Martin está en un departamento de Lima sentado y emocionado. Se mueve inquieto en un sillón 'tapizado' con camisetas de Godoy Cruz. Solo faltan pocas horas para que se concrete un deseo que los desvela desde hace años: alentar desde las tribunas a su querido Tomba.
La travesia no fue fácil. Martín tiene 10 años y es canadiense. Viajó desde Toronto junto a su padre Martín (39) y su padrino Lucas (36), ambos mendocinos radicados en el país del norte desde 1999.
Los Portillo, oriundos del departamento de Godoy Cruz, lograron echar raices en Toronto donde montaron una empresa de construcción.
Pese a la distancia, y a las diferentes costumbres, nunca se olvidaron del Expreso. José, abuelo del pequeño Martín, jugó en la reserva del Tomba y, junto a su familia, "exportó" a Toronto la pasión por el bodeguero.
El abuelo José falleció en 2013 pero en la casa canadiense de los Portillo se sigue respirando fútbol.
"Martín nos vuelve locos. Todo el día habla de Godoy Cruz, es más fanático que nosotros. En la cebecera de su cama tiene una bandera del Tomba de 2x2", reconoce Martín padre en diálogo con Los Andes. Su padrino Lucas asiente con su cabeza.
El tombino canadiense armó su valija con todas prendas azules y blancas. "Y eso que dejó muchas camisetas en Toronto", remarca Lucas.
Martín juega al fútbol en Canadá, "es un 5 con autoridad", dice su padre.
En la tele justo repiten un caño que tiró Agustín Manzur en la reserva del Expreso. Martín lo festeja y dice: "Es la primera vez que voy a ver al Tomba. En 2017 (estando en Mendoza) iba a ir a un partido amistoso contra Boca, pero me dio fiebre y no pude", recuerda.
La idea de viajar desde Toronto para ver al bodeguero en la Copa Libertadores siempre rondó en la cabeza de Martín padre. Pero fue Javier, un amigo mendocino, el que lo 'agitó' desde 6.200 kilómetros de distancia mandándole una foto con el pasaje ya comprado a Lima. "Cuando recibí ese mensaje dije 'listo, nos vamos a Perú", reconoce.
Asi fue que Martin padre e hijo y Lucas se subieron a un avion en Toronto y ,tras una escala en Nueva York, llegaron a la cuna del pisco.
"Mi ídolo es el Morro. Amo cómo juega", confiesa el pequeño, aunque asegura que quiere llevarse una prenda de cualquier jugador a Canadá. "Fuimos al hotel, me firmaron una bandera de Canadá y me saqué fotos pero no conseguí nada. Quiero aunque sea una medias de recuerdo. Esto no me lo olvido más", finaliza Lucas, el fanático tombino canadiense. Pero se despide al grito de: " Go, Tomba go".