Tiempo para resetear, reconfigurar, recalcular

El pedido del papa Francisco coincide en parte con el mensaje de los representantes de los diferentes credos que se profesan en todo la Argentina.

Tiempo para resetear, reconfigurar, recalcular

La celebración de los 200 años de la Declaración de la Independencia se presenta como un tiempo para resetear, reconfigurar y recalcular la vida de los argentinos desde los valores fundantes de la Patria. Tiempo para situarse, para reelegir, porque tal vez, advierten referentes eclesiásticos, las cosas no están del todo bien.

Tiempo que lleva al papa Francisco a reclamarle a sus compatriotas que sellen heridas, se reconcilien, fomenten la cultura del encuentro, el diálogo y la amistad social. Tiempo para que el pontífice advierta que la Patria no puede venderse y exhorte a estar cercar de los argentinos “más llagados” por la pobreza, la desocupación y las “esclavitudes” modernas de la trata y la droga, además de pedirle a Dios que defienda a Argentina “de todo tipo de colonizaciones”.

Tiempo para que obispos católicos, pastores cristianos y referentes comunitarios judíos y musulmanes, coincidan en llamar a reeditar aquel acuerdo independentista surgido de las diferencias, pero en el que la unidad primó por sobre la diversidad y el todo fue superior a la parte.

Independencia que compromete a todos a construir la Patria. Esa Patria -afirman- que es uno, pero también el otro. Esa Patria que invita a ir a la par, a salir e ir a las “periferias existenciales” como predica el Papa. Esa Patria que exige formar la conciencia de pueblo y comunidad con criterios de argentinidad: verdad, justicia, memoria, fraternidad, caridad, paz, libertad, reconciliación.

“Es bueno que los argentinos sepamos como legado de estos 200 años de la Independencia, construir una Patria fraterna, más unida, que es lo que estamos un poco en deuda con nosotros mismos. Tenemos una deuda de encuentro entre los argentinos para potencializar todo lo que tenemos, y por eso tenemos que saber encontrarnos”, reflexionó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo.

Sociedad democrática e independiente que también, sostiene el rabino Daniel Goldman, debe ser una sociedad “decente”, sin personas humilladas. Una sociedad en la que todavía, asegura el referente islámico Omar Abboud, hay que independizarse de los “males” de la pobreza, la exclusión, el narcotráfico.

Luces y sombras de 200 años de historia que llevó al Episcopado a escribir un documento con un título significativo: “El Bicentenario. Tiempo para el encuentro fraterno entre los argentinos”. Texto que los obispos consideran “programático” para la Iglesia de los próximos años en una Argentina que, advirtió monseñor Arancedo, “siempre se está construyendo y necesita del protagonismo de todos”.

La reflexión episcopal subraya proyectos y esperanzas, y alerta sobre “males” y deudas sin saldar. “Una gran deuda es el encuentro, pensar juntos y no levantarnos de la mesa del diálogo rápidamente, aunque nos separen ideas e ideologías”, exigió el cardenal Mario Poli al presentar el documento.

“Muchas deudas tenemos los argentinos y tienen que ser el disparador en orden a fomentar actitudes que permitan alcanzar esa mayor equidad, es solidaridad y también, porque no decirlo, la reconciliación, que nos habla de una actitud que no es borrón y cuenta nueva”, fundamentó Arancedo.

En el marco de la celebración de los 200 años del proceso independentista, la Iglesia subraya en el documento sus preocupaciones sociales, reclama una agenda ecológica, reivindica la educación pública y los derechos de los pueblos originarios, pero sobre todo condena la corrupción generalizada.

Delito que los obispos rechazan como “llaga putrefacta de la sociedad”, porque alcanza y salpica a todos, incluso a sus integrantes. Por lo que el Episcopado se vio obligado a hacer un mea culpa a raíz del escándalo por el caso del ex funcionario kirchnerista José López que intento esconder casi 9 millones de dólares en un monasterio.

El Papa advirtió que a la Patria no se la puede vender

El papa Francisco advirtió que a la Patria, como a la madre, "no se la puede vender" y expresó su solidaridad con los "hijos más llagados" del país, entre ellos los que viven en la indigencia, no tienen trabajo, son víctimas de la trata de personas o sufren el flagelo de la droga.
El pontífice expresó su cercanía y oración con todos los argentinos mediante una carta por el Bicentenario de la Independencia remitida al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo.

“Los argentinos usamos una expresión, atrevida y pintoresca a la vez, cuando nos referimos a personas inescrupulosas: ‘Éste es capaz hasta de vender a la madre’; pero sabemos y sentimos hondamente en el corazón que a la Madre no se la vende, no se la puede vender... y tampoco a la Madre Patria”, sostuvo.

Y agregó: “De manera especial quiero estar cerca de los que más sufren: los enfermos, los que viven en la indigencia, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo y pasan todo tipo de necesidad, los que son o fueron víctimas de la trata, del comercio humano y explotación de personas, los menores víctimas de abuso y tantos jóvenes que sufren el flagelo de la droga. Todos ellos llevan el duro peso de situaciones, muchas veces límite. Son los hijos más llagados de la Patria”.

Francisco dijo a los jóvenes que “no jubilen su existencia en el quietismo burocrático en el que los arrinconan tantas propuestas carentes de ilusión y heroísmo”.

Por último, el Papa pidió a Dios que “bendiga nuestra Patria, nos bendiga a todos nosotros; y a la Virgen de Luján que, como madre, nos cuide en nuestro camino” y repitió su muletilla desde que inició su pontificado: “No te olvides de rezar por mí”.

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