Dos mujeres de 80 años están al frente de la Unión Vecinal de Pedro Molina, Guaymallén, y ambas proclaman que, lejos de pensar en el retiro, quieren seguir apostando al trabajo comunitario.
Es el caso de Lucía Teresa Binato, en el cargo de presidenta, quien fuera modista en su época laboral, y la ex docente Rosa Isabel David, secretaria, de 82 años y 81, respectivamente.
Tanto Lucía como Rosa son acompañadas en la gestión por el tesorero, David Santiago Mutti (80), y un puñado de gente joven que es la renovación que se prepara a futuro.
Las dos damas comenzaron a militar hace más de 38 años y no abandonaron nunca la participación. Cuando empezaron eran tiempos del último proceso militar y se fundó la vecinal para conseguir los primeros servicios para la amplia barriada de Pedro Molina. "Había que remplazar la luz incandescente de las calles y colocar el gas natural; ésas fueron nuestras primeras tareas", refirió Lucía. Con el paso del tiempo, la zona consiguió las prestaciones básicas, pero la vecinal no se cerró.
Hace 27 años los vecinalistas compraron un terreno pequeño en la intersección de calles Aristóbulo del Valle y Vicente López, al oeste de calle Mitre y al oeste de Pedro Molina, con el propósito de hacer la sede propia.
El tiempo fue pasando y la meta no se conseguía. Mientras tanto, las reuniones de comisión se realizan en la casa de Lucía.
Las cosas cambiaron a principio de este año, cuando la vecinal consiguió que la Municipalidad de Guaymallén aprobara la construcción de una moderna sede, que se inaugurará antes de fin de año.
El edificio tiene 100 m2 cubiertos, con oficina para la administración, sanitarios (incluido uno para personas con discapacidad), un salón de usos múltiples de 9 m de ancho por 8 m de largo, y una cochera. Toda la propiedad está escriturada a favor de la vecinal y ésa es otra de las satisfacciones de las 2 entrevistadas.
Lucía trabajó por casi 6 décadas en el tradicional oficio de costurera de barrio, y recién hace 3 años, por problemas en la vista, dejó de coser.
"Tuve que empezar temprano, cuando tenía 18, al morir muy joven mi papá y tener que ayudar a mi madre a criar a 3 hermanos más chicos", relata la titular de la organización.
Por su parte, lo de Rosa fue enseñar en la primaria por más de 30 años, hasta jubilarse en la escuela Nemesio Quiroga, en el tradicional distrito de Guaymallén.
La primera conexión con la dirigencia vecinal fue cuando ambas, que eran amigas, fueron invitadas a participar en los problemas barriales, citadas por Dino Andreoni (el primer titular de la vecinal), Claudio Paz y Pedro Casé. "Cuando fui a la primera convocatoria me encontré con que era la única mujer (después ella invitaría a Rosa) y ahí comenzó mi participación en las entidades".
Las primeras cosas que hicieron los vecinalistas fue colocar 345 luminarias a gas de mercurio, lograr el gas, la apertura y pavimentación de calles, entre otras mejoras para una jurisdicción de 35 manzanas que comprende la organización barrial. Hasta consiguieron llevar agua domiciliaria a sectores más carenciados del territorio.
El tiempo pasó, las necesidades, a grandes rasgos, se fueron cubriendo, pero quedaba pendiente como un objetivo de toda la vida tener un techo propio para reunirse y deliberar. Tras la adquisición del predio, la obra de construcción ya está casi finalizada. "No está decidido qué haremos en ese local, pero seguro que será útil para la comunidad. Podremos ofrecer conferencias, especialmente de profesionales de la salud, y seguramente daremos cabida a los jóvenes y las personas mayores", razonó la presidenta de la vecinal.
Reconocieron que detrás de los 'abuelos' de la institución, hay un puñado de jóvenes, con los que se complementan muy bien. "Ellos son el futuro, la continuación de la tarea que hemos realizado hasta ahora", afirmaron las dirigentes, y nombraron en ese lote de menor edad a José Binato, María de Lourdes Fernández, Juana Grillo y Ricardo Paniagua, entre otros.
-¿Y uds. qué dicen a los jóvenes o a quienes no se animan a participar comunitariamente?
-Es una vocación, hay que sentirlo, pero también se puede acceder de a poco, involucrándose de menor a mayor. Por la comunidad se puede trabajar de muchas maneras porque no hay que olvidarse del lugar donde se reside y que puede ser mejorado.
Las señoras fueron distinguidas por el Gobierno provincial, en el Día Internacional de la Mujer, "por su compromiso con la comunidad y ser constructoras de dignidad y justicia". El municipio de Guaymallén también reconoció su entrega hacia los demás en 2012.
Las dos militantes se tomarán un descanso forzado en la vecinal por razones de salud: Lucía debe colocarse un marcapasos y la maestra será operada de una rodilla. "Apenas nos den el alta, seguiremos trabajando", prometieron.
Tareas en el Club Pedro Molina
Las 2 dirigentes también están vinculadas al Club Social Pedro Molina, que data de 1931. Esta entidad estuvo a punto de perderse hace un tiempo por un juicio laboral y muchos vecinos se iban a quedar sin sus prestaciones, incluidas la atención sanitaria, ya que allí funciona el centro de salud René Favaloro.
La comuna de Guaymallén se hizo cargo de la deuda y, el espacio que brinda actividades diversas, continuó en carrera.
En esa entidad trabajan las 2 vecinas, aunque Rosa debió resignar su colaboración por razones de salud. Lucía cumple actualmente tareas de coordinadora y todos los sábados concurre para atender los requerimientos de 70 chicos que se reúnen allí para jugar y para hacer gimnasia y a los que se les brinda una merienda.
