado en las redes el espacio necesario para el intercambio entre pares que atraviesan la misma situación.

Se trata justamente de una instancia de encuentro que les resulta natural a esta edad, por lo que eligieron Facebook como medio. Y crearon un grupo cerrado que además tiene sus propios códigos, entre ellos la confidencialidad: lo que allí se habla y quienes lo integran no puede salir del grupo.

La carga social

Sucede que una de las principales problemáticas que enfrentan estos jóvenes es la dificultad para comunicar lo que les sucede, por lo que muchos -especialmente adolescentes- optan por no contarlo.

Tal situación no resulta sencilla ya que viven con sus padres y tienen que ocultar la medicación y lidiar con sus consecuencias en soledad, tal cual señaló Franco Cabaña (25), coordinador provincial de Rajap.

“Conocemos el caso de un compañero a quien la madre comenzó a maltratarlo y dejó de hablarle cuando supo el diagnóstico”, contó.

Si bien destacan que el acceso al diagnóstico y tratamiento es universal, no siempre hay comprensión por parte de los profesionales.

“Muchos adolescentes nacieron con VIH y empezaron a atenderse en Pediatría en el ámbito público, donde es distinta la perspectiva, muchos ya deben atenderse con infectólogos de adultos  pero prefieren seguir con el pediátrico”, explicó en referencia ala forma en que reciben asistencia.

Agregó el caso de odontólogos que no quieren atenderlos. Para resumir dijo que muchos se manejan con derivaciones a los hospitales para evitar el contacto.

Pero también tienen que lidiar con la mirada social, que aseguran en Mendoza pesa más por su conservadurismo. Eso impacta en el tratamiento, ya que muchos abandonan por no querer hacer visible su situación en la sala de espera.

“Mueren 2.000 personas por año por enfermedades relacionadas con el Sida y eso tiene que ver con la discriminación”, sostuvo Matías Muñoz, coordinador administrativo de Rajap a nivel nacional.

La relaciones también se tornan difíciles para algunos: “Hay personas a las que les cuesta expresarlo y a otras a las que les cuesta relacionarse, conozco chicos que no han vuelto a tener relaciones desde el diagnóstico”.

Otra dificultad es la accesibilidad al ámbito laboral.

Acompañamiento

Carolina (21) es una mendocina que se unió al grupo, que en todo el país tiene unos mil miembros: “Me ayudó desde lo emocional y a retomar mi tratamiento, ya que me dieron información”, contó.

Es la misma percepción que tienen otros consultados, es la oportunidad de encontrarse con otros que viven lo mismo que ellos, algo que aseguran no encontrarán nunca en otro lado.

Plantean cuestiones legales y de derechos, consultan sobre las consecuencias de la medicación, accesibilidad a tratamientos, sensaciones, preocupaciones, inquietudes. Reciben la respuesta de quienes ya han pasado por lo mismo, avalados por la experiencia pueden ser un aporte. Dan recomendaciones e informan.

“El grupo es lo más contenedor posible, publicás algo y en un día tenés fácil 20 mensajes de apoyo que además te cuentan sus experiencias”, relató Leandro Gamez (25).

Agregó que si bien al principio le resultaba algo incómodo, luego entró en confianza y ahora está convencido de reiniciar el tratamiento que abandonó tantas veces.

“Es muy importante contar con las redes teniendo en cuenta la población a la que apuntamos”, dijo Matías quien sostuvo que la unidad del grupo es esencial. Destacó que es fundamental cuidar la privacidad de las personas y que aceptan sólo a quienes están identificados y luego de una charla.

Los jóvenes se testean más
El segmento más afectado por VIH es el adolescente-adulto, es decir quienes tienen entre 15 y 59 años.

Tiene esta edad  96% de la población mendocina con VIH y fue diagnosticada en los dos últimos años cerrados (2015 y 2016).

“Dentro de este rango etario la mayor participación es de las personas mayores de 30 años”, explica el Informe epidemiológico 2017 de la situación del VIH/sida en Mendoza.

Y agrega que esta tendencia se sostiene desde 2010, desde cuando se aprecia un aumento de los porcentajes de menores de 30 años con respecto a los mayores de esa edad.

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