“El que va siempre a ver a Boca, al Panadero lo conoce al menos de vista”, repiten una y otra vez diferentes hinchas que siguen al Xeneize. El principal responsable de la cruel y repudiable agresión es una cara familiar en las tribunas
. Las primeras fotos que se conocieron de él fueron con los colores del club en la Libertadores 2003, cuando viajó a Brasil para vibrar con el triunfo por los octavos contra el Paysandú de Pedro Iarley.
Bien cerca del plantel en cada oportunidad -de hecho, se lo vio en una foto junto a Bianchi en un hotel-, Napolitano nunca dejó de estar con Boca tanto de local como de visitante. Incluso en la actual edición de la Copa, en la que el equipo quedó eliminado a causa de una agresión que él perpetuó junto con otros cómplices que desde la institución ya identificaron. El Panadero fue el primer nombre señalado apenas sucedió el lamentable hecho.
Marcado como integrante de listas opositoras al actual oficialismo como las de Digón y Berardi, sus vínculos con los distintos rincones que conforman el club dan escalofríos. A tal punto llegan sus estrechas relaciones que le otorgaron un privilegio que pocas personas pueden tener: ver un partido detrás de la línea de cal: el 17 de marzo pasado, Boca visitó al Zamora de Venezuela y el Panadero estaba detrás de los carteles. ¿Cómo llegó el barra que arruinó el partido más importante de la última década a esa posición en la cancha?
¿Quién es el responsable de darle el pase libre? ¿Hasta dónde llegan sus contactos?
