Hasta el momento, no existen publicaciones en la literatura médica sobre la relación entre el Covid-19 y el síndrome de Down. Por lo tanto, la información que podemos brindar a la población con síndrome de Down y a sus familias está basada en el conocimiento general del Covid-19, que es por cierto muy dinámico dado que es una enfermedad nueva que se desarrolla en el contexto de una crisis mundial, y en el conocimiento específico que tenemos sobre el síndrome de Down y sus condiciones asociadas.
Hasta donde sabemos, las personas con síndrome de Down se contagian con el coronavirus con la misma frecuencia que la población general, aunque aún no está claro si el síndrome, por sí mismo, predispone a tener una forma más grave de Covid-19.
Al igual que el resto de la población, el riesgo de desarrollar formas graves de Covid-19 es mayor para quienes tienen más de 60 años y/o ciertas enfermedades crónicas. Sin embargo, debido a que las personas con Síndrome de Down presentan un envejecimiento precoz, probablemente debamos considerar a las personas con síndrome de Down como individuos de riesgo a edades algo más tempranas.
Este envejecimiento precoz o acelerado hace que las personas con síndrome de Down puedan experimentar algunas condiciones o enfermedades que en la población general se presentan a edades más avanzadas, como la enfermedad de Alzheimer. La demencia por enfermedad de Alzheimer es una condición frecuente en adultos mayores con síndrome de Down. Según la opinión de los expertos, la demencia por sí misma no aumenta el riesgo de contraer Covid-19.
Sin embargo, las conductas relacionadas con la demencia, la edad avanzada y las habituales condiciones de salud que a menudo acompañan a la demencia en su fase avanzada – como los problemas de deglución y neumonía por aspiración- sí pueden aumentar este riesgo. Además, las personas con Síndrome de Down y demencia pueden tener dificultades para comprender y aprender las medidas de higiene y distanciamiento social que previenen el contagio, así como para comunicar los síntomas en caso de tenerlos. Por eso, es necesario que los cuidadores estén atentos y vigilantes, ya que los adultos mayores con Síndrome de Down y demencia tendrán menor tendencia a tener tos o fiebre, y en cambio más probablemente presenten cambios bruscos de conducta (por ejemplo, aumento de su confusión, agitación o quedar completamente inactivos).
Por otra parte, es muy importante planificar con anticipación una estrategia para garantizar el cuidado de la persona con síndrome de Down en caso de que su cuidador se enferme, ya que incluso en casos leves, deberá separarse temporariamente de la persona a la que brinda apoyo y cuidados.
* Lucía Pertierra, médica neuróloga (MN 141.138). Servicios de Neurología Clínica, Neurootología y Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de Fleni.