Ramón Abdala: De odontólogo existoso a maratonista

Ramón Abdala, de 70 años, era un odontólogo exitoso pero dejó su profesión y se dedicó al deporte y a la “espiritualidad”.

Ramón Abdala: De odontólogo existoso a maratonista
Ramón Abdala: De odontólogo existoso a maratonista

Son las 4 de la tarde con 40 grados de calor en el vientre de la selva amazónica de Brasil. Un grupo de ultramaratonistas recorre el sendero de tierra que se abre en el medio de la espesura verde. Adelante, a unos 50 metros, un perro sin raza se rasca.


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

Del costado del camino aparece un jaguar de grandes dimensiones que se abalanza sobre el perro, le muerde el pescuezo, lo zamarrea y se vuelve a introducir a la espesura con su presa. A 40 metros, uno de los corredores ha sacado la foto de la cacería. Al lado del corredor-fotógrafo está el mendocino Ramón Abdala. Ambos, algo temerosos, siguen corriendo. Así lo indica el reglamento de la Jungle Marathon 2016.

Ramón Abdala, hasta sus 50 años, fue un odontólogo exitoso de la Ciudad de Mendoza: "hasta que un día decidí cambiar nivel de vida por calidad de vida". Hoy tiene 70 y un cuerpo no parece envejecer. Desde su mitad de siglo ha corrido 60 maratones internacionales y más de 30 ultramaratones, en lugares como los Alpes Europeos, el Mar Muerto, el desierto de Gobi (entre varios desiertos más), la muralla China, el Amazonas, "y muchos otros lugares del mundo que nos llevaría toda la nota", advierte.


    En Namibia desierto de Kalahari corrió 160km en el año 2007 - Gentileza / Ramon Abdala
En Namibia desierto de Kalahari corrió 160km en el año 2007 - Gentileza / Ramon Abdala

En su no muy grande departamento del Centro, donde vive solo, y rodeado de fetiches que tienen que ver con su condición de corredor como remeras enmarcadas entre vidrios con las que corrió por las geografías más agrestes, el doctor Abdala planifica  su nuevo viaje: "En esta semana me voy a Chihuahua, México, a correr de nuevo".

Clic

El click en su cabeza, cuenta, comenzó con la muerte de su madre que falleció después de una agonía lenta, una muerte enmarcada en remedios e internaciones hospitalarias. "Entonces me dije: yo me voy a cuidar, mientras más me cuide voy a estar en mejor estado y voy a vivir más y mejor". Y eso hizo.

Cuando cumplió los 50 años, "y después de haber hecho buenas inversiones que me permitían vivir bien sin la odontología, empecé a pensar en correr de un modo profesional. Cerré el consultorio, regalé todos el mobiliario y me anoté en mi primera maratón, la de Nueva York".  Desde entonces no paró.

"Empecé a correr por el Parque San Martín –que es como el patio de mi casa- para transpirar el estrés. Me di cuenta que si vos tenés un problema que pesa 100, cuando volvés de correr pesa 40".


En Sahara corrió 120km, en el año 2005  | Gentileza / Ramon Abdala
En Sahara corrió 120km, en el año 2005 | Gentileza / Ramon Abdala

Hay en muchos de los que abrazan el running de alto riesgo, algo más que lo meramente deportivo que tiene que ver con la consabida vida sana. "Yo profeso la filosofía budista, no creo en Buda, pero si en sus preceptos: la vida libre de sufrimiento y el estado mental de aquí y ahora. Además soy un corredor minimalista: no uso calzado especial y muchas veces corro descalzo, uso remeras de algodón, ando sin reloj; me manejo con mi mente manejada por mí: respiración constante y visión ampliada. Buda me enseñó el camino". Debe ser verdad, a los pies de su cama de dos plazas, Ramón ha montado un pequeño templo budista donde medita una hora por día.

"Una jornada para mi comienza a las 4 de la mañana, después de meditar voy a entrenar al Parque; todo corriendo porque no uso auto".

El odontólogo, para que en su cuerpo no se encuentre ni un gramo de grasa, come una vez por día: "semillas, frutas y verduras es mi comida fuerte al mediodía; durante la jornada puedo un beber té con pan integral, por ejemplo. Soy vegano naturista". La rutina física se repite 6 días a la semana: "los lunes, como los peluqueros, descanso".


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

Dinero por riegos

En todas las ultramaratones que Ramón se inscribe, además de mostrar la aptitud física, hay que pagar una buena suma de dinero, costearse el viaje y hasta la comida. En el caso de la Jungle Maraton del Amazonas, que no se trata de una carrera en si misma sino de una corrida por la supervivencia: "Nos dan poco agua, tenemos que pasar por pantanos de aguas marrones donde no sabés qué estás pisando y nos hacen dormir, por ejemplo en una reserva de jaguares. Por más que contamos con asistencia médica, te hacen firmar una declaración jurada en la que vos reconocés que tu vida está en riesgo y que accedés igual a la competencia".


    Gentileza / Ramon Abdala
Gentileza / Ramon Abdala

Hay, a simple vista, un raro deseo de pagar para sufrir. "No se trata de eso; se trata de un desafío a tus propios límites; muchas veces uno dice: no puedo; y en esos casos, con un buen entrenamiento, claro, uno de da cuenta de que sí puede. Esa convicción se aplica a otros planos de la vida. Pero hay que correr para comprobar eso".

Otra vida

Desde que dejó su vida de 'ciudadano común', Ramón, ayudado por el budismo se dijo: "no voy a dejar sueño sin realizar". Así también se inscribió en la facultad de Artes "hago cuadros hiperrealistas que no vendo, son para mí"; estudia música, "ahora viene mi profesor de percusión".

Y por sobre todo, se ha sacado de encima muchas cosas que cuestan mucho dinero y no está claro que sirvan demasiado: "No tengo televisión, no tengo obra social, no voy al médico hace 20 años (la medicina tradicional es un negocio de la salud), hace 20 años que no piso un supermercado (allí se venden sustancias comestibles, no alimentos), no leo diarios ni tengo radio, escucho música espiritual y no leo libros a menos que sean de algo vinculado con mi mundo".


    Gentileza / Ramon Abdala
Gentileza / Ramon Abdala

Ramón tiene conexión a internet "para anotarme en las competencias" y un iphone "que reviso una vez por día". Tampoco tiene ni tuvo esposa ni hijos. "Lo que hace mi vida más sencilla; no le debo explicaciones a nadie".

Mientras espera a su profe de percusión, el altramaratonista arregla todo para su próximo viaje. "A una tribu de indos en Chihuahua en México. Se corre descalzo, como me gusta a mí".

Tiene como ídolo al maratonista indio, Fajua Singh: un hombre que a sus 100 años ingresó al Guinnes después de correr la maratón de Toronto. Ramón mira la foto del anciano y dice: "yo quiero llegar a los 100 y correr una maratón de ese tipo. Lo voy a hacer", asegura. Tiempo le sobra para llegar a los 100; tiene apenas 70 y, dice, "me siento mejor que cuando tenía 30".


    Gentileza / Ramon Abdala
Gentileza / Ramon Abdala

El secreto

A la hora del ocaso, en el desierto de Sahara, en medio de médanos que el viento ha peinado de modo zigzagueante, Ramón Abala, que lleva cuatro horas corriendo, se detiene al llegar a la cima de una duna; la temperatura ha bajado: 38 grados. El sol es suavemente deglutido por esas montañas de arena y transforma el dorado del paisaje en un  rojo vehemente.

Contiene su respiración para presenciar el silencio que es tal que solo escucha su latir de corazón. "En esta inmensidad, en este silencio, está el secreto" se dice Abdala, toma unas fotos y sigue corriendo.


    Ignacio Blanco / Los Andes
Ignacio Blanco / Los Andes

Ultramaratón: distancias de hasta 160 kilómetros 

Una ultramaratón (también llamada distancia ultra) es cualquier evento deportivo que incluya una carrera a pie de recorrido mayor que la maratón tradicional de 42.195 metros. Hay dos tipos de ultramaratón: lAs que cubren una distancia determinada y los acontecimientos que tienen lugar durante un tiempo específico (ganando el que cubra la mayor distancia en ese lapso de tiempo).

Pueden cubrir distancias de 50 a 160 kilómetros. Otras distancias o tiempos incluyen carreras de 24 horas O de varios días, especialidad conocida como "multiday", que pueden llegar a cubrir distancia de 1.000 kilómetros, como la carrera más larga del mundo: 3.100 millas en  Nueva York.

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