Una típica discusión entre primos, uno de ellos que -preso de la bronca- le dice al otro que es adoptado y este chico de 10 años que, aun sabiendo que en esos momentos uno es capaz de decir cualquier cosa, le pregunta a su madre si efectivamente lo es. “Con mucha cintura y destreza, mi mamá lo negó rotundamente. Pero a mí me quedó la duda desde ese momento”.
Con 43 años, Rodrigo Marthi tiene un gran objetivo en su vida, de esos que naturalmente se posicionan por encima de cualquier otro: dar con su madre biológica. Aquello que se inició con un comentario iracundo en medio de una pelea entre chicos, es hoy lo que lo desvela.
“Me quedó grabado eso y cuando fui creciendo empecé a buscar. De adolescente nunca encontré una foto de mi mamá embarazada. Incluso en la partida de nacimiento figuro como hijo natural, inscripto con el apellido de mis viejos adoptivos y como su hijo biológico. Pero cuando tenía 33 años, mi padrino (NdA: el hermano de su madre 'del corazón'') me confirmó muchas cosas. Hasta me dijeron que ella se paseaba con un almohadón fingiendo el embarazo antes de que me recibiera. Aparentemente estaba todo planificado con tiempo, no fue nada fortuito. Hasta el matrimonio que me iba a recibir estaba acordado ya”, siguió el diseñador gráfico.
“Fue un golpe enterarme. A veces uno está convencido de algo y se mete en la búsqueda, pero eso no quita que algo te sorprenda. La verdad que confirmarlo dolió mucho”, agregó.
Sus padres adoptivos fallecieron en 2010 (padre) y 2015 (madre) y fue justamente este último episodio lo que lo llevó a continuar con la búsqueda.
“Es algo que hago por los 3 (ellos dos y yo). Dentro de la poca información que tengo sobre mi madre biológica, sé que vivía en San Luis, que teniendo entre 18 y 20 años se vino a Mendoza embarazada a darme a luz, que estudiaba la carrera de Farmacia y Bioquímica y que la partera que la asistió era familiar de ella. Mi tío me contó que su familia intervino para que me diera a otra familia”, siguió.
Las posibilidades son variadas, al igual que las ramas en que puede bifurcarse de ahora en adelante la historia. Pero eso parece no importarle a Rodrigo.
“Quiero decirle a mi mamá que la estoy buscando, quiero que me conozca a mí y a sus nietos. Reconstruir nuestra historia, sin reproches. Yo me pongo en sus zapatos y no debe haber sido fácil: tener que venir a Mendoza como madre primeriza, no compartir el embarazo con su familia. Tengo que buscarla en función de lo positivo, pensando que está viva. Y si la vida nos permite seguir en el camino juntos, genial. Si no, también está bien”, agregó Marthi, quien fue más allá: “Quiero que sepa que todo salió bien, que tuve una familia que me cuidó y me dio todo”.
Buscando la identidad
Rodrigo está casado, tiene 2 hijos de 10 y 8 años y toda su familia lo apoya en esta cruzada. “Me acompañan. Mis hijos no tienen esos prejuicios que uno tiene, y a ellos hasta les duele que yo no conozca a mi mamá”.
Según el rompecabezas que ha podido ir rearmando Marthi -y dentro del cual ha sido fundamental el aporte de su padrino-, nació en mayo de 1973 (dato que figura en su partida de nacimiento). “Hoy mi mamá debería tener entre 60 ó 65 años, porque quedó embarazada muy joven. Aparentemente llegó en 1973 y estaba estudiando Bioquímica en San Luis. He intentado acceder a la documentación de la Universidad Nacional de San Luis, pero no ha sido fácil. Igual me he podido contactar con una bioquímica que estudió en aquella época allá y me está ayudando también”, rememoró.
Dentro de la historia que todavía está en reconstrucción, asoma un nombre que Marthi considera clave: el de la partera que -le dijeron- asistió a su madre cuando dio a luz. “Ana Prolongo de Pérez es quien firma el certificado de nacimiento. Según la historia de mi tío, ella es familiar de mi mamá. El tema es que esta mujer falleció el mismo año en que nací yo. Pero me he podido contactar vía Facebook con personas que me vincularon a los hijos de esta mujer. La verdad es que todos me han ayudado mucho”, continuó.
En lo que a redes sociales se refiere, el primer posteo de Facebook en el que Rodrigo hace pública su búsqueda fue compartido 900 veces sólo el primer día, mientras que actualmente supera las 7.000.
“Había dejado la búsqueda en stand by porque no me sentía con la madurez suficiente. Pero en 2007 la retomé de forma más específica, aunque en silencio. Desde ese momento estuve buscando por internet. Me mantuve en silencio y solitario durante años, buscando por mi cuenta. Pero en Facebook encontré la página Completando mi historia, administrada por una mujer que está en una situación muy similar a la mía. Acá se comentó y compartió mucho la historia. También pertenezco al colectivo Mendoza por la verdad, y es un apoyo muy importante. Me ayudan mucho”, acotó.
El 26 de enero de este año fue cuando explotó en su interior la necesidad de conocer su identidad y hacer pública su causa. Desde ese momento han ido apareciendo distintas alternativas que ha podido aprovechar. Incluso está por viajar a San Luis, siempre detrás del mismo rastro.
Nunca caminarás solo
Desde el primer momento su esposa y sus hijos acompañan a Rodrigo. “Mi esposa es un pilar extraordinario. Fue la primera a quien se lo conté. Muchas veces es vital poder tener alguien con quien compartir estas cosas. Hasta te saca un peso de encima. Me gusta alentar a la gente a que se libere de esa carga y entienda que no es culpa de uno. Ni tampoco hay que quedarse en echar culpas”, siguió el diseñador domiciliado en El Challao, Las Heras.
“Mis viejos (los adoptivos, aunque no haya existido un proceso formal de adopción) cometieron un error, es cierto. Pero no puedo culparlos por nada. Les estuve siempre agradecidos. Es difícil ponerse en sus zapatos, en los de mis padres biológicos y hasta en los míos. Al margen de que sepa qué pasó, siempre los voy a considerar mis padres. En lo que respecta a la búsqueda de mi madre biológica, intento no frenarme por ningún tipo de complejo: puede que no viva acá, puede que no esté viva, puede que no quiera saber nada de mí. Pero yo me muevo en base a mi intención”, agregó.
De hecho, hasta aclara que es necesario separar el tema de adopción con mala fe. “Estoy seguro de que en este caso el cómo se dieron las cosas no involucra mala fe. Todas mis acciones apuntan a encontrarnos, simplemente. Sin reproches ni nada”, sintetizó.